Capítulo 20

39.7K 855 26
                                    

-“Señor Malik! Aguante el ascensor!”-Me di la vuelta y vi al grupo del seminario caminando rápidamente hacia mí con _____ en el medio. Aguanté la puerta abierta y las dejé pasar.

-“Señoritas.”-dije educadamente, entrando solo cuando estuvieron todas dentro. Mis ojos se encontraron con los suyos a través del ascensor por un breve momento, antes de que ella apartara la mirada.

-“_____, qué has metido en la maleta?”-Le preguntó una morena atractiva-“Hay un club increíble en el centro de la ciudad. Vamos a ir después de cenar, y sé que has traído algo sexy.”

-“Uhm, no tengo muchas ganas de ir a un club, Melissa.”-le dijo a la chica, y me di cuenta de que estaba evitando mirarme.

-“Qué! _____, siempre vamos! Es una tradición…”-escuché numerosas protestas del grupo.

-“Lo sé, lo sé. Pero estoy muy cansada. No tengo ganas de bailar esta noche.”-La morena a miró extrañada y pude ver como _____ se iba sintiendo cada vez más incómoda.

-“Cómo puedes estar cansada? Vuelves a tu habitación muy temprano cada noche. No te he visto en ninguno de los talleres en toda la semana. Qué demonios has estado haciendo?”-Intenté no parecer sospechoso mirando al suelo, pero no pude resistir la tentación de mirarla. Nos miramos y supe que sus pensamientos se reflejaban en los míos. Pensé en cada momento sin dormir, de tenerla entra mis brazos, de tocar cada centímetro de su piel. Incluso con el muro invisible que había puesto entre los dos, podía leer su mente.

El timbre del ascensor sonó, salvándola de responder a las demás. _____ no volvió a mirarme a los ojos. Las observé mientras se iban, escuchando diferentes conversaciones sobre planes para esa noche. Me froté el pecho en cuanto el familiar dolor volvía, y observé como _____ desaparecía por la puerta.

Entré en mi habitación, me pasé las manos por el pelo y miré a mi alrededor, maldiciendo la manera en que mi cama se estaba burlando de mí. No había dormido en ella, pero había deshecho las sábanas para aparentar que la había usado. Solo una mentira más que añadir a la lista. Sacudí la cabeza y tiré las llaves y la billetera en el armario, dirigiéndome a la ducha. En cuanto me cubrió el agua caliente, me acordé de que esta era la primera vez que usaba mi baño. Incapaz de resistirlo, pensé en las duchas que habíamos compartido. Nunca le había hablado a ninguna mujer en francés, aparte de a Claudia, pero sin obtener esa clase de respuesta. Le había dicho a _____ diferentes cosas, sabiendo que no entendía una sola palabra, pero me encantaba su reacción. Algunas veces eran sucias, otras tiernas, pero siempre nos dejaban a ambos temblando. Me vestí rápidamente y me estaba dirigiendo a la puerta cuando recordé que tenía que hacer una llamada. _____ había mencionado que nuestro hotel era conocido por su increíble piscina en la azotea, y estaba disgustada cuando escuchó que la habían cerrado. Mi mente instantáneamente nos imaginó a los dos juntos, en el agua templada, yme ofrecí para que la arreglaran para ella.

Fruncí el ceño en cuanto me di cuenta de que eso no pasaría ahora, pero por lo menos podría asegurarme de que ella lo disfrutara. Solo me hizo falta una rápida llamada telefónica y un poco de persuasión económica para que el director aceptara darle un acceso restringido. Después de unos minutos, las cosas estaban arregladas y prometió mandarle las llaves de la puerta a su habitación.

Mi cena de empresa tuvo lugar en un popular restaurante de sushi cerca del hotel, y mientras le ofrecía al aparcacoches las llaves del mío, me preparé mentalmente para tratar ciertos asuntos. Si iba a endurecer la tortura auto impuesta de estar alejado de ella, entonces tendría que asegurarme de que valía la pena.

Me las apañé para aparentar credibilidad, metiendo baza cuando era necesario e impresionando a mis colegas con las próximas inversiones comerciales de Malik Inc. Incluso quedé con un antiguo compañero de clase de la Universidad de Nueva York que estaba asistiendo al seminario y consideraba mudarse a Chicago. Pero a pesar de todas esas cosas que me rodeaban, no podía quitármela de la cabeza. Todo en lo que podía pensar era en donde estaba y que estaría haciendo.

Sex en la oficinaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin