Capitulo XII Felicidad momentánea pt.2

782 76 31
                                    

—¿Cómo pasó esto...?—Pregunté sin levantar la vista.

—Al parecer estaba afuera sin protección y... Bueno, últimamente ha habido mas reportes de infectados alrededor, un grupo lo alcanzó antes de que lograra entrar. —Derek tiene dificultad para hablar y su rostro que refleja tristeza.

—¡Debe haber algo que podamos hacer!—Trato de detenerlos, —¡Aún no se ha convertido!

James está boca abajo en el suelo, aferrando una gasa en la herida de su mano, no habla, solo se escuchan sus quejidos.

—No, ¡no pueden! Deben de ayu—

—No podemos Emma...—Dice Jonathan abrazándola.

Un hombre llega corriendo junto con Patrick —Vamos llévenselo rápido de aquí. —Habla apresurado.

—¿A dónde se lo llevan? —Habla Emma entre sollozos.

—No lo dejaré ir Emma, no sucederá esta vez.

Derek.
(Una hora atrás)

—Es genial esto nota el amor en tu rostro —Le digo riendo mientras me contaba de su ahora novia, Emma.

Tomo la botella de agua.

—Aún así estoy nervioso, es mi primer relación real... No quiero arruinarlo

—Un momento, ¿qué edad tenías?

—Sé que puedo aparentar algo distinto, pero en todo este tiempo jamás fui cercano con ninguna chica, quiero decir, además de Julia, todo es nuevo para mí, pero aún soy más que joven, pronto cumpliré 18 años, tendré que aprender sobre la marcha.

—Me alegro por ti y por Emma, enserio hermano, es una lástima que sea en esta situación... —Digo viendo pasar un grupo de infectados.

—Lo sé pero no pude evitarlo, jamás me había sentido tan felíz, es irónico porque afuera de todo esto sólo hay muerte y dolor, pero, con ella es como si mi mundo nunca se hubiese convertido en la mierda que es ahora.

Lo escucho atentamente,
—Derek, ¿logras ver bien? Pensé que necesitabas lentes.

—Ah. Sí, pensaba buscar otros cuando perdí los míos, pero creo que no es mi mayor prioridad, a como están las cosas, ¿no? —Digo sin importancia.

—Supongo...—Responde —Aún así creo que—

—¡Ayuda!—Escucho gritar a alguien desde el bosque, tomo los binoculares y alcanzo a ver correr a Elizabeth y James con un grupo de infectados tras ellos, tomo mi arma y ordeno que abran la puerta.

Grito y nadie responde; —¡Maldita sea, abranla!

—Derek creo que no hay nadie. Debo ir a abrirla, ellos necesitarán ayuda, ¿puedes hacerlo solo?

No respondo, asiento y vuelvo a ver la puerta, cada segundo parece pasar demasiado lento —Demonios. Apresúrate Jonathan.

Él nota mi frustración de no poder hacer nada y corre al puesto de seguridad, pronto veo que las puertas se abren muy poco pero lo suficiente para que pase, le disparo a uno, dos, tres infectados y aún quedan más, vuelvo a disparar pero no le doy al cuerpo, mis balas se agotan rápido.

James viene aferrado a Elizabeth tratando de disparar, se ha lastimado la pierna y los muertos se acercan a ambos, veo a James darse la media vuelta y soltarse de Liz: —¡Elizabeth corre!

Séptimo díaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora