Capítulo 12: Parejas de turnos

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Dani intentaba solucionar sus conflictos internos entre diferenciar lo real de lo inverosímil pero se les estaba complicando demasiado, sus sentimientos jugaban cada vez más en contra de él y muy en el fondo quería creer que todo era un sueño, que las pruebas no existían, que todo se debió a su estado de coma.

Mientras tanto su padre se sentía culpable por lo que le había ocurrido a su hijo, nunca imaginó que ocurriría algo tan grave pero, sin embargo, le preocupaba mucho más que las últimas palabras que su hijo se llevó de él serían producto de una pelea, aunque por otro lado sabía que Dani se recuperaba muy rápido de eso. No está en su naturaleza pelear y guardar rencor.

Tanto su madre y su padre intentaban estar todo el tiempo posible con él, se turnaban por parejas, una noche dormían dentro de la habitación Camila y Dylan y a la siguiente lo hacían sus padres. Dylan cada tanto se iba a su casa, buscaba un par de cosas, dormía cómodamente y volvía al hospital; en cambio Camila se quedaba a toda hora ya fuera dentro o fuera del cuarto. Hacía ya tres días que no veía a Jeff, su corazón estaba totalmente exprimido porque ella había prometido que lo cuidaría, como se lo prometió a Dani, y ahora él quien sabía que andaba haciendo. Tampoco se enviaban mensajes porque cada conversación era una pelea que dañaba aún peor a su falsa relación.

Si Kia podría reencarnar sería en la vida de Jeff, pues sus ánimos juveniles son iguales y también son similares los tormentos que en su mente ambos llevan...


—¿En serio crees que salga? —Le pregunto el señor Marcos a su esposa.

—Marcos... como puedes dudarlo, nuestro niño siempre ha sido fuerte. Él —Sus ojos se llenaron de lágrimas—... él lo hará, no nos dejaría —Si bien terminó de hablar se quebró en llanto otra vez.

—Lo siento cariño —La abrazó—, es que míralo. Se ve tan... calmado, como si no hiciera esfuerzo por despertar.

—Lo sé amor —respondió entre sollozos—, pero yo se que él está luchando para volver.


En realidad ambos ni llegaban a imaginarse por lo que Dani estaba pasando, así como tampoco pensaron que le dieron vida a una persona especial, con un objetivo y hasta con poderes que algunos humanos consideran totalmente falsos y ridículos. Dani no lo creía así, pero jamás se dio cuenta de su verdadero poder, lo reprimió involuntariamente durante toda su vida, tal vez las pruebas lo ayudarían a aceptarlo y desarrollarlo.


Camila no dejaba de pensar en qué clases de cosas estaría haciendo Jeff, pero por su amigo era capaz de dejar hasta a su propia familia atrás; cuando ella hacía amigos lo hacía con todo el corazón y ser amigos para ella era durante toda la vida, y en algunos casos hasta cuando uno de los dos no se encuentre realmente vivo. No podía perder a otro amigo, cambiaría los lugares si por ella pasara esa decisión. 

Dylan intentaba mantener la esperanza para lo demás, pero por dentro aún seguía roto, debía contenerse para no llorar cada vez que pasaba un día más sin su amigo. A diferencia de Camila, Dani lo protegía a él y por eso no podía perderlo. Jamás pensó que esto pasaría y no podía haberlo evitado por más que hubieran estado juntos a la hora del accidente, porque tanto él como Dani sabían que Dylan no actuaba de manera eficaz en situaciones límites aunque esto se revertía en torneos y competencias, allí el rubio era mucho más ágil. No se permitiría dejar morir a su amigo sin antes contarle todo lo que ocurrió en su vida y que él ni siquiera se imagina.

Para todos se sentía extraño hablar con alguien que no respondía, pero sus amigos lo hacían a cada hora, cada cosa que pasaba se los informaban a Dani. Le llevaban los chocolates que más le gustaba aunque con el tiempo terminaban comiéndoselos ellos mismos. A cada hora perdían un poco de fe pero Camila no, ella se mantenía fuerte y tenía toda la certeza de que pronto verían a Daniel abrir los ojos y volver a ser la persona que siempre fue. Pero como Kia ya le había dicho, Dani, deberá aprender a vivir con todo lo nuevo que sabía.

