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"NO HABLO KATNIANO"

—¡No iba en serio, Peeta! —le digo. ¿Qué rayos hace? Nunca pensé que se fuera a tomar seriamente lo de las teselas.

—Pues ahora sí. Vamos, no puedo ser tan malo.

—No puedo dejar de pedir teselas, ¡Entiende! Ahora no solo es mi familia, también está la de Gale ¡Y Gale no está!

—Déjame ir contigo esta mañana y discutiremos eso después.

Ruedo los ojos y suelto un bufido, pero aun así mascullo un «Está bien». Peeta inmediatamente sonríe y comienza a caminar a mi lado.

...

—¡No pises allí! —grito.

—¿Dónde? —pregunta Peeta espantado.

—¡En donde estás pisando, idiota!

—Oh, lo siento.

—Debes tener cuidado con las trampas —digo molesta.

—¿Me van a colgar de cabeza? —bromea. No entiendo como siempre lo hace, podría estar en los Juegos del Hambre y seguir bromeando acerca de todo.

—No, las puedes romper, son delicadas, están hechas para sostener el peso de un conejo o una ardilla, no el de un Peeta de setenta Kilos.

Creo que esto de bromear no es lo mío, sin embargo, él se ríe, y su risa me hace reír a mí.

...

—Sostenlo así —digo. Me coloco atrás de él y pongo su brazo derecho en la posición correcta, separo sus piernas con mis pies y corrijo su postura.

—¡Tira!

La flecha de Peeta da a solo unos centímetros del conejo, lo cual sirve para que se espanten, pero aprovecho que están distraídos y tiro dos flechas seguidas ¡Voila! ¡Dos conejos!

Vuelvo la mirada y él me ve sonriente, fresco.

—¿Qué? —pregunto, avanzando hasta los conejos para quitarles las flechas y guardarlos.

—Jamás te había visto disparar, ¡Eres increíble Katniss! ¡Les has dado a los dos casi al mismo tiempo!

—Ehh... ¿Gracias?

—¿Cómo has aprendido a hacer aquello? —habla embelesado.

—Mi padre me enseñó —digo orgullosa. Definitivamente a mi padre le debo todo lo que soy hoy, aunque Gale también me ha enseñado mucho...

—Me hubiera gustado conocerlo, se ve que era un buen hombre, me refiero a... es evidente, si tiene una hija tan increíble.

Sus mejillas se ponen rojas.

—No es para tanto, Peeta.

—¡Claro que sí! ¡Vales cada uno de mis halagos, Katniss!

—No sé qué decir.

—No digas nada, solo acéptalo.

Peeta intentó cazar unos cuantos conejos más y no se le da tan mal, pero definitivamente esto no es lo suyo, sólo ha atinado a rozarle la pata a uno que otro. Le enseño también a poner unas cuantas trampas, con eso le va mejor: sus manos me recuerdan a las de Gale, a pesar de que son mucho más blancas y que carecen de la habilidad completa, es evidente que es más talentoso en el trabajo manual. También frunce el ceño igual que Gale cuando pone las trampas, concentrado en hacerlo todo bien, empeñado en no tener un movimiento en falso; su lengua sale ligeramente de sus labios, ese detalle me saca una sonrisa... ese detalle es lo que lo hace Peeta.

HARINA Y POLVO DE CARBÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora