Parte 76

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—Dile "hola" a la tía Alex —Stefanie toma el pequeño brazo de mi bello sobrino que cada día está más guapo y hace una simulación de saludo con él. El pequeño es sólo risas, por Dios, lo amo.

—Stefanie, regálamelo —digo, sin titubear, ella vuelve su mirada a la cámara y niega con su cabeza con una sonrisa.

—No, tú puedes tener los tuyos —le da un beso al bebé en su mejilla, ya está mucho más grande que la última vez que lo cargué.

—Alex —escucho la voz de mi madre —si algún día tienes bebés quiero que sea una niña.

—Mamá, eso no es algo que se pida —me cruzo de brazos, ella pone toda su cara frente a la cámara y ocupa toda la pantalla de mi computadora.

—Mamá —habla Stefanie —ella puede oírte desde aquí, no es necesario que te acerques a la cámara —no puedo evitar reír mientras tira de la blusa de mi madre para que se siente a la par de ella. De inmediato el bebé se remueve en los brazos de mi hermana y mi madre lo toma en los suyos.

—Por cierto, publicarán el libro —digo con entusiasmo, ambas vuelven a la cámara con sus ojos bien abiertos y una expresión de sorpresa.

—¿El que t... tu padre... dijo que publicaras? —mi madre balbucea, asiento con mi cabeza con una sonrisa.

—Bueno, aún falta un tiempo para que salga... —ambas chillan interrumpiéndome.

—Por Dios Alex, tu padre —mi madre hace una pausa, aún mencionar esa palabra duele —el siempre dijo que estaba seguro que lo publicarían —Arqueo la comisura de mis labios en una media sonrisa y las tres nos quedamos en silencio hasta que el bebé se carcajea haciendo que nosotras salgamos del silencio incómodo y nos carcajeamos junto con él.

—Y tuvo que sacar la personalidad de Alexandra, riéndose en los momentos menos indicados —menciona mi madre— prepárate para todas las locuras que este niño vaya a hacer —Stefanie ríe levemente y yo miro a mi madre con desaprobación.

— ¡Ja! ¡Ja! —digo, entre pausas, y sigo viendo a mi madre fijamente.

Y así estuve con ellas hablando por algún par de horas, hasta había olvidado que estaba esperando a Oliver para ir a almorzar, pero no se apareció. Cuando terminé la llamada con ellas, voy hasta mi celular y ni siquiera hay un mensaje, mejor voy donde Natalie antes que me den ganas de matar a Oliver, ese pensamiento, más ver el programa de Esposas Asesinas no es buena combinación, pero no puedo portarme egoísta con él, aunque haga estas cosas él ha sido muy buen esposo, atento y caballeroso, sólo esperaré que pase este tiempo que él me ha pedido que lo comprenda, no creo que dure mucho más.

Llamo a Natalie y contesta casi de inmediato con un chillido.

—¡Joder! Natalia, vas a dejarme sorda —ella suspira sonoramente.

—Alex, te he dicho que no me llames Natalia, así se llamaba mi abuela —menciona de la otra línea.

—¿Podemos almorzar? Teng... —escucho risitas del otro lado y una voz masculina que me interrumpe.

—Creo que llamé en mal momento ¿Cierto? —rasco la parte de atrás de mi cabeza mientras me siento en el filo de la cama.

—No, está bien, ya paso por ti —enuncia y más risas, sólo espero que no sea lo que pienso porque esas risas no son de David.

No había pasado ni diez minutos cuando ya estaba tocando el claxón fuera de mi casa, abro la puerta principal y se abalanza en mí haciendo que casi caigamos al piso.

Esposa de mi jefe © (Borrador de la 1era edición - 2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora