Parte 33 - Snarlbucks

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Hola!!!!

Como de costumbre, os pido perdón por el tiempo. Y no hay banda sonora esta vez, os lo dejo a vosotros.De todas maneras, el capítulo en sí es bastante sencillito. Y sé que se os hará corto porque tiene mucho diálogo, pero os aseguro que he pasado de las 8 páginas.

Echando mano de mi manía por cambiar los nombres de ciudades y tal, me he tomado la libertad de sustituir la palabra "Franceses" por "Furryenses". No sé cómo lo véis. Si os parece demasiado, comentádmelo y puede que lo cambie. La verdad es que tampoco me convence mucho, pero no quería usar el gentilicio humano.

Por cierto, siento no estar muy inspirada con el título. Debería estar durmiendo, ya es la una y veinte de la madrugada. ("Snarlbucks" es una parodia de "Starbucks" scada directamente de la película).

¡Buenas noches mundo!

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Capítulo 33: Snarlbucks.

Nick tomó el primer viaje hacia la ciudad sin ni siquiera desayunar, dispuesto a sacrificar su ración del día por una llamada telefónica muy importante. En cuanto tuvo colocada la maleta en su compartimento, se acomodó en un asiento junto a la ventana aprovechando que el vagón iba casi vacío, y sacó su móvil para localizar al jefe. Por cuestiones de seguridad, todas las llamadas a la central tenían que pasar por recepción, así que se armó de paciencia para su primer interlocutor.

—Comisaría de policía del distrito uno de Zootrópolis. Le atiende Clawhausser, ¿en qué puedo ayudarle?

—Soy yo.

—¿Yo? —El guepardo enarcó una ceja al otro lado de la línea. —¿Quién es "yo"?

El zorro suspiró.

—Nick, Clawhausser. Soy Nick.

—¡Ah, Nicky! —El recepcionista se permitió unas agudas carcajadas al otro lado del teléfono. —Vaya, no esperaba que llamara a la oficina en toda la semana. ¿Qué tal las vacaciones? ¿Has ido a la playa?

—Estamos en primavera... —respondió el zorro.

—Ah sí, es verdad. Bueno, habrás descansado un poco, ¿verdad? Porque cuando regreses ya sabes que te toca...

—Sí, sí; oye, Clawhausser, necesito que me pases con el jefe. Es importante.

—Oh... —El guepardo bajó la voz, sentándose en la silla y encogiéndose como si quisiera ocultar un secreto de estado. —¿Te has metido en algún lío, Nicky?

—Sólo pásame con el jefe, por favor. —La frase le salió más grave de lo que pretendía, pero su compañero no se ofendió.

—Está bien, está bien. Ahora te lo paso. —Y buscando el interruptor en el aparato, añadió: —Por cierto, cuando vuelvas te enseñaré el vídeo de la fiesta de Lovato. No sabes lo que te perdiste.

—Hasta luego, Clawhausser. —Finalizó el zorro.

El otro se despidió también antes de transmitir la llamada al despacho de Bogo y el tono sonó un par de veces antes de que éste respondiera por fin.

—Aquí Bogo.

—Buenos días, señor.

—¿Wilde? —El comisario consultó el calendario en su agenda. Ese fin de semana tenía escrito en letra roja y bien grande todas las tareas que le iba a asignar al zorro cuando regresara; sin embargo, todavía era miércoles. Se relajó, creyendo conocer la razón. —Si está llamando para ver si puedo alargarle las vacaciones, la respuesta es no. Y le aseguro que tengo un buen montón de cosas que...

¡Un asunto conejudo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora