Capítulo 10: Al día siguiente.

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Ya en la madrugada Ron abrió los ojos y vio a la castaña desnuda durmiendo junto a su cuerpo, la miró unos largos segundos contemplando su belleza, le acarició el rostro y le besó los labios, ella abrió los ojos y ambos se miraron.

—Quisiera quedarme toda la noche, pero creo que es hora de regresar.-Comentó el pelirrojo.

—Si, es verdad.-Sonrió la chica.

Se besaron nuevamente y luego se vistieron, salieron de la sala mirando para amabas esquinas, no había nadie en el pasillo, caminaron en la oscuridad rogando no encontrarse con el celador. Cuando llegaron hasta la puerta en donde reposaba la dama gorda, dieron la contraseña y entraron en la sala común, la chica le dió un último beso y subió por las escaleras para llegar a su cuarto.

Al verla partir, el pelirrojo la llamó.

—Herms​, espera.

Él subió unos peldaños de la escalera y la tomó del rostro.

—Solo quería decirte que lo que pasó ayer ha sido maravilloso, nunca voy a olvidarlo...-confesó el chico.

—Yo tampoco, nunca lo olvidaré.

—Tampoco olvides que te quiero, no sabes cuanto te quiero...

Después se dieron un último beso y ambos partieron a sus habitaciones. Cuando el pelirrojo entró en su cuarto vio que todas las cortinas de las camas estaban cerradas, se desvistió en la oscuridad haciendo el menor ruido posible, se estaba quitando la camiseta cuando Harry corrió la cortina y lo miró con su rostro adormilado.

—¿Dónde estabas?

—Shhhh.

—¿Pero dónde estabas, qué pasó?

—No puedo explicarte lo que pasó, no sé cómo hacerlo, mañana hablamos.

Sin decirle más se metió en la cama y corrió las cortinas dejando a Harry con la intriga, cruzó los brazos en su nuca y miró el techo recordando todo lo que había pasado. Sin duda había sido la experiencia más excitante de su vida.

A la mañana siguiente Harry no conseguía despertar a su amigo, Ron dormía profundamente con una sonrisa en los labios.

—Levántate, Ron, ¡vamos, hombre! ¡arriba!

—Dame cinco minutos más...

Harry lo sacudió con fuerzas, ya hacía más de diez minutos que intentaba levantarlo.

—Arriba.-Le dijo enérgicamente.

El chico bostezó y estiró los brazos, con desgano salió de la cama. Mientras bajaban por las escaleras hacia el gran comedor Harry volvió a preguntarle.

—¿Me dirás lo que pasó anoche?

—Luego, ahora no.

Los chicos entraron al comedor y se sentaron en la mesa donde ya estaba servido el desayuno, al rato una cansada castaña llegó y se acomodó frente a ellos.

—¡Hola, Herms! ¿Has dormido bien? Te ves agotada.-Dijo Harry con una sonrisa.

Ron le dio un codazo en las costillas, el ojiverde comprendió al instante que no podía seguir con la broma. Luego del suculento desayuno, la castaña tomó su mochila anunciándoles que se iba a la clase de Aridmencia. Los dos amigos partieron a su clase de adivinación, mientras estaban en la mitad de la clase Ron le preguntó fatigado a su amigo.

—¿Qué tenemos luego?

Harry consultó disimuladamente el horario del día y con una sonrisa en la boca le dijo en un susurro:

El placer del amor.| Romione.Where stories live. Discover now