¿Qué es esta mierda? Me rio y me despojo de mi ropa, cambio mi ropa interior por unas bragas negras, deslizo las medias negras caladas del mismo color por mis piernas y me pongo el trajecillo luego de verlo algunas dos veces con descontento, la falda cubierta de pelo de lobo sintético llega a la mitad de mis muslos, al menos. 

Natalie me ajusta el corsé, posee una serie de jodidos broches, espero que esto no me corte la respiración y termine desmayándome. Pongo unos zapatos  negros de unos 12 centímetros en mis pies y las supuestas orejas, me miro en el espejo... Jodido Lobo. Natalie me mira de pies a cabeza, de brazos cruzados, con su traje de Caperucita de revistas para hombres y sonríe, esa sonrisa traviesa que conozco en su rostro, se acerca a mí y comienza a pasar una brocha sobre mi pecho, frunzo mi entrecejo, toma las llaves del Bentley y a jalones me saca del apartamento; cabe mencionar, que todos en el ascensor se nos quedan viendo.

Natalie grita por todo el camino hasta llegar a la fiesta por su primera vez conduciendo un auto como este, tengo ganas de tirarme a la carretera, no sé ni qué me está hablando por el sonido estruendoso de la radio. Llegamos al lugar, muy lujoso, la música electrónica resuena, las luces decolores se mueven de un lado a otro, busco a Oliver, quien hace unos minutos había mandado un mensaje de que estaría en la barra en la zona vip; justo al entrar, lo diviso, está con David, tomo de la mano a Natalie, quien se había distraído viendo a un chico con algo que parecía un corte en su entrepierna, mucho más porque a ella le atraen todo tipo de maquillaje de ese estilo. Comienzo a caminar hacia Oliver llevando a Natalie casi a arrastres, vaya,si es que se ve increíble con un disfraz que parecer ser de... ¿Vampiro reptil? No puedo evitar sonreír ampliamente al verlo, sostiene una copa y me mira de pies a cabeza, dos veces. David está a su lado, y parece ser un mago... Al menos ellos no combinaron.

Me acerco a Oliver y de inmediato lo rodeo con mis brazos, él hace lo mismo poniendo la copa que sostenía sobre la barra. 

—Natalie, él es David; David, ella es Natalie —digo, dirigiéndome a esosdos depravados que se miran con lujuria. Natalie lo mira a él, él mira a Natalie, bueno, ¿y quién no? Si parece sacada de una revista para hombres.

—¿Vamos por allá? —balbucea Natalie señalando unos sillones de piel en una esquina del lugar, sin despegar la mirada de David. Algo me dice que se cayeron mejor que bien. Tomo de la mano a Oliver y nos dirigimos hacia el lugar que Natalie ha señalado. Oliver aún sin decir nada, lleva su copa de vino en las manos, nos sentamos en aquel lugar, muchas personas se acercan a saludar a Oliver, es como la celebridad de este lugar, qué incómodo, ni siquiera saludan a Natalie que trabaja con ellos, pero a ella no parece importarle por esta rtan sumergida en su burbuja con David. 

—Oliver, ¿qué pasa contigo? —frunzo mi entrecejo, al ver que Oliver no dice una palabra. Él sonríe.

—Nada. ¿Qué puedo decirte, Alex? ¿Qué si el Lobo de Caperucita Roja se hubiese visto como tú el cuento hubiese sido al revés? —lo observo con intriga, tomando en mis manos un trago que yacía en la mesa.—Caperucita hubiese perseguido al Lobo para comérselo —murmura en mi oído. 

Miro a Oliver y enarco una ceja que con una expresión neutral toma el trago de mis manos y se lo lleva a la boca, lo miro con desapruebo y él solo ríe viéndome a los ojos. Una hora después, ya Natalie y David están tocados por los tragos y nos están haciendo reír con las ocurrencias de cada uno, a las dos horas ya están besándose. ¡Por Dios! Yo solo quería que se llevaran bien y que tal vez salieran de vez en cuando, pero... besarse ya es en serio.

—Oye, ¿vamos a bailar? —pregunto, intentando apartar mi mirada de Natalie y David pasándose saliva. Oliver me mira con desaprobación.

—No, yo no bailo —dice, con seriedad.—Bueno, yo te dije que vinieras preparado, así que vamos —tomo su antebrazo y a jalones lo llevo a la pista, como siempre ríe simplemente cuando comienzo a moverme al son de la música y él me comienza a seguir. 

A propósito, comienzo a bailar sensualmente de espaldas hacia él y Oliver ríe mientras rodea mi cintura con sus brazos y hunde su cabeza en mi cuello.

—Me encanta como hueles —giro hacia él y de inmediato lleva sus labios a los míos, comienza ese paseo de descontrol y llevo mis manos a su cuello; comienza a besarme intensamente, tanto que hasta siento cómo todo en mi interior se estremece y lo apego más a mi cuerpo, él lleva sus manos a mi cintura rodeándola por completo, su mano derecha se dirige a mi cuello profundizando el beso, nuestras lenguas se mueven sincronizadamente y por un momento siento que pierdo la consciencia, que no hay nadie alrededor, solo somos él y yo. 

Él detiene el beso y me abraza, un cálido abrazo intentando aplacar su respiración agitada que sé qué es lo que significa, me mira a los ojos, mientras una música romántica comienza a sonar para hacer el momento más cursi. Mira mis labios nuevamente y me besa ahora con delicada dulzura mientras sostiene mi mentón, sonrío, amo estos contactos tiernos de Oliver. Me toma de la mano para volver al lugar donde estábamos con Natalie y David, quienes han desaparecido y luego logramos divisar en la pista de baile. Oliver deposita un tierno beso en mi mejilla mientras estamos sentados en aquel cómodo sillón de piel, intentamos cambiar de tema luego de esa tensión que ha provocado ese baile, pero es imposible, de inmediato mis labios se unen con los suyos y los besos extremos continúan.

—La música me está comenzando a aturdir. ¿Nos vamos? —digo, separándome levemente de sus labios; la verdad, sí, la música está bastante alta, pero yo solo quiero salir de aquí y no sé... ¿Continuar esto más privado? Necesito tirarme mucha agua helada encima para enfriarme. ¡Joder!

—Bien —expresa Oliver, con esa mirada inescrutable puesta en mis ojos. Se pone de pie y me extiende su mano para ayudar a levantarme. 

Pero no llegué a tiempo para lanzarme agua encima, una vez que me llevó hasta mi apartamento, como si lo supiera, subió conmigo, bueno, siempre lo hace, pero esta vez, desde antes de entrar, los besos calientes hacen su aparición, casi no doy con el orificio de la puerta para ingresar la llave, tuve que intentarlo unas cuatro veces, puta. Pero lo logré, ni siquiera enciendo la luz, él cierra la puerta a sus espaldas y de inmediato mis manos viajan donde siempre he querido. 

Este es el mejor día de toda mi puta vida. 

La luz de la luna que entra por mi ventana es suficiente, Oliver me besa con pasión apegándome más a su cuerpo, toma una de mis piernas, luego la otra y las sube hasta sus caderas, lo rodeo con mis piernas y me aferro a su cuello para no caerme, nuestras miradas se cruzan por unos instantes mientras recuperamos la respiración, él une su frente con la mía y me ubica sobre la mesa muy cerca de la puerta.

—Alex —susurra, con sus labios muy cerca de los míos—, si me dices que pare yo...Llevo mi dedo índice a su boca interrumpiéndole.

—Shhh —siseo, no quiero arruinar esto. Vuelve a besarme tan intensamente, acaricia mi espalda mientras su otra mano está aferrada a mi muslo, sus labios descienden a mi barbilla y luego a mi cuello, mi corazón late con fuerza, trago saliva al sentir el roce de sus labios contra mi piel, me estremece, siento un escalofrío recorrer mi columna vertebral, nunca había sentido un roce tan inmenso ni tan intenso. 

Regresa a mis labios, con esos besos que me dejan sin aliento, sus manos se escapan debajo de mi falda y llegan hasta mis bragas, de un ágil movimiento se deshace de ellas, escucho el sonido de su cinturón y comienza a desabrochar su pantalón, con una mano rodea mi cintura y con la otra tira suavemente de mí tomando mi muslo para acercarme más a él; como dos adolescentes aún con nuestras ropas puestas dirige su miembro a aquel lugar, haciéndome jadear solo con el roce, vuelve a posesionarse de mis labios y sosteniendo mi labio inferior entra en mí, provocándome un sin finde sensaciones, ahora sí entiendo lo que es perder la cabeza. 

Lo miro a los ojos y él a mí, con nuestras frentes juntas y nuestros alientos mezclándose sus embestidas aumentan de ritmo, me dejo llevar por el placer y varios gemidos salen de mi interior, entierra su cabeza en mi cuello, aspiro su aroma que me embriaga, sus gemidos roncos en mi cuello me encienden, busco sus labios y cuando los encuentro, lo beso tan intensamente. Su respiración está acelerada, al igual que la mía. Nos aferramos a nuestros cuerpos de una manera inexplicable llegando al clímax. Miro a Oliver intentando recuperar el aliento, sus bellos ojos destellan una luz más intensa de lo normal, esos ojos que me hipnotizan me miran de una forma tierna y apacible mientras nuestras narices se rozan, una gota de sudor corre por su frente y sonríe de una manera dulce.


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Esposa de mi jefe © (Borrador de la 1era edición - 2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora