—Esto no puede estarme pasando. No ahora que tengo un padre —Oliver no dice una palabra, mi cerebro da mil vueltas al asunto.

—Alex, tranquila ¿Si? —dice finalmente, toma mi rostro otra vez, hace que lo mire a los ojos—los doctores tienen diferentes tratamientos, llámale y dile, yo le voy a conseguir el mejor doctor.

Asiento, sé que lo va a lograr, yo lo sé, la abuela siempre ha dicho que mientras hay vida hay esperanzas. Nada perdemos con intentarlo.

Mientras me calmo, recibo una llamada de Natalie, contesto rápidamente antes que se descontrole, si algo tiene en común con mi madre es que se vuelven locas cuando no contesto rápidamente.

—¿Natalie? —digo al descolgar.

—¡Alex! Vas a matarme ¿Por qué me dijiste eso? —está alterada, la conozco, lo más seguro es que esté dando vueltas por algún pasillo como suele hacerlo cuando está ansiosa.

—Porque es la tercera vez que sueño ese tipo de cosas, Nat. Tengo que llamarlo. Te llamo luego.

—Espera...

No la dejo terminar, necesito hablar con Alexander. Salgo de la oficina de Oliver, está bastante ocupado y no quiero que se preocupe. Tres tonos y aún nada del otro lado. Me quedo en la cafetería y vuelvo a marcar, ya me estoy preocupando. Hasta que por fin, escucho la voz de Stefani.

—¿Hola? —pregunta, con ese su tono suave de voz que siempre ha tenido para contestar llamadas.

—Stefanie ¿Está papá por ahí? —despejo algunos pequeños mechones de cabello que se han deslizado por mi cara.

Si... casualmente está pasando por aquí en estos momentos ¿Quieres hablar con él?

–Por favor.

"Papá, es Alex" —escucho en un murmuro. Casi de inmediato, escucho su voz del otro lado.

—Alexandra.

—Papá, quiero que te vengas a Nueva York. Oliver va a ayudarte a conseguir el mejor doctor y vas a ver que vas... —camino de un lado a otro mientras digo estas palabras.

Alex... —interrumpe.

—Papá —sollozo —enserio yo quiero que estés ahí para los días más importantes de mi vida —lágrimas corren por mi mejilla, intento controlarlas y tragar el gran nudo en mi garganta.

Mi amor, hay algunas cosas que tenemos que hablar —hace una pausa —enserio agradezco a ambos por preocuparse por mi salud, pero....

—¿Pero? no papá, los peros no existen, tú mismo me lo has dicho, no me estés haciendo esto, quiero que te pongas bien —me recargo sobre una mesa mientras intento calmarme.

—¿Crees que puedas venir este fin de semana? Me gustaría hablar mejor contigo. Yo iría pero me acaban de prohibir viajar porque tuve una recaída, pero nada serio.

—Iré hoy mismo. —Cuelgo la llamada, tengo que ir hoy. Por favor, que no sean cosas malas.

Camino de regreso hasta la oficina de Oliver a paso rápido. Él está afuera junto a David charlando y viendo unos papeles, el primero en verme es David y casi de inmediato Oliver voltea su mirada a mí.

—Oliver, necesito ir a Miami, hoy mismo —digo, incluso antes de llegar donde ellos, ambos fruncen el ceño y me miran con intriga.

—¿Por qué, Alex? ¿Pasó algo? —Oliver me rodea con sus brazos mientras mis ojos se humedecen. Estoy desesperada.

—Hablé con mi padre, dice que necesita hablar conmigo y no puede hacerlo por teléfono.

—Bien, entonces vamos... David prepara el jet —David asiente y se retira.

—Oliver, no quiero estar interrumpiendo tu trabajo, enserio, mañana mismo vuelvo.

—No, Alex —me interrumpe, viendo mis ojos —A la mierda el trabajo, yo tengo que ir contigo —dicho esto camina hacia su oficina, lo sigo y comienza a guardar los papeles dentro del archivero

—No Oliver, Por favor. Yo no quiero sentir que te interrumpo. Esto es algo importante, por favor déjame ir; vuelvo mañana, te lo prometo.

Y tuve que pelear como por dos horas para que me dejara ir con la promesa que lo llamaría en cuanto llegara, dos horas de retraso, al llegar ya estaba oscureciendo y el tío Frank fue por mí al aeropuerto. Estuve distraída todo el camino, observando solo por el ventanal a pesar de las múltiples intensiones del tío Frank para levantarme el ánimo, hoy no funcionan.

—Frank ¿Qué tan grave es lo que tiene Alexander? —él despega unos segundos su mirada de la carretera para verme.

—Sinceramente... no lo sé Alex. A él no le gusta hablar de eso —Suspiro, no sé porqué me imagino lo peor.

Al llegar, él está sentado sobre un sillón frente al piano de mamá, ella está ahí sonriendo, al verme se levanta y corre a abrazarme, Alexander de inmediato voltea a ver y sonríe; se levanta y caminando despacio llega hasta mí y me abraza.

Toma mi mano y me dirige hasta la sala que suele usar como oficina para trabajar, habla con su inigualable humor que a pesar de las cosas aún mantiene, en parte me tranquiliza. Se sienta cerca de la chimenea y me ofrece un sillón frente a él. Hago todo mecánicamente, siento que ni siquiera puedo pensar, continúa hablando mientras vierte un poco de café sobre una taza.

—Papá... ¿Qué es lo que no podías decirme por teléfono? Ya estoy aquí —vuelve su mirada a la taza que me extiende. La tomo, pero sin despegar la vista de él —Quiero en serio que vayas a verte con el doctor que Oliver propone —continúo —si algo puede ayudarte ¿Por qué no intentarlo?.

—Alex... —hace una pausa —no hay nada que me pueda ayudar.

—No digas eso —riño, no puede hablar así de él mismo —la abuela dice que mientras hay vida hay esperanzas. En serio papá, el bebé de Stefanie necesita una figura paterna —él sonríe levemente, siempre hace eso y me observa, una mirada pasiva, pero sin ese brillo distintivo en sus ojos.

—No quiero que comentes algo de esto con Stefanie, Alex. Nunca le he dicho nada de esto, no quiero que interfiera con su embarazo —y eso alarma todos mis sentidos ¿Porqué siento un dolor en mi corazón? Presiento que me va a decir algo que no quiera escuchar, pero asiento.

—Si fuese sólo la arritmia cardíaca —continúa —aceptaría lo del doctor, pero... —aquí es donde mi corazón comienza a bombear con fuerza —el cáncer en mis pulmones está bastante avanzado, ya no hay nada que se pueda hacer.

Eso fue como un golpe directo en mi pecho. Siento como mis músculos se contraen y mi corazón late sin control. Mis ojos se inundan, y no, ya no puedo contenerme.

Esposa de mi jefe © (Borrador de la 1era edición - 2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora