roses.

199 28 3
                                    


Del pasado tenía miedo Antoine.
Del futuro, Ava Melody.

Ambos estaban sentados en algún motel de París, con los pies descalzos y mirando al suelo. Sus almas estaban bajas, también.
No esperaban que el escape iba a ser más cercano al aburrimiento que a la alegría.

Antoine ni siquiera miraba a Ava. Se sentía loco, desquiciado, pero sobre todo muy triste de su decisión apresurada. De haberse traído a su princesa.

Debió irse solamente él, y dejarla llorando, pero viva.
En vez de traerla a su cama, feliz...
Pero...

No se atrevía a decir la palabra. No dejaría que muriera. Más que su promesa, era su orgullo.

¿Pero entonces por qué la trajo?
Nunca, nunca, nunca, nunca, nunca, nunca... bajó la cabeza y se agarró los cabellos rubios.

Ava rodeó sus hombros con sus brazos, uniéndolos en un abrazo tan falso como el aire.

Un beso, una caricia.
La suavidad del algodón los acostó y el aroma a frialdad de París los envolvió.

Tal vez el sexo podría ser un buen método para el olvido. Para desembocar la locura y la pasión.

Pero no para Antoine, que mientras besaba a Melody en su fino cuello, no podía parar de pensar en el rojo.

Y no en las rosas.

EuthanasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora