Por un experimento fallido en el que trabajaban Reiji, Ruki y Carla, todos los chicos junto a Yui vieron el futuro de la misma, notando que no todo sale como ellos desean.
❝ー¿Qué clase de futuro podrías tener sin nosotros?❞
Pero... ¿saben? la salud...
Yui se quedó muda. Lo último que esperaba —y eso que ella veía posible que lloviera sangre antes que eso—, era recibir ese tipo de apoyo y más por parte de uno de ellos.
De forma inconsciente y sin notarlo comenzaron a brotar lágrimas de sus ojos, y a descender rápidamente por sus mejillas.
—¡O-oe! ¡No llores! —le dijo alarmado el menor. Esperaba que la haga sonreír no llorar... Qué humana tan extraña.
—N-No es nada. —Se limpió las lágrimas con una pequeña sonrisa asomándose—. Es que estoy muy feliz.
—D-De acuerdo... —dijo sin terminar de comprender—. ¿P-Por qué no continuamos?
—S-Si —le respondió limpiándose las lágrimas.
Siguieron con los deberes del albino en un ambiente tranquilo y animado, prácticamente justo para el receso ya que después de terminarlos sonó la campana. Se despidieron y luego cada uno fue por su lado, Yui primero volvió a dejar sus cosas en su asiento de clase y después durante el receso se dedicó a caminar por el instituto, aunque en cada piso se encontraba a alguno de los vampiros observándola. Ella los saludaba, pero no le respondían el saludo, solo la miraban serenos.
Terminado el receso volvió a concurrir a sus clases. Al sentarse en su pupitre revisó su bolso para sacar sus cuadernos y encontró una constancia de presentismo del salón de castigos.
Sonrió.
Esta vez hizo todo lo posible para no quedarse dormida.
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En el descanso más largo dejó sus cosas en el salón y se dirigió a los jardines traseros. Se sentía muy cansada, asi que se recostó en el césped al lado de un árbol gran árbol y se dedicó a mirar el cielo a través de las hojas. Tenía por lo menos todavía 40 minutos de receso, pocos alumnos pasaban por ahí asi que eso la ayudaba a tener privacidad para sus pensamientos, además sino había bullicio para poder disfrutar el momento.
Cerró los ojos y se dejó llevar por la tranquilidad y el silencio de la noche.
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