Capítulo 3

229 27 18
                                    


Ji Ho como de costumbre seguía encerrado en su habitación, de vez en cuando bajaba a la sala pero no se atrevía a salir al exterior, ni siquiera al jardín de su propia casa en donde nada le pasaría pues no hay nadie ni nada que pudiera perturbarlo. Jaehyo la mayoría del tiempo se quedaba sin hacer nada en la casa, sólo se aseguraba de que Ji Ho tomara sus medicinas, lo cual éste tuvo que hacer después de que el mayor lo obligó a que le confirmara que había tomado la pastilla; le llevaba la comida y estaba pendiente por si tenía alguna crisis pero todo había estado tranquilo. Sin embargo más allá de cuidarlo, Jaehyo quería ayudar a Ji Ho a superar sus miedos porque lo que padece tiene solución pero tiene que poner de su parte.

-Algún día Ji Ho tendrá que salir de esa habitación - le dijo Jaehyo a la señora Kim -¿No se cansa de estar tanto tiempo metido ahí? ¿Qué tanto puede hacer?

-Está difícil esto, pensé que el señor Ji Ho estaría mejor y que al salir de la clínica se adaptaría rápido pero ya han pasado muchos días y él no pone de su parte para mejorar.

-Su hermano dice que él está consciente de lo que le pasa y que quiere mejorar por su cuenta sin ayuda de medicamentos pero no lo intenta - se levantó de la mesa - Tengo que sacarlo de ese cuarto - dijo decidido y salió de la cocina.

Subió al piso superior, respiró profundamente y tocó a la puerta del cuarto de Ji Ho, éste le abrió y lo miró con indiferencia como siempre.

-¿Qué? - preguntó Ji Ho.

-No puedes pasar todos los días allí metido, sal aunque sea al jardín.

-Hace mucho frío para salir.

Jaehyo entró al cuarto y buscó una chaqueta gruesa y abrigada para que Ji Ho se pusiera. Se la puso delante pero el chico no la agarró, lo ignoró y regresó a la cama tapándose con su cubrecama. Jaehyo lo destapó enseguida.

-Ji Ho, yo no estoy tratando con un niño así que no te comportes como uno.

-Estoy enfermo.

-No estás enfermo, estás traumatizado nada más, eso no es una enfermedad. Puedes mejorar si pones de tu parte.

-Estuve casi un año internado y no mejoré nada...Y ahora resulta que tú existes.

Aún Jaehyo no entendía a qué se refería Ji Ho cada vez que mencionaba algo sobre que "existía" o que era "real". Por supuesto que existe, estaba allí y podía verlo pero no se atrevía a preguntarle por qué decía tal cosa aunque insistiera con eso.

-Vamos, levántate - Jaehyo tomó a Ji Ho de las muñecas y lo jaló para levantarlo pero éste se ponía pesado - Por favor Ji Ho, sólo iremos al jardín, allí estarás seguro.

-Está bien - se levantó, se puso su chaqueta, un sombrero de lana y tomó su bastón. Se adelantó y bajó seguido por Jaehyo.

Ji Ho siguió su camino hacia la salida, abrió la puerta sintiendo el frío que entraba y salió hasta el pórtico donde se detuvo. Jaehyo salió cerrando la puerta tras ellos y frotó sus manos por busca de calor, hacía un clima congelante. Avanzó pero tuvo que jalar a Ji Ho con él porque no quería moverse, éste se soltó y siguió por su cuenta.

-¿Ves que no pasa nada salir aquí? - dijo Jaehyo - Aquí esto es muy tranquilo, la ciudad queda lejos y no llega el caos de ella. Estás seguro aquí.

Con la nariz levantada y prepotencia, Ji Ho se alejó de Jaehyo y fue hasta el jardín trasero dejando sus huellas marcadas en la nieve. El otro por supuesto fue tras él pero se quedó lejos porque sabía que su presencia lo molestaba así que dejaría que solo se acostumbrara a estar fuera. Todo estaba bien y no había razón para que algo pasara; Ji Ho se sentía tranquilo y se acostó sobre la nieve para hacer ángeles en ésta. Siempre le había gustado hacer eso desde pequeño al igual que muñecos de nieve con sus ojos y botones de rocas y nariz de zanahoria aunque nunca le quedaban muy bien, en cambio a Ji Seok le quedaban perfectos como si fuesen de mentira y aunque siempre lo vio haciéndolos nunca le quedaron iguales, simplemente no tenía habilidad para eso. Se quedó tendido sobre el frío manto blanco, mirando al cielo despejado con unos cuantos cirros y suspiró profundamente viendo el vaho salir. Jaehyo lo observaba desde donde estaba y se preguntaba en qué estaría pensando o si estaba totalmente relajado donde ni un pensamiento podía hacerle daño. Aparentemente todo estaba en orden así que él también se sentó hasta que Ji Ho quisiera regresar adentro o hasta que se le comenzara a congelar el trasero. Miró al cielo para también deleitarse por el hermoso clima que estaba haciendo y vio alrededor del sol un halo de luz al cual inmediatamente le tomó una foto. Al mirar de nuevo a Ji Ho vio que se había sentado pero seguía tranquilo, no tenía nada por qué preocuparse.

Contando estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora