—No puedo creerlo, te gusta Natalie —no puedo evitar decirlo, no, es que aún no me lo creo, él mira para todos lados y me hace una seña con su dedo índice sobre sus labios para que guarde silencio.

—Es que... bueno... —balbucea — no... es... que...

—No quiero desilusionarte, pero sabes que es casada ¿Cierto? —enarco una ceja, él mira mis ojos y suspira.

—Lo sé, ya me contó todo, su matrimonio, Las Vegas...

—¿Sabes que estás en la Friendzone...? —interrumpo, yo como siempre, arruinando las ilusiones de todos desde tiempos inmemorables. El ríe y al mismo tiempo bufa poniendo la copa de champagne sobre la mesa.

—Yo no te he afirmado que me guste, Alex —menciona, mostrando esa perfecta dentadura —además respeto las relaciones ajenas, y mucho más los matrimonios.

—Yo no dije que te fueras a interponer, pero sé que te gusta y conmigo no vas a negarlo — me cruzo de brazos mientras me recuesto sobre el espaldar del sillón.

—Y yo... no diré nada al respecto, señora Anderson —señora Anderson, sonrío, pero no una sonrisa alegre, es más bien una sonrisa triste que se disipa casi en instantes, yo no quiero ir a casa y tener que verlo, al menos por un buen tiempo.

—¿Sabes qué? —Matthew me saca de mis pensamientos —tú necesitas bailar para olvidarte de lo que sea que esté pasando por tu cabeza en estos momentos —toma mi mano y casi a jalones me lleva a la pista de bailes si esperar mi respuesta.

—¿Qué? Matt no... —no puedo evitar reír, la música está bien alta y ni siquiera me escucha hasta que llega al centro, no hay tantas personas bailando lo cual es estupendo. Matt toma mi mano y me da una vuelta rápido.

—Vaya vaya, alguien sabe algunos pasos —digo con tono de mofa, el ríe sonoramente y comienzo a bailar con él, y es que aparte de actor, buenísimos en artes marciales, también es buen bailarín, hasta ya se me estaba olvidando que acabo de ser plantada por mi propio esposo.

—¿Lo ves? —se acerca a mi oído y murmura —bailando, se olvida todo lo malo de la vida —sonrío ampliamente mientras asiento, cuando siento que alguien toma mi antebrazo y de manera brusca me separa de Matthew, lo que pasó luego sólo tomó segundos y mi cerebro aún procesa la imagen de Oliver golpeando a Matt a plena fiesta y todos apartándose.

Matt se pone de pie y toma a Oliver de su saco haciéndolo que casi se suba a la barra. Tengo que ponerme entre ellos, sé que Matthew puede lastimar a Oliver, aún no creo esto.

—Ya, ambos, basta por favor—enuncio, al ver que ninguno de los dos se suelta.

—¿Qué? —habla Oliver — ahora vas a defenderlo, que aprenda este idiota a respetar mujeres ajenas —se vuelve a intentar tirar contra él y lo empujo de regreso a la barra.

—Escúchame bien, idiota —habla Matt, acercándose a él, estoy entre medio de ambos ya que están muy de cerca, temo por Oliver —si yo quisiera quitártela, créeme que hace mucho lo hubiese hecho, porque eres tan imbécil de poner en primer lugar tu trabajo y por último a tu esposa —dicho esto, Matt le da un último empujón y Oliver sólo lo observa alejarse sin decir una palabra, de inmediato sus ojos me enfocan y no sé a qué hora los míos se cristalizaron y ya una lágrima está comenzando a salir, él me mira seriamente y toma mi antebrazo.

—¿Qué le dijiste a este imbécil? —cuestiona ¿Y todavía? me suelto de su agarre de manera brusca. Salgo de aquel lugar a toda prisa, no sé si me sigue o no, pero la verdad espero que no, no quiero tener que hablar con él, pero al salir del lugar toma mi antebrazo nuevamente, haciéndome que gire hacia él— Alex, sube al auto que vamos a hablar en casa.

—No Oliver...

—Que subas al puto auto ahora ¡Maldita sea! Estoy trabajando y me encuentro un tipo poniendo sus manos sobre mi esposa —suelto una risa sarcástica, pero es una risa por no llorar.

—Claro... ahora si recuerdas que tienes esposa, me pasé todo el puto día planeando una cena especial para ti y ni siquiera te dignas a aparecer.

—Estaba ocupado ¡Maldición! No te olvidé, simplemente tenía mucho que hacer que se me pasó la hora y cuando miré el reloj...

—¿Sabes qué? —interrumpo— Creo que tú y yo necesitamos un tiempo —ahora si camino hasta mi auto —no sé a dónde putas me iré, pero yo ya no puedo con esto..

—¿Qué? —hace una pausa, volteo levemente en su dirección y ahí está estático, sin mover ni siquiera un cabello, sólo me observa con esa expresión de sorpresa típica en su rostro —¿Qué estás hablando?—ahora si camina hacia mí a paso rápido —Alex detente... ¿De qué estás hablando?

—Que tú necesitas tiempo para terminar lo que sea que estás haciendo y yo no puedo estarte esperando toda la vida —trago el nudo en mi garganta mientras abro la puerta del puto bentley.

—Alex... no, por favor... vamos, hablemos en casa tranquilos...

—Yo no puedo con esto, Oliver — interrumpo, lágrimas corren por mis mejillas, mientras quito los anillos de mi dedo anular —¿Qué te costaba decirme que no ibas a poder? ¿O llamarme para decirme que te ibas a tardar? que me dejes plantada luego que tanto me costó prepararte esa sorpresa ya es el colmo —tomo su mano y deposito ambos anillos en su palma.

—Amor... no... por favor, perdóname... ... —comienza a balbucear e intenta sostenerme — hablemos mañana, descansemos... mañana será otro día...

—Te amo, Oliver. Pero... esto ya no está funcionando —sollozo, mi voz se quiebra, algo se instala en mi pecho e intento detener las lágrimas pero me es imposible, subo al auto y Oliver está ahí perplejo sólo observándome sin decir una palabra.

Pongo en marcha el vehículo, ahora si lágrimas inundan mi rostro sin poder detenerlas, intento limpiarlas pero me es imposible, siempre salen más y más, no sé cuánto he conducido pero en algún punto me detengo y con mi frente sobre el manubrio comienzo a soltar todas esas lágrimas que me estaba conteniendo desde hace mucho.


Esposa de mi jefe © (Borrador de la 1era edición - 2016)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon