Entro a la casa. Mi madre y mi hermana están sentadas viendo la transmisión de los estúpidos juegos. De pronto recuerdo a Peeta, así que sin ánimos pregunto por él.

—Lo encontraron. La chica de nuestro distrito... Ella le está ayudando, le vendó la herida y prácticamente lo alimenta de pastillas y desinflamantes que hay en la mochila de Peeta.

Me libero de una carga menos al saber que Peeta está vivo, y si eso pasó... entonces mató a aquellos dos tributos profesionales... ¡Peeta acabó con dos profesionales! ¡Sin siquiera tocarlos! ¿Qué se supone que haga? ¿Le aplaudo? ¿Le grito por haberse dejado herir? ¿Escupo a la proyección la siguiente vez que aparezca su cara por casi matarme del susto? No lo sé, pero me alegra que esté vivo.

—¿Cuántos quedan? —pregunto.

—Nueve. Katniss... la chica de nuestro distrito asesinó a la tributo del siete, una niña de mi edad... ¿Y si le hace algo a Peeta?

—Eliminaron al cuatro y al dos...
...

Estoy sentada en mi cama, llorando como ya se me ha hecho costumbre en las últimas semanas. Pero esta vez no es porque no tengamos que comer o porque Gale no está. Lo que he visto hoy en la transmisión de los Juegos me ha hecho sentir horrible, engañada; si no fuera por mi madre (que por primera vez en muchos años sacó a relucir su carácter) habría roto el proyector que usamos como televisor.

Quedan ocho finalistas. El distrito doce, la mujer del once, los dos del uno, un tributo del cinco, del siete, y otro del tres. ¡Por primera vez en muchos años el doce está entre los ocho finalistas! Por primera vez en muchos años me arrepiento de no haber visto los juegos... Ya los repetirán.

No sé ni siquiera cómo es que han logrado mantenerse vivos. Peeta eliminó a un distrito profesional con bayas, simples bayas. Y Amaranta, bueno, cobró la vida de una niña inocente del siete en lugar de ayudarla, pero la verdad es que tampoco sé cómo estuvo la situación, puede que haya sido en defensa propia; aunque en los juegos siempre es en defensa propia, te estén atacando o no.

Peeta despertó hace tres días. Resulta que la chica de nuestro distrito, Amaranta, lo encontró tirado en el suelo desangrándose. Ella ha estado intentando mantenerlo vivo, lo cual le agradezco de todo corazón, aunque ni siquiera sé por qué, pero eso no importa, él está con vida. Se esconden en la cueva que Peeta había encontrado antes.

Me sorprendió bastante la forma en la que le curó la herida, incluso a Prim le llamó la atención lo bien que la cosió y desinfectó con material que Haymitch le envió.

—¿Cómo es que sabe hacer eso? —pregunté

—Ella era empleada de Sew, la modista del distrito —contesta mi madre.

—¿Y cómo es que sabe desinfectar heridas?

—Bueno, Katniss si vives en un distrito minero tienes que saber por lo menos cómo desinfectar una herida con alcohol, incluso Haymitch sabe acerca de él —respondió Prim.

El caso es que se han hecho amigos, es decir, supongo que es obvio que se harían amigos: si alguien salva tu vida es imposible no tenerle confianza, pero lo que ha hecho ella me ha molestado de sobremanera y que él le haya correspondido es lo que más me ha dolido.

Estoy..., estaba..., estoy molesta con él por haber dicho enfrente de todo Panem que me quiere como algo más que una amiga desde hace tiempo ya, pero sinceramente, nunca me lo dijo; y en este momento es cuando me cuestiono qué habría hecho yo si me lo hubiera dicho. ¿Me habría molestado? ¿Asustado? ¿Le habría agradecido por el pan y luego correría? ¿Nos habríamos vuelto amigos desde antes? ¿Y si yo le hubiera agradecido antes? ¿Me lo habría dicho?

HARINA Y POLVO DE CARBÓNTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon