—Lo decía por ti, Katniss, pero aunque no lo creas, no eres la única que ha tenido sus momentos difíciles en este distrito. Te agradezco que me hayas ayudado, pero creo que es mi momento para comenzar a hacerme cargo de mi familia...

—¿No crees que es un poco tarde? —arguyo.

—No si eso evita que vayas a venderte a cambio de comida. ¿Así es como conseguiste el dinero?

Aprieto los labios antes de contestar, ¿Qué acaso todo el distrito se enteró o qué pasa aquí?

—No. No negaré que fui con intención de hacerlo, pero acepta tu parte de la culpa y piensa que si te hubieras hecho responsable desde mucho antes eso nunca habría tenido la necesidad de suceder. Ni siquiera fuiste tú quien me sacó de allí, fue Hazelle, ¿Te das cuenta? Podrías aprender un poco de ella: acaba de perder a un hijo, y sin embargo continúa tomándome en cuenta y trabaja para salir adelante. Ella has sido más una madre para mí que tú. No tienes derecho a reclamarme nada, y si quieres hacerlo, pues gánatelo, y cuando haya comida diariamente en esa mesa, que conseguiste con tu propio sudor, entonces allí sí; reclama y justifícate. No ahora, no malgastes la poca dignidad como madre que te queda.

Dicho esto me quedo callada, tomo el vestido y me lo pongo. Me di un baño antes de que Prim se despertara, simplemente no me gusta usar vestidos, e intentaba aplazarlo lo máximo posible.

—¿Me dejarás peinarte? —pregunta de nuevo mi madre, en voz muy bajita.

—Si eso te hace sentir menos culpable, adelante...

Sé que lo último que le he dicho no ha estado bien, incluso a mí me ha dolido hacerlo, pero tampoco es ecuánime la situación en la que ella me puso. Acepto que soy egoísta y que no la quiero perdonar solo por el simple hecho de no querer parecerme a ella; estas son las actitudes de las que hablo, las que me hacen parecerme a ella, el tipo de actitudes que me hacen sentir culpable al cuestionarme si lo que hice por Peeta fue porque de verdad siento algo por él o por el hecho de que si él moría no soportaría la culpa.

Veo en el reflejo del espejo como mi madre se limpia una lágrima. Bajo la mirada y siento como comienza a separar mi cabello en secciones con suma delicadeza. Una vez que ha terminado levanto la cabeza.

—Es hermoso, gracias.

—Te ves preciosa Katniss... —Acaricia mi mejilla y se va.

Tomo los zapatos y me los pongo. Las piernas me arden, ya que es una de las pocas ocasiones especiales en las que el distrito busca verse presentable, así que esta mañana tuve que despedirme de los pelitos de mis piernas.

Prim entra a la casa con un pequeño paquete envuelto en un moño, supongo que será el queso. Le pregunto si ya está lista, ella responde que sí. La tomo de la mano y salimos rumbo a la estación del tren.

...

Hay tanta gente aquí que se consume todo el aire y es difícil respirar. Prim y yo hemos subido a unas cajas que estaban apiladas por allí para poder ver como llega el tren, y resulta que desde este lugar se ve mejor que en cualquier otro.

Las manos me sudan por los nervios, el sol y el calor me alteran más de lo que ya estoy, el ambiente sofocante hace que me maree, y finalmente, me paralizo cuando unos minutos después el tren llega, chillando al detenerse.

Todos aplauden, gritan, saltan y vitorean. Puedo ver como una cabeza rubia sale del tren: Haymitch Abernathy camina hacia un edificio que hay junto ignorando a la gente; sin embargo, logra verme, y puedo notar una sonrisa en su cara, luego hace un gesto con las manos que no entiendo; me quedo observándolo, intentando descifrar lo que pasa, hasta que Prim comienza a gritar.

HARINA Y POLVO DE CARBÓNTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon