PUPPET [ T#1 TERMINADA ]

PUPPET| Parte 7

Las bolsas meras debajo de sus ojos era la evidencia de cuantos noches había pasado sin dormir, había estado faltando a clases muy a menudo y percibí que a demás de nuetsros líos, se encontraba envuelto problemas mucho mas grandes.

Tal vez familiares.

—¿Hacerte qué?, Taehyung.— susurré su nombre, Indagué busqué en él. Quería respuestas.

—salir con él, con ese idiota. ¡Maldicion!, ¿porqué lo haces?, ¡joder! ¿porqué me ignoras, Lía?.— voceó sonando exhausto cuando dejó salir sus últimas palabras, su pecho se inflaba una y otra vez dado a la exaltación.

No entendía aquella actitud que había tomado ahora que estaba empezando a formar una especie de relación con vernon y tirar todo a la basura lo algo incierto seria mi destrucción total.

—No te ignoro.— hablé — simplemente hice lo que habías querido desde hace mucho ¿no?— le recordé aquellas veces que se había burlado por lo que sentía.— ahora lo tienes.

Su entrecejo se arrugo de inmediato debido a la confución que le causaron mis palabras

—Lía se que te hice daño, ¡mucho daño!, pero, me enamoré de ti— argumentó rápidamente tratando de convencerme, tratando de borrar la mancha en el tapete.

Mis palabras se habían quedado atoradas junto al nudo que se formaba en mi garganta, boquié algunas veces intentando decir algo, pero nada salió de mí.

Estaba muda.

—¿Lía?.— una voz que reconocí de inmediato me sacó de mi trance, haciendo voltear mi cabeza en su dirección.

—¿Te está molestando?...— lo corté rápidamente mientras su mirada perpleja pasaba de mí a taehyung y viceversa.

—llévame a casa por favor, vernon.— tomé mi mochila y salí del salón lo más rápido que pude, y así vernon siguió mis pasos segundos después hasta adaptarse a mi ritmo.

—¿Me vas a decir que fue lo que ocurrió?.— Tomó de mi muñeca y me giró hacia él, lo miré por algunos minutos y mis ojos se cristalizaron aún más.

Me odiaba porque no entendía qué sentía, tal vez lo estaba dejando de amar y eso me dolía tan profundo, me asustaba. No me podía permitir que me hiciera daño, no de nuevo, tenía miedo de acabar rota como siempre lo hacía, miedo de que todo lo que me acababa de decir no fuera más que uno de sus tontos jueguitos.

—Nada yo...— dudé unos segundos en responder, pero cuando estaba apunto de hacerlo me corto dejando mis palabras mudas flotando en el aire.

—¿Sabes?, es mejor que te lleve a casa, has estado muy estresada estos dias. Lo he notado.— anunció ganando la mochila de mi hombro y mi mano para avanzar por el pasillo.

Sabía lo que ocurría, pero tenía la idea de que no quería escucharlo. Vernon solo quería creer que existiamos el y yo y no Taehyung. Lo evadía pero siempre terminaba secando mis lágrimas.

Después de todo ese lio, lo único que hice en mi fin de semana, fue ver películas en mi habitación. No tenía ganas de salir, ni de hablar con alguien, simplemente me dediqué a meditar lo que taehyung me dijo la última vez que hablé con él.

Me enamoré de ti.

El bendito despertador ruidoso vibró sobre mi mesita de noche y al escucharlo abrí mis ojos de golpe para arrastrar como todas las mañanas mis pies hasta la bañera. Y después de todo el proceso de ls higiene, cambié mi toalla por el uniforme.

Bajé las gradas y tomé mi mochila que descansaba sobre el sofá, me despedí de mamá y salí por la puerta rumbo al instituto. La mañana estaba muy fría así que metí mis heladas manos en mi enorme abrigo azul marino, niños corrían de aquí para allá, motivo que me hizo reflexionar sobre toda la energía que poseían.

No sabia donde la guardaban o de que manera se recargaban, eran como plagas. Sentí un par de niños correr en mi dirección y como concecuencia de no hacerme a un lado, terminaron tumbandome sobre el pavimento. Caí en el sucio asfalto lastimandome la mano derecha y la rodilla izquierda, ambos con grandes raspones.

Mierda, si que dolia.

Intenté levantarme sacudiendo la tierra y piedrecillas incrustadas en mis heridas.

vaya suerte la mía.

En cuanto llegué a instituto, lo primero que hice fue dirigirme hasta mi casillero y sacar de éste una cajita llena de banditas, las cuales era más viejas que nuevas dado a todo el tiempo qie habían estado ahí guardadas. En cuanto cerré mi casillero y me di la vuelta mi corazón dejó de latir por segundos

—Te has lastimado.— anunció haciendo referencia a mi rodilla sangrante.

—Ya lo sé taehyung, no tienes porque decirmelo.— intenté esquivar la mirada hacia otra dirección, pero sus ojos seguían los míos a donde quiera que que mirara y eso me hacía estremecer de cualquier manera.

Me hice a un lado y seguí con paso firme hacia mi salón de literatura, sentí su agarre en mi antebrazo provocando que frenara de golpe.

¿Porqué no puedo deshacerme de la soga que me daña?