14

1K 99 15
                                    

"NO, KATNISS, NO"

Abro los ojos con mucho trabajo, una capa de lagañas secas cubre mis pestañas, las quito con poco cuidado al tallar mis ojos y, una vez que soy capaz de abrirlos, me pongo de pie.

Busco en una caja unas botas de repuesto, viejas y rotas, pero servirán más que los zapatos abiertos que llevo puestos. Meto una mano para corroborar que no haya ningún tipo de cosa que me pueda provocar piquetes o ronchas, también la sacudo contra la pared. Puedo apreciar como una pequeña araña cae y se va corriendo asustada.

Una vez que estoy segura de que las botas no tienen vida dentro, me las calzo y voy a la puerta. Genial, está atascada. Pongo un pie en la pared y tomo con las dos manos la manija de la puerta, reúno fuerzas y jalo hacia mí.

Después de unos cuantos intentos lo logro, caigo al suelo y me raspo las manos otra vez, las heridas que me hice ayer por la noche de una forma similar escocen ante la nueva rozadura. Bravo, Katniss. Me pongo de pie con algo de trabajo por el vestido que llevo puesto; tanto que me esforcé por mantenerlo limpio, todo lo que sucedió con Peeta por intentar quitar aquella mancha de chocolate y al final el vestido terminó lleno de tierra y peor que el trapo que usas para quitar el carbón de tus botas.   

Durante toda la noche me repetí una y otra vez «No». «No, Katniss, no». La ilusión, el cariño, la atracción, la emoción y la remota posibilidad de que algo sucediera con Peeta se esfumaron más lento de lo que yo hubiera querido... de lo que yo quiero, aún no logro controlarlo del todo, pero debo mentalizarme, debo convencerme de que aquella idea es cierta: Lo mejor será olvidar, aunque yo no quiera olvidar. Comprendí por milésima vez que los sentimientos no me llevan a nada bueno.

Salgo de la cabaña, me arrodillo junto al lago y meto mis manos, el agua alivia un poco el ardor de estas, me las tallo para quitar la mugre y evitar cualquier infección. Formo una cazuelita para retener un poco de agua entre ellas, me la llevo a la cara y limpio cualquier rastro de hinchazón o de lágrimas secas, de tierra o mugre.

Intento alegrarme: estoy en el bosque. Estoy en donde llevo días queriendo estar. Podría huir, correr, dejar todo atrás; pero no sin Prim, así que camino en dirección al tronco donde guardo mi arco. Aún tengo parte del dinero que me dio Haymitch,  podría devolverle una parte si tengo comida para unos cuantos días. Aún no sale el sol y si soy lo suficientemente rápida puedo volver al distrito sin que nadie me note, tal como lo hice anoche.

Respiro el aire fresco y libre de polvo de carbón con cada paso que doy, intentando volver a grabar en mi mente el olor a pinos verdes, a pasto húmedo, a bosque. Simplemente a bosque. No a Gale y a bosque, no al aroma atrevido de naranjas que él desprendía junto al del bosque. Aquellas mañanas con olor a frescura y un sentimiento de libertad cada vez que cruzaba la alambrada viven permanentemente en mi memoria.

Todo ha cambiado. El color, antes verde, ahora es naranja; las mismas naranjas se han convertido en pan; el polvo de carbón en harina; la amistad en algo que no puede llegar a ser, la privacidad en cámaras. Peeta en Gale.

Sacudo la cabeza intentando librarme de toda esa vorágine de sentimientos. «No, Katniss, no». Demuéstrales de que estás hecha, enfrenta el problema, pelea como siempre lo has hecho. Y gana. No necesitas a nadie. Sólo una cosecha más, el Vasajalle. Prim no saldrá. Prim no saldrá. Prim no saldrá. 

Introduzco la mano al tronco hueco, inmediatamente encuentro mi arco. Suelto un suspiro de alivio. Le quito unas cuantas telarañas y reviso el carcaj. Está allí, hasta el fondo. La flecha de mi padre sigue allí. La tomo entre mis dedos con cuidado, observo la inscripción tallada en el astil.

"La vida es ciervo herido sin remedio, que las flechas le dan veneno y alas. Everdeen."

¿Cómo olvidar la única flecha que no he usado desde que él se fue? ¿Cómo intentar hacerlo? ¿Cómo intentar llenar un lugar que él nunca completó porque se fue antes de lo que debía haberlo hecho? ¿Cómo tener la sabiduría que no tuvo tiempo de enseñarme? ¿Cómo seguir los pasos que no marcó? ¿Cómo duplicar la risa y el canto que se esfumaron en el aire? ¡¿CÓMO?! 

HARINA Y POLVO DE CARBÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora