Capítulo 7 {sexta parte}

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El sonido del timbre me sacó de mis pensamientos.

Mi corazón empezó a latir con rapidez ante la posibilidad de que fuera ella. Escuché a mis padres ir hacia la puerta y sentí una especie de alivio al escuchar que solo era Harry. Habíamos sigo buenos amigos en la escuela, pero no lo había visto desde que había vuelto a casa. Se saludaron unos a otros y se dirigieron a la parte de atrás de la casa, donde estábamos el resto. Harry no había cambiado mucho en los diez años que llevábamos sin vernos. Era un poco más bajo que yo, de constitución delgada, con el pelo marrón claro y ojos verdes. Supongo que para las mujeres era atractivo. Lo que solo agravaba mi determinación de mantener a la señorita Hart fuera de su alcance.

-“Zayn”-dijo muy alegre, alzando su mano para estrechar la mía-“Dios, tío. Cuánto tiempo.”

-“Mucho tiempo, Harry. Creo que desde el instituto.”-respondí, estrechando su mano con firmeza-“Qué tal te ha ido?”

-“Genial. Las cosas me han ido realmente bien, Zayn. Y tú qué tal? He visto tus fotos en las revistas, así que supongo que también te han ido bastante bien.”-dijo con una sonrisa honesta, dando palmadas en mi hombro gentilmente.

Asentí con la cabeza y le devolví la sonrisa, forzada. Dejé a Harry con los demás, y decidí que necesitaba unos minutos para mí. Así que subí las escaleras y fui hasta mi antigua habitación para pensar. Justo al entrar por la puerta, me sentí más calmado. La habitación apenas había cambiado desde que tenía 17 años; incluso cuando me fui del país, mis padres la mantuvieron igual que el día que me fui a la universidad. Sentado en mi vieja cama, me puse a pensar en cómo sería si ella tuviera una relación de verdad con Harry. Realmente él era un buen chico, y seguramente congeniarían. Pero joder, solo pensar en otro hombre tocándola o estando dentro de ella, hacía que cada múscu*lo de mi cuerpo se tensara. Volví a pensar en el momento en el coche, cuando le dije que no podía parar. Incluso ahora, con toda mi falsa bravuconearía, no sabía si podría. Mi cuerpo me dolía por sentirla de nuevo. Solo habían pasado siete días, y por mucho que intentara pensar que no era de verdad, era en lo único que pensaba.

Escuché voces escaleras abajo, y decidí que era hora de comportarme como un hombre y encarar la realidad. Tan pronto como bajé el último escalón, la vi. Estaba de espaldas a mí, y el aire dejó mis pulmones. Era blanco. Querido dios que estás en el cielo, por qué tenía que ser blanco…

Llevaba un tipo de vestido veraniego con ojales que se cortaba justo por las rodillas y dejaban al descubierto sus preciosas y largas piernas. La parte de arriba estaba hecha de la misma tela, sin mangas y atado con cintas delgadas en los hombros. Todo lo que podía pensar era en cómo me gustaría tirar de esos delicados lazos y ver como se caía alrededor de su cintura. Pensé por un segundo que iba a volver a subir las escaleras, pero entonces ella se dio la vuelta. Nuestros ojos se encontraron, y supe que no iba a haber manera de arreglarlo esta noche.

Estaba preciosa...

Una sonrisa de cortesía se dibujó en sus labios, y parecía tan genuina que casi me la creo. Pero sabía que solo lo hacía porque estaban delante mis padres y Harry. Por supuesto ella iba a fingir ser dulce.

-“Buenas noches, señor Malik.”-dijo con un tono suave e inocente.

Mi mandíbula se apretó, y comencé a interpretar mi papel delante de mi familia.

-“Señorita Hart.”-contesté, inclinando mi cabeza ligeramente en un gesto educado, y mirándola a los ojos mientras intentaba no fruncir el ceño. El contacto con sus ojos nunca se rompió, incluso cuando mi madre nos llamó para pasar al jardín y tomar unas bebidas antes de cenar. Mientras pasaba por mi lado, giré la cabeza, hablándole en voz baja para que solo ella me escuchara-“Tuvo ayer una sesión de compras satisfactoria?”-Me miró despacio, con la misma sonrisa angelical en la cara.

Sex en la oficinaWhere stories live. Discover now