Capítulo 35

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Maratón Parte III


Zayn: Qué llevas debajo de ese vestido?

De nuevo, estaba actuando como si no pasara nada mientras miraba su teléfono y escribía su respuesta. Parecía que se estaba tomando su tiempo mientras respondía, pero enseguida lo entendí cuando mi móvil vibró. En vez de un mensaje, había un link.


Dios mío. El link me llevó directo al website de La Perla, con una foto de las bragas exactas que llevaba puestas. Maldita sea, esa tira tan delgada de satén y encaje parecía tan fácil de arranc…

-“Zayn? Estás bien?”-La voz de mi padre irrumpió mis pensamientos y levanté la barbilla para mirarlo. Cinco pares de ojos me miraron, incluidos los de _____. Vaya actriz.

-“Por supuesto.”-respondí, quitándole importancia con un movimiento de mano-“Solo estaba comprobando mis correos.”-Más tranquilo, asintió con la cabeza y volvió a la conversación. No me perdí la sonrisa de _____ antes de volver a su tarea.

Zayn: Vienes a comer conmigo?

Esperé, intentando pillarla desprevenida.

_____: Me encantaría.

Cuando llegamos al parking y nos bajamos, le prometí a mi hermano que lo vería más tarde en una reunión.

-“Hambrienta?”-le pregunté, señalando mi coche.

-“Mucho.”-dijo entre risas.

Le abrí la puerta, observando cómo se sentaba en el asiento, prometiéndome a mí mismo que me comportaría correctamente. Íbamos a reuniones y comidas siempre juntos, así que no estaba particularmente preocupado por las apariencias. No hubo ni un momento aburrido en la conversación mientras nos dirigíamos a un restaurante italiano en la periferia de la ciudad. Sostuve su mano todo el tiempo, disfrutando del simple hecho de poder tocarla, y aliviado por el roce de su pulgar, trazando círculos perezosos en mi mano. En cuando aparqué, apagué el motor y me giré hacia ella.

“Gracias por venir.”-Sonrió ampliamente, mientras yo me consumía pensando lo mucho que la adoraba.

-“Me agrada tenerte para mi sola durante un rato.”

Nos quedamos sentados en el coche, bajo la sombra de un gran roble. Los indicios del verano nos rodeaban; hierba brillante, flores coloridas, grupos de gente disfrutando del sol. Pero lo único que yo veía era ella. Sus ojos volaron hasta mi boca, mientras mis dedos acariciaban el delgado tirante derecho de su sujetador.

-“No puedo creer lo mucho que te deseo ahora mismo.”-dije, con voz grave-“Se acabará esto alguna vez?”-Deslicé mi mano por su pelo, sujetando su nuca y atrayéndola a mí mientras mi pulgar acariciaba la suave piel de su garganta.

-“Espero que no.”-Susurró contra mis labios entreabiertos, y cerré los ojos para saborear su cálido aliento en mi lengua. Acorté la distancia y presionó su boca contra la mía, tomando delicadamente mi labio superior entre los suyos. Gemí ante la urgencia que ese besó mandó a todo mi cuerpo, endureciéndome al instante y maldiciendo el hecho de que mi coche no tuviera asiento trasero. Me aparté, presionando mi frente contra la suya, y sintiendo bajo mi pulgar, como su sangre fluía con rapidez.

-“Me encantaría que nos quedáramos aquí sentados y besarnos todo el día, pero si quieres comer conmigo antes de mi próxima reunión, tenemos que salir ahora de este coche.”-murmuré rápidamente. Se rió y besé su pelo, sonriendo por el familiar olor a naranjas-“Espera aquí.”-le ordené. Salí del coche y caminé hasta su puerta, para abrirla. Le ayudé a salir y una vez más, admire la manera en que ese maldito vestido se apretaba a su cuerpo. Coloqué mi mano en su espalda de manera posesiva mientras caminamos hacia el restaurante. Había reservado una pequeña y apartada mesa al fondo del comedor, y aparté su silla para que ella se sentara.

Sex en la oficinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora