Capitulo 12 - El cuerpo es solo... materia

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Amanece y la cálida luz del sol me da de lleno en la cara, despabilándome. Estoy envuelta en sabanas blancas y el está junto a mí; la melena castaña le cubre prácticamente el rostro pero eso no me impide apreciar sus hermosas facciones, sus dos pequeños lunares distribuidos cerca del bigote, sus finos y suaves labios. Estiro mi mano para tocarlo, no puede ser real, esta semidesnudo, dormido profundamente boca abajo. Su espalda perfecta luce reluciente a la luz de la mañana, pero debe ser fruto de mi imaginación, no puede ser tan bello, respira pausado y me pierdo en sus tentadores labios, ahora entreabiertos. Su nombre sale despedido de mi boca sin querer, casi sin aliento, embelesada ante su magnífica imagen, Daryl... pero alguien más pronuncia mi nombre a lo lejos, sacándome de mi hermoso sueño.

- ¡Lucia, despertate! Vamos, arriba, hay mucho que hacer. – Helena me miraba con ojos ávidos y me sacudía con exageración. Como despertador era pésima la porteña, y para incrementar mi mal humor matutino, yo estaba agotada tanto física, como mental y emocionalmente.

- Voy, voy, chica... por lo menos dame unos minutos para reaccionar, por favor. – casi sonaba como una niña que no quiere ir a la escuela

- Si, tenès razón, bueno, después anda a donde estamos con las demás chicas, te espero ahí. – decía, aceptando que era demasiado el despertarme así luego de la olvidable noche que había tenido. Ella sin darse cuenta se dirigía a mí en español todo el tiempo, provocando que involuntariamente yo respondiera de la misma manera. Y se sentía bien, por primera vez en mucho tiempo podía volver a usar mi lengua materna.

Luego de estar unos minutos mirando la nada sentada en el borde de la cama, decidí levantarme. Me vestí con las únicas ropas que tenía, me lave la cara y los dientes solo con agua, y luego de acomodarme el pelo lo mejor que pude, salí de la habitación de Negan. Al llegar a la sala vi que solo estaba Helena, esperándome sentada sobre un gran sillón de cuero marrón, leyendo un libro.

- Al fin nena, dale, venì, vamos a desayunar. – Intente no mirarla de mal modo, no lo merecía, su tono era amigable y me hablaba con plena confianza. Por mi parte, aunque ella trataba de distraerme con sus comentarios, mi mal humor se resistia a disiparse, definitivamente no se disiparía; lo bueno fue que, al menos, ya no sentía que fuera por causa del desmedido "modo despertador" de mi compatriota.

- ¿No vas a tener problemas con Negan por hablarme tanto en español? – tenía que preguntar, no quería ser causa de conflictos para nadie.

- Si, o sea, frente a él no podemos pero si estamos solas no hay drama. – su manera de dirigirse a mi me resultaba muy familiar, era como estar en casa otra vez, en mi país.

Luego de subir unos tres pisos llegamos al comedor, había unos siete hombres robustos desayunando en una mesa en la esquina. Nosotras tomamos una mesa que según Helena era solo para las mujeres de Negan. Allí estaban las demás chicas, ignorándome, ninguna levantaba la vista, solo estaban sumidas en sus pensamientos. Luego de elegir lo que desayunaría me coloque frente a Helena quien solo había escogido un par de frutas. Yo tenía tanta hambre que me hubiera comido una vaca entera pero solo elegí un vaso de leche y unas galletas.

- ¿Y bien? ¿Cómo estas hoy? – la porteña me hablaba bajo y ahora en ingles. Las demás chicas fingían desinterés pero estaban atentas a lo que hablábamos.

- Solo... estoy. No sé si puedo decir que estoy bien. – mi tono neutro hacia evidente el pésimo estado de ánimo que traía, a este punto me sentía prácticamente ausente

- ¿Cómo te trato? – pregunto como quien no quiere la cosa a la vez que fingía comer su manzana

- A decir verdad, fue nada que ver con lo que imagine. Me trato bien, pero igual me siento inmunda, no me forzó pero claro yo tampoco me negué. Me siento culpable. – unas ganas de salir corriendo de allí me invadieron y sentí mis ojos humedecer

Mirror of His SoulWhere stories live. Discover now