Vuelvo mi mirada al frente, ni siquiera tomo la hamburguesa y él la deposita suavemente sobre mis piernas, saco mis audífonos y mi celular, música relajante comienza a sonar mientras miro por la ventana, sé que me está hablando, pero no presto atención.

—¿Y si cenamos con tus padres? —digo, luego de uno minutos quitando un audífono solamente sin voltear a verlo, continúo mi mirada puesta en la ventana mientras observo los edificios pasar, volteo levemente mi vista hacia él y tiene ligeramente su entrecejo fruncido, parece estar pensando en algo.

—¿Para qué quieres que cenemos con ellos? Esto es algo entre tú y yo mi amor, no con ellos.

—Tu competencia con tu padre tiene mucho que ver en todo esto, quiero que las cosas se arreglen, de otra forma esto sólo va a empeorar.

—Alex no —dice de inmediato —además no somos competencia.

—Oliver —suspiro — Porqué no simplemente... bueno, yo no quiero que tires tu trabajo a la basura, pero... ¿Qué tal si te unes con él? Juntas tu trabajo con el suyo.

Oliver frena en seco, haciendo que un auto tras nuestro comience a tocar el claxón de manera sostenida.

—¿Por qué me pides eso, Alex? —dice, sin poner el auto en marcha y una fila de autos tras nuestro pitan desesperadamente.

—Oliver, avanza por favor —miro por el espejo del retrovisor hasta que Oliver finalmente echa a andar el carro —y yo sólo quiero que esto se acabe, tal vez tú no lo ves, pero estás dejando nuestra relación a un lado.

El no dice una palabra, continúa su mirada al frente con las manos firmes sobre el volante hasta que suelta una de ellas para tomar la mía que reposa sobre mi pierna.

—Alex, ya no volverá a pasar, te lo prometo —dice, mientras despega la vista de la carretera para ver mis ojos por unos segundos.

—Quiero que los invitemos a cenar —enuncio, agachando un poco la mirada, observando su mano cálida sobre la mía entrelazando nuestros dedos. Él suspira, apartando un poco su mano para meter cambios y volviéndola a la misma posición.

—¿En serio crees que mi padre querrá hablar conmigo luego de todo lo que he hecho? —menciona, luego de un par de minutos mientras entramos por el portón principal de su casa.

—A mí en serio me gustaría que trabajen juntos o que fundáramos algo tú y yo, pero no hacerle la competencia.

—¿Algo tú y yo? —pregunta, aparcando su auto una vez que estamos frente a su casa, mira mis ojos fijamente.

—No sé, una productora o algo así —él se queda pensativo por varios segundos —creo que tú y yo si nos juntamos tenemos los conocimientos suficientes para fundar algo así.

Muerde suavemente su labio inferior mientras ve al frente pensativo, sé que le ha gustado la idea. Sale del auto y lo observo rodearlo hasta llegar a mí. Abre la puerta y se inclina.

—Bien, quiero que hablemos esto mejor ¿Aceptas la cena? —menciona, extendiendo su mano para que la tome y salga del auto. Lo hago, y asiento con mi cabeza.

La verdad no sé que esperarme, pero juro que si su celular nos interrumpe y se planta a hablar, me voy, y capaz me vaya de vacaciones por algunos días. No me había puesto este vestido ceñido por nada y estos tacones que me hacen ver como patas de avestruz por lo largas que hacen parecer mis piernas. Oliver aparca en el estacionamiento y saca un pañuelo de su bolsillo, frunzo mi entrecejo al observarlo y él sonríe malicioso.

—¿Confías en mí? —menciona, desdoblando el pañuelo y enrollándolo de modo que sé que quiere tapar mis ojos.

—No —contesto de inmediato —en toda película, cuando le dicen eso a la chica con un pañuelo en manos es para secuestrarla y matarla.

Esposa de mi jefe © (Borrador de la 1era edición - 2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora