Capitulo XIX Cálido y protector

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(Parte 2/2).

Corremos, no puedo ver nada, ni siquiera quien sostiene mi mano, sólo pienso en correr pues un pedazo de lo que antes era el techo podría caer encima mío en cualquier momento.

Además de no permitirme ver, el polvo me ha hecho jadear al correr pues se ha vuelto difícil respirar, al fin nos detenemos. Aún no es reconocible pero ahora puedo distinguir la silueta de un chico, ¿Marco? ¿Emilio? O... ¿Derek?

Frente a nosotros hay una puerta, el sujeto la abre y aún tomando mi brazo me jala hacia adentro.

Por fin suelta mi mano y lo escucho alejarse algunos pasos, si tan sólo pudiera ver...
¡Es cierto! ¡Mi lámpara!

Abro mi mochila, la intento buscar pero es difícil, al fin la logro sentir y con los dedos busco el botón para encenderla, la luz blanca azulada sale de esta y choca con mi rostro cegándome unos segundos.

Parpadeo un par de veces y dirijo la luz hacia el chico.

-¿Quien...Derek?

El chico voltea, apoya la parte trasera de su brazo en su frente evitando el reflejo brillante, sí, es Dereck. A pesar de la oscuridad puedo reconocerlo.

-Tú... ¿Estas bien?-Pregunta con una voz neutral, como siempre.

Asiento, luego recuerdo que no puede verme -Sí... Dereck, tu pie, ¿estás bien?

-¿Eh? Oh, sí, estoy bien -Intenta caminar pero cojea y hace una mueca de dolor, suelta un gruñido que intenta ahogar para que no lo note.

-Debes sentarte -Me acerco a él.

-No, debemos buscar a los demás.

Alumbró con la lampara hacia la puerta, Dereck la intenta abrir, -Que demonios... -Lo escucho murmurar.

-¿Qué sucede?-Tomo la perilla y le intento dar vuelta, no gira, -¿No se abre?

-Caraj...-Reprime el impulso de maldecir.

-Esperemos, se nos ocurrirá algo, no podemos hacer mucho contigo lastimado.

Ambos nos sentamos, uno frente al otro, ya se nota el sangrado de su pie,
-Seguro se ha vuelto peor... Tendré que cambiar la gasa

-Estás bromeando, ¿verdad?

-O podemos esperar y cuando lleguemos a la comunidad te digan que no usarás más tu pie, como gustes.

Lo escucho hacer un ruido con su boca en queja y voltea su rostro.

Me giro para tomar mi mochila, la dejo sobre mi regazo, saco uno de los botiquines de primeros auxilios,
-Me alegro de haber guardado esto conmigo -Abro la pequeña caja de plástico transparente.

-Vamos date prisa con eso.

Cómo esperaba, la herida que antes no era demasiado grande se ha abierto aún más después de correr y recibir golpes de escombros.

-Espero que los programas de doctores me sirvan, Doctor House, no me falles ahora. -Murmuro casi riendo.

-¿Que dijiste?

Séptimo díaWhere stories live. Discover now