Capítulo 24: El segundo día de Ron y Hermione.

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Un saludo para XikittaEmeleziztaDeE, por pedir este cap, y siempre votar, muchas gracias. :3

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Un tímido sol se filtró por la ventana de la habitación del pelirrojo, lentamente abrió los ojos y descubrió que la castaña dormía junto a él serenamente, la chica reposaba sobre su hombro.

El chico nunca había sentido su cama tan tibia, el calor de los cuerpos hacía de la cama un lugar cálido del cual él no quería salir, se quedó muy quieto mirándola, no hacía nada, solo la miraba, recordó cada momento vivido con ella el día anterior, una gran sonrisa se posó en sus labios, se sintió profundamente enamorado, una emoción desconocida lo abrazó sin permiso, una felicidad que jamás había sentido, en lo más profundo de su ser deseó que esos días no se terminaran nunca.

Luego de estar así un buen rato comenzó a darle suaves besos hasta que ella abrió los ojos lentamente, ella nunca había visto una mañana tan clara, sus ojos se veían más celestes que nunca, sus pecas relucían con el brillo del sol.

—¡Buenos días!-Murmuró ella con una gran sonrisa.

Ron le regresó el saludo y luego se le tiró encima como un gato mimoso, la abrazó, la besó y luego se quedaron mirando el techo de la habitación en silencio, estaban tan felices y tranquilos que nada podía perturbar esa desconocida paz, de pronto las tripas de Ron rugieron de hambre y ella se mató de risa.

—Será mejor que bajemos a desayunar.

El pelirrojo estaba famélico¹ pero dejar la cama no era lo que quería en ese momento.

—Podemos desayunar aquí, si quieres​.

—Si, podríamos, pero… ¿Por qué no bajamos y salimos al campo?, me parece que hace un día precioso.-Dijo ella.

El chico se levantó lentamente, no quería abandonar la cama pero ella tenía razón, el día parecía ser una delicia, salir al campo no era mala idea. Tomaron un suculento desayuno, él la sentó sobre sus piernas y mientras se tomaba un café caliente y ella le untaba mermelada en una tostada, la castaña le daba de comer en la boca como si el muchacho fuera un niño pequeño, el chico se dejaba atender, el cariño y el amor que ella le brindaba no se comparaba a nada.

Después del desayuno se ducharon juntos, al chico se le hacía muy difícil compartir el baño con ella, verla desnuda y mojada bajo el agua era una escena perturbadora para él, continuamente sus manos se iban sobre el cuerpo de la chica acariciándola con lujuria y deseo, ella con sonrisas cómplices se dejaba hacer, pero no del todo, no lo dejaba llegar más lejos, a ella le costaba mucho resistirse, pero sabía que si no lo detenía no podrían aprovechar el maravilloso día que tenían por delante.

Con ropa cómoda salieron al campo, el sol estaba en lo más alto del cielo dándoles calor a cada paso que daban, tomados de la mano caminaron bordeando el lago, llegaron hasta el pie de una colina, se recostaron en el pasto a mirar el cielo, estaban tan serenos como el mismo lago.

—Podría hacer esto toda la vida.-Dijo ella mientras Ron le apretaba la mano, el chico suspiró profundamente, él también sentía que podía hacer eso el resto de su vida, estar con ella mirando el cielo, dejando que el aire les llenara los pulmones.

Ron estaba extrañado, se encontró con una sensación que lo inquietaba, la miró de reojo y se dio cuenta de que no podría separarse nunca más de su lado, la chica se estaba transformando en la persona más importante de su vida, su corazón galopó fuerte, tenía en la garganta mil palabras que quería decir, sin pensarlo largó su discurso:

El placer del amor.| Romione.Where stories live. Discover now