Capitulo II: Familia

1.8K 157 28
                                    


Al atardecer nos reunimos en una de las salas del edificio.

—Bien, pasaremos aquí la noche, yo me quedaré despierto unas horas y luego seguirás tú, Jonathan —Dice Derek colocando un escritorio en la puerta.

—Está bien, pero, ¿y cuando amanezca? ¿Qué haremos ahora? —Pregunto.

—No deberíamos descartar el hecho de que encontremos a los padres de Julia...

Sugiere Jonathan, Derek se acerca colocando sus manos en su nuca.

—Se los dije, aun si estuvieran escondidos dentro, todo el salón está rodeado de esas cosas. Tratar de entrar es básicamente suicidio.

—Si pensamos en un plan... Creo que podemos hacerlo. —Los interrumpo.

—No creas que no lo intenté ya. Apenas pudiste matar a una de esas cosas, —Responde bruscamente, sentándose sobre el escritorio —No hay forma.

—Podremos hacerlo, juntos nosotros tres, debemos ir cuanto antes. Un día que pasa es un día más que mis padres o cualquiera dentro de ese lugar lucha por sobrevivir...

—Dejen de discutir. Antes habrá que librarnos de esta horda.

Jonathan interrumpe mientras se acerca a la ventana;
—Iremos mañana, ¿de acuerdo?
No quiero tener eso en mi conciencia, y le hice esa promesa a Julia.
Tú no tienes razones para seguirnos. Puedes quedarte si eso quieres, —Voltea a ver a Derek al decir lo último, después a mí —Pero, quizás no encontremos nada, debes pensar en eso Julia...

Asiento lentamente.

—Bueno, por ahora vayan a dormir, yo me quedaré despierto.

—Lo que digas, gracias —Responde Jonathan.

—Gracias... —Murmuro.

Jonathan junta dos sillas y se queda dormido muy rápido; de nuevo.

Coloco mi suéter en el suelo e intento dormir, pero simplemente no puedo.
El pensar en no encontrar a mis padres...

Examino la habitación con mi vista, ¿dónde está Derek?

Me levanto y comienzo a caminar por los pasillos, me sorprende que aún mantenga electricidad el edificio, una bombilla parpadeante alumbra desde el techo, lo que lo hace cada vez más espeluznante, aunque en realidad, quizá sea lo menos aterrador ahora.

Llego a un lugar que parecía funcionar como comedor, hay una enorme ventana de vidrio en uno de los costados, me acerco a ella y me asomo, hay algunos infectados chocando con las paredes y otros vagando por las solitarias calles, desde a esta distancia, no parecen tan intimidantes, ¿aún habrá un ser humano dentro...? Después de todo... ¿Esto es una enfermedad?
Estoy por darme la vuelta, cuando escucho unos gritos afuera:

—¡Ayúdenos! ¡Por favor! ¡¿Hay alguien?!— Un hombre adulto cargando una pequeña niña en sus brazos, corre entre los muertos, de un lado a otro, llega a nuestro edificio y se detiene frente a la puerta, —¡Por favor, alguien! ¡Dejennos entrar!

Su voz muestra terror y desesperación, mientras que la niña llora y grita aferrada a su padre.

Salgo de esa sala y bajo corriendo las escaleras lo más rápido que puedo, cada vez estoy más cerca de la puerta, puedo llegar...

—¿Qué estás haciendo? —Habla Derek haciendo que me pare en seco.

Por un segundo pienso lo que diré,
—Hay... Hay gente afuera que necesita ayuda.

—¿Y qué planeas hacer sola? —Me cuestiona.

—Debo ayudarlos... Necesitan que los salve. —Cada vez mi voz es más baja.

Séptimo díaWhere stories live. Discover now