|7| Primer intento oficial ¡Y debería ser suficiente!

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Un rato después, como era de esperarse, Yui recibió un sermón de Reiji por haberse saltado las últimas clases (y ni hablar de por su falta de modales al quedarse dormida), ya que la escuela se lo notificó, delatándola. Escuchó desde su irresponsabilidad hasta los deberes básicos que le correspondían como estudiante y, más importante, el perfil que debía mantener como una residente de los Sakamaki.

Luego de la larga escucha de la disconformidad de Reiji —que también recibió Shu, pero este estaba con los ojos cerrados y ni lo escuchaba— se dirigió a paso tranquilo a su habitación a descansar un poco, para así estar lúcida para la salida que tendría dentro de unas horas con Carla.

Ya la hora de salida se aproximaba Yui comenzó a arreglarse. No se puso nada muy formal —estaba indecisa de qué tipo de perfil quería dar—, optó por una camisola rosa con un moño y una falda gris. No era su estilo ser llamativa, pero para intentar no lucir casual o como usualmente lo hacía se peinó un poco, haciéndose una coleta baja de costado con un lazo. También se puso unos pequeños aretes que iban en perfecta sintonía con su conjunto.

«Me sorprende que me invite a salir —pensaba Yui mientras se miraba en el espejo asegurándose de estar arreglada—, no es normal... Pero no viene mal aprovechar estas raras oportunidades ¿Verdad? »

Cómo la nueva "reglamentación" dictaba principalmente sobre sus salidas ya no podía estar sola, por lo que al rato salió desde la mansión con Carla en vez de encontrárselo en el sitio al que iban. Quiso pensarlo de otro modo para no sentirse encerrada, después de todo vivían bajo el mismo techo y saldrían del mismo lugar.

El viaje de ida fue silencioso, algo que no era poco común entre ellos, pero en este caso se podía sentir un poco de tensión en el ambiente.

Al llegar a la exposición de arte Yui se sentía maravillada, el ver tantas obras y a algunos de sus autores era algo que sintió extremadamente cálido. Sentía como si estuviera rompiendo esa barrera en el cual una pintura es solo un pedazo de lienzo con acrílicos, aquí podía escuchar a los artistas relatando qué buscaban transmitir con sus obras, y eso, le encantó.

Recorrieron la exposición mientras hablaban, —la rubia desde su desconocimiento pero intentando descifrar que quería expresar cada pintura y el mayor desde la experiencia— por haber hablado con alguno de los artistas y sus historias. Paseaban tranquilamente, por lo que Yui reparó en una pintura en la que perduraban los tonos rojizos de fondo y suelo. La miró con detalle mientras el fundador hablaba. Podía ver una silueta, forma un poco abstracta, sentada en el suelo hecha con las piernas contra el pecho y las manos a la altura de sus pies, ambos con cadenas. Con un poco de dificultad leyó el pequeño epígrafe.

❝No somos esclavos de nadie más que  de nuestros propios miedos.❞

—Kisama, ¿Pasa algo? —consultó Carla al verla con la mirada perdida.

Su semblante había cambiado completamente. Una pequeña angustia había surgido en su pecho, estaba shockeada, esa imagen la había vivido en más de una ocasión y eso revivió amargos recuerdos en su interior... y la frase que la acompañaba por ser tan real para ella revolvía su estómago.

—N-No, no es nada. Discúlpame, ¿Qué decías?

—Oe, Kisama. Parece que ya es tarde, vamos a cenar.

Yui lo miró extrañada, pero no opuso ninguna objeción. Todavía seguía un poco inquieta por lo que había visto hace unas horas, pero intentó olvidarlo para aprovechar el excéntrico agradable momento que tenía con Carla. Fueron hasta la puerta de un restaurante lujoso, pero antes de que siquiera entraran la rubia comentó incomoda.

¿Quién es él?「Yui Komori」#DRE1Where stories live. Discover now