—Muchas cosas.

—Birdie…

—No. Me. Llames. Así.

—Eres tan gruñona —Él sonríe.

—Y tú tan… tú.

— ¿Eso es malo?

—Sí.

—Bueno, estoy en Wikipedia, ya sabes.

—Que malote, me lo echas en cara de nuevo.

—Sí.

Luego de un silencio y suspiro, digo —Vete, Niall.

—Quiero una respuesta.

—Hagamos algo —susurro, observando la hora 11: 12 p.m. —Dame un día, solo eso. Lo pensare, y luego te lo diré.

— ¿Cómo sé que en ese un día no conocerás a un surfista de casualidad,  ese surfista te coqueteara, tú te enamoraras perdidamente, él igual, luego serán novios, luego se casaran, se irán de luna de miel a México, comerán tacos y serán felices con un perro chihuahua llamado “Salchicha”?

—Uno, no soy fanática de los tacos. Y dos, estás ebrio, piensas tonterías.

—Podría pasar —exclama. Le tapo la boca, rezando para que mis padres crean que soy yo y mis pesadillas. 

—Ya vete —gruño.

—Bien, bien —él camina lentamente por la habitación hasta la ventana —. Te daré tiempo hasta mañana en la noche ¿vale?

—Un día.

—Hasta mañana en la  noche —repite, guiñándome un ojo, y saliendo como puede de la ventana. Su mano casi resbala cuando se posiciona entre el árbol, puedo ver como suspira, y apoya su pie en la rama.

Espero y no se golpee las cosas.

Sera mejor que comience a pensar en la respuesta.

[…]

Aquí un pequeño secreto sobre los Bailes de Graduación: Son una mierda. No, no es una noche mágica como me lo creí por cientos de años. Bueno, desde que tenía trece años oía decir a las chicas mayores lo tan especial que era el baile. Los vestidos, las luces, tu pareja, los besos, las coronas, las lágrimas, las despedidas. Uy, si, déjame decirte ¡ellas eran unas malditas mentirosas!

En unas cosas no se equivocaban, pues, había vestidos, de varios colores y tamaños. Unos eran como ropa interior, y otros, como el mío, eran tan largos que podrían ser túnicas. Había luces, de todos los colores, también. ¿Mi pareja? Pues Harry se encuentra a mi lado, con cara de querer vomitar, ¿besos? No, Harry me vomitaría. ¿Coronas? Tampoco. No es Disneyland. ¿Lágrimas? De sufrimiento, si, quizás. ¿Despididas? No, lo dudo.

El gimnasio de mi escuela era enorme, muy enorme, así que entre todos decidieron que allí seria el baile de graduación. Todo transcurrió absolutamente bien, me había preparado temprano,  mi madre no me eligió el vestido, pero al menos hablo algo conmigo y dijo que me divirtiera, lo que me hizo sentir menos culpable. Luego eso de las 20:30 p.m. Harry bocinó frente a mi casa, oh, todo estaba de puta madre. Él dijo que estaba linda, yo le dije que su traje no estaba mal, y él me respondió que se lo había robado a un amigo, y por eso las mangas le quedaban grandes.  

Bien, cuando entramos, nos tomamos una foto en la entrada. Lamentablemente estornudé en el último minuto, así que, cuando vimos la foto parecía que yo estaba llorando, o por lo mucho, estreñida. Me dije a mi misma que quemaría la foto apenas llegara a casa.

Amber me saludó cuando nos semanas en la mesa. Su novio, Jonathan, que se parece a Justin Bieber, nos saludó.

La música sonó, y comenzamos a hablar de cualquier cosa.

My boyfriend is famous » horan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora