Capítulo 19

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Trabajo, trabajo y más trabajo, Ji Ho no paraba, había estado días metido en su estudio donde a veces hasta se quedaba a dormir porque se le hacía muy tarde. Estaba a cargo de la producción de un álbum de un nuevo grupo que debutaría y además sacaba tiempo para ocuparse de sus propias canciones; si seguía así sin descansar ni comer bien, tendría un colapso mental pero aunque se lo dijeran y les diera la razón, él no se quería detener.

De nuevo otra noche que no dormía en casa, ya era preocupante la situación y Ji Seok lo buscó antes de irse a la oficina para hablar seriamente con él. Lo encontró rendido en el sofá de su estudio, por lo menos dormía, pero no era correcto que lo hiciera así; había montones de envases de ramen, latas de refresco y cerveza, regados en las distintas mesas y en el suelo y olía mal. Ji Seok abrió las ventanas para ventilar un poco el lugar y luego sacudió levemente a su hermano para que despertara. Ji Ho abrió los ojos con dificultad.

-¿Qué haces aquí? Nunca vienes - dijo Ji Ho sin cambiar de posición y no estando completamente despierto.

-Estoy aquí porque estoy preocupado. Has estado trabajando mucho durante todo éste mes.

-De nuevo con eso- se sentó y bostezó ampliamente. Rascó su cabeza y miró sus dedos, necesitaba lavar su cabello.

-Sé que te lo digo muchas veces pero esto no es bueno para tu salud. Estás todo el día aquí encerrado, te alimentas de comida chatarra y bebidas azucaradas. Tienes unas enormes bolsas bajo los ojos y tu cabello está sucio.

-Lo sé, lo sé pero es que tengo mucho que hacer.

-Tómate unos días, si trabajas sin parar va a llegar un momento en que te bloquearás y nada te saldrá bien.

-Pero...

-Nada de peros - lo interrumpió y miró a su alrededor- Buscaré a alguien que limpie éste lugar y tu vienes a casa conmigo ahora. Si no lo haces por las buenas te sacaré a rastras y no eres un niño como para que haga eso.

Ji Ho resopló cansado de escuchar siempre los mismos regaños y para que Ji Seok estuviera feliz y tranquilo, decidió ir con él a casa. Allí tomó un buen baño tibio en la tina que la señora Kim se esmeró en prepararle con sales relajantes, se puso ropa limpia y comió un buen desayuno que le cayó muy bien en el estómago; se acostó para buscar recuperar el descanso del que se ha privado él mismo pero no tenía sueño y no quería estar acostado. Decidió salir a caminar al jardín trasero aprovechando el buen día que hacía, tomar sol haría bien a sus huesos. Ya era otoño y aunque la temperatura ya comenzaba a bajar, era soportable si se abrigaba con una chaqueta ligera.

Los rayos del sol caían cálidamente sobre la tierra, calentando e iluminando la verde grama húmeda por el rocío de la mañana; se respiraba una tranquilidad adornada por el sutil trineo de unos pajarillos a la distancia y el correr de aquel riachuelo escondido tras los árboles. Era un oasis de relajación, como unos de esos discos con sonidos naturales para encontrar la paz interior pero Ji Ho lo percibía en vivo y una vez más agradecía el vivir allí lejos del caos del centro de la ciudad.

Ji Ho se detuvo escuchando un sonido diferente que no provenía de los pájaros, puso más atención y reconoció aquel canto de las cigarras. Pensó de inmediato en Jaehyo, si estuviera allí ya le hubiese dicho que clase de cigarra era. Aún le hacía gracia esa habilidad tan inusual que tiene pero es algo sorprendente. Saco su teléfono con ganas de llamar a su novio pero no lo despertaría, se conformó con ver fotos de él y escuchar los audios que a veces le envía para así siempre recordar el sonido de su voz. Uno de esos era él cantando cuando tuvieron su aniversario de ese mes, sonaba muy tímido pero aún así lo hizo como un regalo y no dejaba de escucharlo. Le parecía que si quisiera ser cantante podía serlo sin problemas.

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