Capítulo 21: Pesadilla

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—¡¿Mamá que está pasando?! —preguntaba Daniel entre lágrimas.


Carol apenas llegó a oírlo, no se había recuperado aún del impacto con el otro auto. Su visión estaba nublada y en sus oídos se presentaba ese sonido agudo y persistente característico de un accidente de tal grado. Lo primero que hizo tras recobrar la conciencia, fue dirigir su mirada a su esposo que yacía sangrando por el golpe de su cabeza con el volante, estaba inconsciente pero respiraba con cierta dificultad. Tras ver que su fiel amor seguía con vida, dirigió su mirada a su hijo pequeño que yacía en el asiento trasero, gritando y llorando. Su madre comenzó a llorar con desespero al verlo con el rostro cubierto de sangre, intentó despertar a su esposo mientras que con algunas mentiras pretendía tranquilizar a su hijo. Tras ver que su prometido no reaccionaba a los gritos y sacudidas de ella, prosiguió a salir del auto para sacar a su esposo e hijo de esa mala situación. En un principio empujó la puerta como quien acaricia una flor, pero en el segundo intento juntó todas sus fuerzas y con una gran patada destrabó la puerta que estaba abollada como lata. Sus piernas, al igual que sus ojos, tardaron en recuperarse, estuvo intentando varias veces mantenerse de pie, pero el hecho de que debía ayudar a su familia la hacia más fuerte que nunca. Se dirigió a la puerta, con el vidrio totalmente hecho pedazos, de los asientos de atrás, solo logró hacer que su hijo le viera a los ojos; pero ese momento no duró mucho ya que en segundos vio como su hijo era casi aplastado por el impacto de otro auto que dañó la poca sanidad que le quedaba al su vehículo y a su familia.

Ella sintió un tirón en el lado izquierdo del pecho, mientras que sentía como todo su cuerpo se tensaba y lágrimas furiosas jugaban una carrera donde la pista comenzaba en sus ojos y la meta era el mentón de aquella pobre mujer. Un grito desgarrador pero claro salió de su boca, en un tono y con emociones que jamás había experimentado.


—¡Daniel! —gritó desesperada mientras que por su propio impulso casi se cae de la silla del cuarto del hospital.

—¿Qué ocurre? —preguntó su esposo confundió tras haberse despertado de una manera tan repetitiva.

—Tu..., tuve una pesadilla. Vos y..., y Dani y..., el auto..., yo...

—Descuida amor —Su esposo intentaba detener el ataque que en ella notaba—. Todo fue una pesadilla, solo eso.

—¡Pesadilla es esto...!

—Silencio amor, baja la voz. Seguimos en el hospital —susurró Marcos.

—¡No me importa! Yo quiero a mi hijo de vuelta. Siguen sin decirnos algo certero y está tan frágil pero a la vez sigue ahí —La mujer comenzó a llorar—. ¿A caso no lo vez? Está más muerto que vivo y cuántos casos se han salvado. Poquísimos.

—Descuida cariño, hay que tener solo un poco más de fe —El pelinegro la abrazó para consolar sus penas.

—Es que... Lo extraño tanto, necesito su llamado, su sonrisa, su..., su calidez tan hermosa. Ya ni recuerdo cómo era su voz, tengo tantas cosas, tantos recuerdos que ni siquiera me acuerdo qué me dijo por ultima vez.

—Descuida cariño, hay que ser fuertes. Hace ya un mes lo venimos siendo, no nos rindamos ahora —Sonrió amargamente.

—A eso me refiero, ya no puedo seguir así, con él, de esa manera; me siento destruida.


Las esperanzas iban y venían, cada tanto Marcos lloraba; intentaba hacerlo solo y oculto pero su mujer tenía una habilidad especial para reconoce la pena en las demás personas. Por ello, en esta situación, ella era fuerte; cada vez que veía a su hijo tieso sobre la camilla no podía sentirse triste..., porque no veía tristeza en su rostro. Mostraba una hermosa y discreta sonrisa mientras dormía profundamente y cuando las visitas se extrañaban por la facción de Dani, ella decía que su hijo no se está preocupando por nada y por eso sonríe levemente.

Aún así, como todos los demás, se sentía quebrada internamente por tener que lidiar con tal situación. También lloraba a menudo pero buscaba apoyo en la familia y amigos que le quedaba. A veces sentía nostalgia y veía la cara de su hermano en la de su hijo, ese rostro la perseguiría por el resto de su vida, en su mente. Recordaba cuando él, muy enfermo, les declaró a ella y a su madre las más hermosas palabras del mundo. También recordaba las palabras que el llanto y el nudo en la garganta no le permitieron expresar, tantos recuerdos la abundaban y ser la fuerte no la ayudaba; explotaba en llanto cuando su cabeza ya no podía soportar más ideas.

En el trabajo ambos se sentían cómodos, ganarse la vida en un mismo lugar por una misma pasión, y por sobre todo, con un jefe humano y comprensivo; era realmente algo tan lindo. Se sentían apoyados en todos lados y en cualquier momento, y su salud mental seguía sana gracias a los incansables intentos de distraerlos que sus amistades planeaban.

Para su suerte Dylan y Camila avanzaban perfectamente en un prototipo de relación, aún seguían sin besarse pero cada momento juntos era lo mejor de su día; y aunque el hospital no era el lugar más romántico del mundo, eso no impedía que pasaran momentos hermosos el uno con el otro. Se contenían mutuamente, se hacían felices hasta con una pequeña sonrisa que veían en su compañero, Camila era muy abierta, tierna pero frágil. Mientras que Dylan era positivo y algo cerrado, lo cuál lo hacía parecer fuerte; ambos se complementaban y por eso todo funcionaba de maravilla entre ellos. A veces hasta se cuestionaban el por qué de sus tan típicas peleas, intentaban enojarse para buscar razones aunque ninguno podía permanecer en ese estado por mucho tiempo. 

Todos, difícilmente, mantenían la esperanza pero cada día era más difícil mantenerla en sus cabezas. Aun así para Dani, las pruebas comenzaban a enloquecerlo y las decisiones eran cada vez más difíciles y precisas, eran más bien órdenes y eso le molestaba mucho. Algunas veces, en secreto, su mente formulaba la pregunta de que si todavía tenía fuerzas para afrontar los desafíos, si realmente valía la pena pasar por tanto. Pero al instante, él negaba y bloqueaba esas ideas ridículas, crueles pero no tan equivocadas. Para todos ya no era tan sencillo mantener la cordialidad y la postura. Hasta Jeff estaba desesperado, pues llegar a su casa y ver que lo más preciado que tenía desapareció..., lo hizo perder la cordura... 


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¡Hola niños y niñas! Esto es lo que salió hasta el momento, espero que les haya gustado como a mí. Si llegaste hasta esta parte de la historia pues debo agradecerte muchísimo 💖

El capítulo salió tarde porque una amiga lo pidió así, mátenla a ella 😂

Estén alerta porque voy a ir corrigiendo los capítulos y no tengo ni idea si Wattpad avisa eso pero ustedes mantenganse alerta a las actualizaciones... La historia ya está llegando a su fin 😭

Voten, comenten y compartan 😍

Los quiero ❣


Los colores de la vidaWhere stories live. Discover now