XXII. Reencuentros que arruinan.

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A varios metros de distancia, se encontraba el gran edificio de ciencias, siendo similar en la estructura al de salud, pero teniendo ese aire más moderno, juvenil y salvaje, y el triple o más de grande. Había mucho movimiento en los pasillos, ya que la mayoría de la población estudiantil del campus se encontraba ahí.

Y entre esa mayoría, se encontraba Liam Payne, yendo hacia su segunda clase del día. Su primera, introducción a la creación literaria fue la mejor clase de su vida. El profesor Damián era un loco, en todo el sentido de la palabra, haciendo la clase ligera y divertida.

Zoe no pudo acompañarlo en la segunda clase porque su horario no coincidía con el de él. Le tocaba historia del lenguaje, y le sonaba difícil. Nunca fue excelente en historia. Solo era bueno y nada más. Y eso le preocupaba.

Su teléfono sonó.

«¡HOLA LIAM! Nos veremos en la cafetería que es de color cielo y tenía una pizarrita con dibujos y el menú del día para llenar nuestras panzas y hablar, harryyyyy x»

Le rugía el estomago pero aún no era hora de comer y, además, tenía que entrar a clase.

Estate quieto, mister gruñidos.

Se apuró hasta el salón número ciento cincuenta y dos, para llegar y encontrarlo casi lleno.

Encontró un lugar en las filas delanteras y se sentó, sintiéndose ya tranquilo de haber llegado temprano a su clase. Dejó su mochila en sus pies y agradeció que los puestos de ese salón eran individuales, ya que sería extraño e incómodo que un desconocido se sentara a su lado.

No había tenido tiempo de hacer nuevas amistades, ya que las pocas horas que llevaba las había estado pasando con Zoe, quien tampoco conocía a mucha gente, pero la cuál era conocida por ser hermana de Zayn. Demostró ser una muy buena compañía y pudo afirmar lo enamoradisima que estaba de su amigo Louis.

Las pocas personas que habían en el salón parecían ser amables, pero no quería arriesgarse todavía. Quería permanecer en su zona de confort la primera semana, hasta acostumbrarse al ritmo de un universitario.

Luego de varios minutos, la gente empezó a entrar en estampida por la puerta, llenando el salón de inmediato, y con ello, un poco de bullicio y buena vibra llenaba el ambiente que anteriormente se veía un poco vago y apagado.

Una voz vibrante resonó por todo el salón.

— ¡Buenos días, clase!

Con un simple vistazo a esa falda ajustada y esa camisa color lila, sintió que su sistema no respondía. Era como si tuviese un apagador y este fue presionado, porque no reaccionaba. La chica de sus sueños, la mujer más hermosa del universo, la suplente del internado, la prometida del director de ese internado, ahora estaba aquí.

Olivia Fieldgreen estaba en Nevada, y sería su nueva profesora.

Su frente empezó a tornarse brillante y el sudor recorría todo su cuello. Sentía que iba a caerse de boca en el suelo, y sujetó con fuerza su mesa por debajo.

¿Que hacia esa mujer ahí?

Liam siempre pensó que ya se había casado con el señor Cleinlod y ya era una ama de casa feliz y embarazada. Pero no. Estaba ahí, con su bella figura y precioso cabello, delante de él, burlándose de su nerviosismo.

Todos se sentaron rápidamente cuando ella entró al salón, y enseguida tomó un borrador, empezando así a borrar el marcador de la pizarra acrílica que se encontraba pegada a la pared.

Trató de ocultarse en su suéter y sintió el elegir un puesto en las primeras filas, aunque estaba en una de las esquinas, así que si tenía suerte, no se toparía con sus ojos bonitos.

The Nerds Plan: Madness in Vegas.Where stories live. Discover now