—¿Celosa? —Alza una de sus cejas para enfatizar la intención.

—Para nada.

—Oh, bueno, entonces supongo que el hecho de que muy pronto tal vez tengan familia ni te moleste...

Y ahora sí comienzo a ahogarme con el bocado que tenía en la boca. Madge deja de reírse y da chasquidos en el aire con el fin de distraerme y que se me pase el... Soponcio...

—¡Por un demonio, Madge!

—¿Yo qué? —pregunta en un tono que intenta la inocencia.

—Con eso no se juega —digo seria. Suelto un suspiro y vuelvo a mi comida, dejando el silencio en el ambiente, prefiero pensar en el tomate que he dejado caer al suelo.

—¿Katniss?

—¿Mande...? —respondo, aun dentro de Katniss.

—¿Cuántos hijos planeas tener con Peeta...?

Mi mente capta poco a poco las palabras de Madge, confundida, analizo la frase varias veces. Me doy cuenta de que debería molestarme por lo que ha dicho.

—Ninguno. —Frunzo el ceño—. No pienso tener hijos.

—¿Ni con Peeta? —responde decepcionada.

—Ni siquiera con el mismísimo pavo real Finnick Odair, Mad.

—¡Oye qué te pasa! ¡Loca!

—Sí, me van a encerrar y me van a amarrar...

—Tenlo por seguro...

Después de terminar de comer aún nos quedan unos minutos de descanso, así que decido aprovecharlos para volver al tema inicial, al que realmente me interesa.

—¿Por qué dices que estaban idos?

—No lo sé. Al principio de la cena todo parecía normal, pero luego... Peeta se disculpó para ir al baño y cuando regresó ya no era el mismo; le susurró algo a Amaranta y ella también palideció.

—¿Qué crees que podrían haber visto?

—No tengo idea,  pero lo que sí creo es que saben algo, más que haberlo visto —responde ella, intentado hacerse la interesante.

—Es lo mismo...

—Escucha, lo que te voy a decir a continuación es serio. —Asiento—. Mi padre ha estado frustrado, no ha parado de trabajar desde que Peeta y Amaranta visitaron el distrito once en la Gira de la Victoria, prácticamente ni siquiera salia de su oficina, comer o ir al baño parecían insignificantes según la gravedad de la situación que enfrentaba. Entonces, preocupada por él, decidí llevarle comida, y fue cuando comprendí todo al ver las pantallas. Los distritos están molestos Katniss, parece ser que Peeta y Amaranta están atizando el fuego del infierno.

Me quedo callada unos segundos, intentando asimilar todo lo que Madge me ha dicho. Lo único que se me ocurre contestar es:

—Ya estamos en el infierno, y si nosotros ardemos, ¿por qué no deberían arder con nosotros?

—Debería de echarte una cubeta de agua para apagar esa flama. Ten cuidado con lo que dices, puedes causar un incendio, y no querrás que te queme a ti también o a Prim o a Peeta. No juegues con fuego.

...

Suelto un suspiro cuando Prim me dice que no moleste a Buttercup y asiento resignada. El tonto gato fue quien empezó. Estúpido gato. Podría seriamente desatar el infierno sólo para verlo arder a él.

Muevo la comida en el plato, incapaz de no pensar en otra cosa que no sea lo que Madge me ha dicho hoy, en Peeta o en Gale.

Los distritos enojados. ¿Qué significa eso? ¿Significa que se están revelando? ¿Significa que la gente se está levantando a luchar? ¿Significa que la gente ya no tiene miedo?

HARINA Y POLVO DE CARBÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora