Capitulo 16 - El Rey

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Capitulo 16 –

El Rey

Amanece, la cálida luz del sol me da de lleno en la cara, despabilándome. Estoy totalmente desnuda y las sabanas color amarillo pastel, solo cubren de mi cintura hacia abajo, el está junto a mí. Tal como lo había soñado alguna vez, la melena castaña le cubre prácticamente el rostro pero eso no me impide apreciar sus muy masculinas facciones, sus dos pequeños lunares distribuidos cerca del bigote, sus finos y tentadores labios. Está dormido profundamente boca abajo, respira pausado, tranquilo, sus parpados están levemente hinchados, pero siempre los lleva así. Su espalda no es como la imagine, tiene dos tatuajes sobre su omoplato derecho, dos demonios, volando uno al lado del otro y otro en el interior de su bíceps derecho. ¿Qué significado tendrían? continuo estudiándolo, apreciándolo, unas marcas finas y largas llaman mi atención, se extendían a lo ancho de su robusta espalda, parecen latigazos, eran muchas, cruzadas; me estremecí al imaginar cómo se las habría hecho. Extiendo mi mano para tocarlas delineándolas suavemente y él se despierta lento...

- Mmm, ¿Qué pasa? oh, hola... - hablaba con la voz adormilada, apenas si alcanza a mirarme, los parpados parecen pesarle, movía las cejas con desgano haciendo un esfuerzo por aclarar su visión. Termina por frotarse los ojos en un gesto infantil

- Hola, buen día... - le regale mi mejor sonrisa, maravillada ante la perfección de su bella expresión mañanera. Lucía divino, un tosco adonis, con la apariencia de un feroz rey vikingo y el corazón de un tierno león. Lo observaba embelesada y pareció avergonzarse.

- No te muerdas el labio así... - lanzó en un sensual tono amenazante, ni siquiera había notado que lo hacía, ahora yo me avergoncé - ¿Dormiste bien? – su preocupación ante mi descanso me hacia regalarle otra sonrisa, esta vez sonrojada

- Si, muy bien. ¿Tu? – Daryl ya se erguía en la cama con la sabana cayéndole por el pecho hasta posarse en su cintura

- Como un bebé. – me miraba con una mueca traviesa que me quito la respiración, era tan hermoso y ni tenía que esforzarse. Mis palabras salieron atropelladas en un intento por desviar el pudor que sentía; se que puede parecer tonto, sobretodo después de haber hecho el amor y todo eso, pero nunca fui buena para el romanticismo después del sexo.

- ¿Cómo te las hiciste? ¿Son de antes de...? – le pregunte con tono curioso pero serio y el cambio el gesto, igualmente me respondió

- Si, mi viejo... luego de que mi madre murió, yo solo era un adolescente y el estaba siempre ebrio... Fue hace mucho ya... - sin necesidad de explicarse demasiado entendí perfectamente. Su padre, un golpeador como tantos, esperando la ocasión justa para descargar todas sus frustraciones a golpes contra sus hijos. Vaya si había conocido a tipos así.

- Lo siento... - El solo pensar en ello me provoco una enorme tristeza que rápidamente se reflejo en mis ojos; Daryl, al notarlo, me tomo suave por la barbilla y descansando sobre su codo derecho se estiro hasta donde yo estaba sentada.

- Hey, no tienes por qué. No quiero que te sientas mal por eso. Ya paso. – su tono era dulce y tranquilizador, clavaba son intensidad sus espejos azul mar sobre mis verdes ojos. Tenía un asombroso poder sobre mí ahora, me tenía, era suya, desde la última de mis terminaciones nerviosas, hasta el más mínimo de mis cabellos. Toda suya.

- Está bien... y dime ¿por qué los demonios? – una sonrisa divertida asomó en sus labios, una que veía por primera vez

- Porque... nunca debes domesticar a tus demonios pero si debes tenerlos atados a una cuerda, me gusta pensar que mi piel es la cuerda. – sonreí para mí misma con ironía, había escuchado eso antes, en mi propio celular, y a menudo lo pensaba, me identificaba con ello. No éramos tan diferentes después de todo.

Mirror of His SoulWhere stories live. Discover now