Jeff se sentía miserable, estaba aburrido y con nada por hacer, no quería volver a jugar con su vida. Esa etapa ya la había superado y sepultado en un cajón de sementó sólido, había encontrado la forma de poder vivir con su error imperdonable e irremediable, también había aprendido a lidiar con su alcohólica e intermitente madre y su desaparecido padre. Pero cada noche lo recordaba, tenía guardado perfectamente lo último que esa persona había usado el día en que lo vio por última vez.

Casi sin querer, recordó cuando conoció a Camila pero no todo de eso eran buenos recuerdos. No solo porque en realidad no la amaba y no quería dejarla sola para que nada le pudiera ocurrir, sino porque la persona que los presentó ya ni siquiera estaba para ayudarlo como siempre lo hizo.

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—¡Hola Mike! —Jeff le brindó una cálida sonrisa a su amigo como si él pudiera verlo a través de su teléfono.

—¿Cómo estás amigo? —preguntó Mike como siempre lo hacía después de aquel día

—Un poco mal, ya sabes, lo extraño demasiado... Ya ha pasado casi un año de que... —El pelinegro comenzó a deprimirse.

—Lo sé amigo —Interrumpió Mike—, al menos ya te saqué esas ideas locas de matarte... —Ninguno habló por unos segundo—. ¿Querés que nos juntemos?

—Me haría bastante bien.

—Está bien, estoy en el café de siempre. Te espero, ¡no tardes!

Jeff colgó la llamada y salió rápido de su casa, intentó evitar a su madre pero ella le hizo la plática de siempre, la que tan mal lo hacía sentir. "Trata de no perder a nadie", fue lo último que le dijo a su hijo que ahora salía con el corazón exprimido a más no poder. Ya había pasado tiempo pero él no lo podía olvidar tan fácil.

Llegó al café donde siempre se reunían con su amigo de toda la vida, lo buscó con la mirada y lo encontró rápidamente. Se sentó en frente de él y conversaron unos minutos hasta que una jovencita los interrumpió sentándose con tres expresos.

—¿Noviecita? —preguntó Jeff con gracia.

—Ja, ja, ja. Sabes que las mujeres no son mi tipo —respondió Mike entre risas.

—Gusto en conocerte, soy Camila, compañera de natación de Mike... ¿Tú eres? —La pelinegra se presentó con energía.

—Soy Jeff, mejor amigo de Mike, o eso quiero creer —Miró a su amigo con una sonrisa.

De repente los dos desconocidos se hicieron amigos, ambos ella era muy positiva y energética, mientras que Jeff era una persona aburrida y pasiva. Desde ese día comenzaron a juntarse los tres juntos cada vez que podían pero cada tanto Camila ya había organizado salidas con sus otros amigos, la mayoría varones, pero sin duda sus mejores amigos eran Dylan y Dani.

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Jamás esperaron que Mike, a un año de ser amigos, enfermera gravemente y muriera casi de inmediato. Desde ese momento Jeff prometió cuidar y protejer a Camila, no importara como peros sería todo el tiempo pues no podía darse el lujo de perder a más personas en su vida. Mientras que Camila juró mantenerse al lado de Jeff para que este no intentara ninguna locura. Por un momento creyeron amarse pero cuando se habían dado cuenta que no era así, ninguno quiso aceptárselo ni decírselo al otro, por esa razón ahora ambos viven con una relación forzada por la lástima y la indecisión. Para Jeff el amor ahora era solo una palabra, pero para Camila era una situación que la frustraba y que la confundía.

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Hola!!! Nuevamente tarde lo siento ☹ , posiblemente mañana no alcance a publicar, si puedo lo haré pero no se los puedo asegurar. Los recompensaré con algo, lo prometo.

En fin, espero que les guste el capítulo y gracias por leer ❤, voten 🌟, comenten y compartan 💞

Los colores de la vidaWhere stories live. Discover now