Parte 69

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Los siguientes días me la paso en cama, apenas he comido y me cuesta conciliar el sueño, y esto que con ayuda de pastillas para dormir, a veces hasta ni esas son suficientes, me despierto a media noche deseando que sólo sea un mal sueño, intento ser fuerte lo más que puedo, pero siento que no funciona, siempre termino en llanto, sé que a él no le hubiese gustado verme así, pero entiéndelo papá, no siempre puedo ser fuerte, justamente no ahora. Aunque intente ser positiva y pensar que pronto pasará, estos días se me hacen eternos.

He escrito una nueva carta que agregaré al portafolios, por muy mayor que estés, la muerte de tu padre siempre te hará sentir desamparado. Mucho más, cuando te esforzaste tanto por mejorar esa relación, pero mucho más cuando tenías muchas metas que cumplir junto a él.

Y ahí es donde una lágrima corre por mi mejilla, al recordar que hoy es el día, no puedo evitar que la melancolía se apodere de mí cada que recuerdo que hoy precisamente renovaríamos votos, hoy precisamente mi padre me llevaría hasta el altar, Oliver estaría esperándome con esa sonrisa suya y Natalie estuviera llorando a mares al verme entrar porque es lo que siempre ha soñado, ser la mejor dama de honor. Algún día se cumplirá su sueño, pero no ahora, no ahora que mi corazón está roto en mil pedazos. Sigo sin entender como la vida puede cambiar drásticamente en un solo día.

Recuesto mi cara sobre el cristal de la ventana, mientras varias gotas de lluvia golpean con fuerza pero van cesando a medida que pasan las horas, justo hoy es una semana de su partida, mis ojos lagrimosos se devuelven a la página que sostengo en manos, y me cercioro de leerla bien, es la única forma de liberarme un poco de lo que siento, escribiéndolo.

Limpio mis ojos empañados, mientras me incorporo en la silla, inicio mi lectura mientras tamborileo mi pluma en el brazo del sillón. Inmediatamente mis ojos vuelven a empeñarse pero trago el nudo en mi garganta, no siempre estaré llorando a mares, pero solo ha pasado una semana y no sé cuanto más esto pueda durar, limpio mis ojos nuevamente y comienzo el recorrido con mis ojos por las letras.

Querido papá:

Es difícil para mí escribir estas líneas, cuando sé y me he resignado que ya no estás en cuerpo, que ya no volveré a abrazarte, ni besarte, ni podré decirte cuanto te amo. Ya no hay nada que yo pueda hacer, pero de algo que sí estoy segura, es que siempre tendrás un espacio en mi corazón, de hecho, ya vives en él y así será eternamente.

No sé cuanto más extrañaré tu presencia, no sé cuánto tiempo este dolor se va a prolongar, las lágrimas sólo son muestras de dolor, pero en mi interior hay paz, porque sé que ya no estás sufriendo y ahora estás en un mejor lugar. Las lágrimas sólo son para borrar la angustia, para volver a reír, como tú hubieses querido...

En cuanto al perdón, para mí ya estabas perdonado desde hace mucho, amaba tu compañía y amé nuestros últimos momentos juntos, porque a pesar de todo sí estuviste para mí en el último momento cuando todo se volvía oscuro...

Un sonido en la puerta me saca de concentración, Oliver entra hablando, más bien, gritando por el teléfono, lleva uno de sus trajes grises y lanza su maletín con fuerza sobre la cama.

—No, esto no es posible, esas inversiones están a mi nombre, no a nombre de mi padre, no las puede declinar.... —Oliver se sienta en el borde de la cama mientras lleva su mano libre a su cabello a modo de frustración —¡NO! No lo entiendo...

Ahora lleva su codo a su rodilla, aún con su cabeza en su mano, con sus dedos enredados en su cabello, suspira, no puedo escuchar que dicen del otro lado pero su expresión no es buena. Cuelga la llamada y observa la pantalla de su celular, cierra sus ojos y comienza a inhalar y exhalar. Peor que tu padre muera, es que te esté haciendo la vida imposible.

Esposa de mi jefe © (Borrador de la 1era edición - 2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora