XXI. Primer dia de clases.

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Luego de unos días de cuidados especiales (y un poco exagerados), los pacientes estaban completamente curados. Hillary casi muere al saber lo que les había sucedido y estuvo tres días seguidos visitándolos y trayendo consigo unos deliciosos bollos de canela, junto a jugo de arándanos, que le encantaba a los chicos.

Ahora, revirtiendo un poco las cosas, el apartamento era un caos total. Y solo por unas simples cuatro palabras, diecisiete letras, diez consonantes y siete vocales.

Primer día de clases.

La universidad empezaba en día lunes, y habían demasiados sentimientos encontrados.

Emoción.

Fatiga.

Nervios.

Y más fatiga.

— ¿¡Donde está mi bata!? ¡Liam! —Harry corría por toda la sala, vestido con el clásico uniforme vinotinto que exigía la facultad—. Se que te disfrazaste de científico con ella, ¿¡donde la pusiste!?

—Louis, ¿crees que debería llevar una lupa? —preguntó Niall.

Louis se encogió de hombros—. Guárdala en el morral por si las moscas.

—Tu bata está en la secadora, Harry, —exclamó Liam, desde el baño.

—Debe estar arrugada, y no puedo salir así, santo Cristo, —el ruloso partió carrera hacia el cuarto de lavado, donde efectivamente se encontraba su bata. Rápidamente cogió una plancha para eliminar cualquier rastro de arrugas.

— ¿Tu has visto a un doctor con la bata arrugada? —cuestionó Niall, comiendo cereal con leche.

—Guau, nunca en mi vida, —respondió Louis—. Es como una cosa inexplicable de la vida, como por qué de pequeños pintamos las nubes azules, si son blancas.

Niall asintió.

— ¿Como me veo? —Harry apareció en el comedor y dio un giro, mostrando su uniforme libre de arrugas.

—Ya, hasta miedo me das, —Louis soltó una carcajada, mostrando el miedo que le tenía a los doctores.

El timbre sonó, anunciando la llegada de su amiga Hillary, que se ofreció a acompañarlos y llevarlos en su auto.

— ¡Liam, apresúrate!

Liam apareció—. Ya, relájate, hermano.

—No ha empezado la universidad y ya hablas como hippie, —carcajeó Harry, corriendo hacia la puerta, para abrirla y encontrarse con la rubia.

Ella sonrió—. ¡Oye, que guapo!

—El color vino luce bien en mí.

—Deja de alardear, pequeño paracetamol, —dijo Louis—. ¡Estoy ansioso por ir! ¡Vámonos!

—La alegría del primer año es exquisita, —respondió Hillary a eso—. A lo que la emoción pasajera desaparezcas, querrás guindarte del techo.

Niall bufó—. Te va bien lo del drama.

—Niall, toma, —Liam le lanzó las gafas sin aumento que había comprado hace días en la óptica.

Niall las agarró y asintió, colocándoselas—. Ahora si me siento intelectual, gracias.

— ¡Vamos, vamos, vamos! —Louis chilló, debajo del marco de la puerta principal—. Tengo clase a primera hora y ustedes tan relajados. No puede ser.

Hillary los empujó por la puerta, —Caminen, no queremos que a la Doña Louis le de un infarto.

El mencionado le sacó la lengua y salió disparado por el pasillo a pedir el ascensor, mientras los demás caminaban tranquilamente detrás de él.

The Nerds Plan: Madness in Vegas.Where stories live. Discover now