Capitulo 6 - Confiar o no

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Tras varios kilómetros recorridos el vehículo se estanco en un terrible pozo de barro; al parecer había llovido en esos días por lo que el terreno se había vuelto intransitable. Jesús sin inmutarse nos aviso que no debíamos preocuparnos; podíamos dejar la casa rodante allí y buscarla después ya que habíamos llegado a nuestro destino, La Cumbre. Detrás de una pequeña loma en lo alto de la colina se abría paso un camino de tierra, bordeado por altos muros de metal como os de Alexandria. El camino llevaba hasta unas grandes puertas de madera. Estas tendrían más de 3 metros de alto y en los costados eran custodiadas por dos guardias que solo cargaban largas estacas. Al querer ingresar, los guardias se pusieron hostiles ya que no confiaban en nosotros y a pesar de que sus pobres armas, unas viejas lanzas, no eran nada contra nuestras pistolas, ellos no dudaron en amenazarnos; pero al ver a Jesús cargando sus heridos amigos, y tras un pequeño escarmiento que este les dio, no tuvieron más que hacer que abrirnos paso. De cualquier forma no evitaron demostrar su mala gana al hacerlo.

Ya dentro de la comunidad, pudimos observar cómo vivía esta gente; una serie de casas rodantes y contenedores convertidos en pequeños departamentos rodeaban una enorme mansión. Esta me recordaba a un edificio que existe, si es que sigue en pie, en mi ciudad natal Córdoba; un antiguo palacio de nombre Ferreyra, convertido con el tiempo en un gran y lujoso museo. Eso me lleno de nostalgia por lo que sacudí mi cabeza para disipar la angustia que se iba acumulando en mi interior. Al voltear observamos como corrales con vacas gordas y otros animales de granja se abrían paso en los costados del muro, huertos con hermosas verduras frescas y naturales, hasta un puesto de herrería y otros materiales, esa comunidad tenia muchas cosas que en Alexandria aun no lográbamos conseguir. En los rostros de Rick y Maggie se dibujo la esperanza de llegar a un acuerdo con esa gente, necesitábamos alimento y todo lo que pudieran ofrecernos.
Antes de ir hablar con la persona a cargo del lugar, Glenn, Maggie, Jesus y yo ayudamos a llevar los heridos con el doctor; un hombre llamado Harlan Carson, de unos 40 y tantos años, pelo grisaseo corto y de barba. Tenia una mirada dura como todo medico pero voz cálida y amable. El los recibió y se dispuso a atenderlos en ese instante.

Después de eso el grupo entero ya mas tranquilo, ingreso en la mansión la cual estaba perfectamente conservada, un antiguo lugar que albergo más de una vez visitas escolares y turistas de todos lados. Una reliquia de esa ciudad que ahora era la locación ideal para refugiarse debido a su perfecta ubicación la cual proporcionaba una vista que dejaba ver lo que pasaba a muchos kilómetros de distancia en todas las direcciones. No había manera de no prevenir un ataque.

De una oficina salió a recibirnos un hombre de escaso cabello canoso llamado Gregory. El tipo parecía ser muy falso todo el tiempo, incluso tenia la típica mirada de pervertido que más de una vez había visto por ahí, nos hablaba con condescendencia invitándonos a ponernos cómodos no sin antes pedirnos, casi mandarnos, a asearnos. ¿Qué creía que teníamos pulgas o algo? De cualquier manera a Rick no le gusto esto, en realidad a ninguno nos gusto ni siquiera a Jesús, pero de mala gana acepto y le pidió a Maggie que se encargara de hablar con ese hombre; era evidente que estaba perdiendo la paciencia con él y eso que recién llegábamos.

En grupo, primero las mujeres y luego los hombres subimos a asearnos. La reunión pintaba para larga por lo que cada uno decidió solo o acompañado esperar dentro de la casa o fuera de ella y de paso saber más de ese lugar al dialogar con la gente que allí vivía. Necesitábamos conocernos para saber que podían ofrecernos y que necesitaban que nosotros les diéramos a cambio.

Por mi parte solo me dedique a deambular por la gran casona esperando y curioseando hasta que finalmente decidí salir por un poco de aire, no quería sentarme ya que el cansancio y el estar sin dormir me estaba pesando en todo el cuerpo. Al llegar a la entrada cerca de la puerta principal pude escuchar al colorado de bigotes, Abraham, y a Daryl hablando sobre Glenn, Maggie y su futuro bebe. Abraham no estaba seguro de aprobar lo que habían hecho pero tampoco lo veía como algo negativo y quería saber que pensaba Daryl de aquello.

Mirror of His SoulWhere stories live. Discover now