Por un experimento fallido en el que trabajaban Reiji, Ruki y Carla, todos los chicos junto a Yui vieron el futuro de la misma, notando que no todo sale como ellos desean.
❝ー¿Qué clase de futuro podrías tener sin nosotros?❞
Pero... ¿saben? la salud...
Al abrir sus ojos, Yui no pudo identificar el blanquecino techo que se extendía en su campo de visión. Unas largas luces blancas la encandilaban.
—¿Donde estoy...? —susurró despacio. Se tapó con un brazo los ojos para evitar la molesta luminosidad. Quiso mover su extremidad contraria, pero notó que estaba conectada a algo—. ¿Suero? —consultó mirando el fino tubo y la aguja que tenia en la piel de su antebrazo.
Eso la hizo dudar ¿Acaso estaba en un hospital?
—Veo que a despertado, señorita Komori —habló entrando un doctor que le era conocido. Antes de siquiera poder preguntar por ello fue interrumpida—. Si, señorita, tomé su caso porque trabajo en este hospital cuando no lo hago en el instituto.
—¿Mi caso? —preguntó confundida. Por lo que tenía entendido ella en su vida no tuvo nada más que anemia.
—Claro, cada paciente es un caso que a los médicos nos ofrecen tratar dentro de nuestras capacidades —contestó sonriéndole. Sacó un afiche de papel madera unos informes mientras que Yui se sentaba en la camilla—. La verdad es que me acaban de llegar sus análisis, así que no sé en qué situación exacta se encuentra.
—¿C-Cómo llegué aquí, Reinhart-san? —preguntó curiosa. No recordaba exactamente cuáles fueron los últimos sucesos antes de llegar allí.
—Por lo que tengo entendido la trajo su novio —respondió tomando asiento en una silla frente a ella.
—¿N-Novio?
—El castaño de ojos verdes, agradable muchacho —agregó mientras pasaba las hojas.
—N-No es mi novio —agregó nerviosa.
—¿Ah, no? Que lástima. Entonces seguro es alguno de los amigos que llamó. No puede ser que siendo tan bella siga soltera, además esos chicos hacen multitud en el pasillo y se niegan a moverse, algo deben de tener con usted.
—S-Se equivoca —dijo sonrojada. Decidió cambiar el tema—.¿Cuanto llevo aquí?
—Ingresó está mañana. Lleva más de medio día inconsiente. —Se mantuvo en silencio para comenzar a leer los resultados, dió un suspiro y dejó las hojas sobre su regazo—. Señorita Komori, esto no es anormal en un adolescente ya que hay muchos casos en el intervalo de edad de 16 a 22 años que sucede; más de los que se puede imaginar.
—No entiendo —le dijo frunciendo levemente las cejas confundida.
—Se que es joven y que tal vez sea un poco complicado de digerir, pero por descuidos estas cosas pasan que a veces no se pueden controlar, todavía es posible ir vuelta atrás ¿A sentido algo extraño últimamente?
—Solo vómitos e insomnio, en las últimas noches tuve los pies fríos y me he llegado a sentir afiebrada.
—Como suponía. —Se sacó los lentes—. Lo lamento mucho señorita, pero por lo que usted relata y los análisis indican, usted tiene Meningitis.
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