》Después de algunos días , y de tantas insistentes llamadas de Zeus y de mis padres, le mande un mensaje a él de mi dirección.

 》Vino a por mí, besándome apenas me vio-- soltó algo parecido a un pequeño chillido, posando ambas manos sobre sus coloreadas mejillas --, y me confeso su amor.

--Owww.-- entrelace mis manos para ponerlas bajo mi mentón, pestañeando varias veces --, que romántico.

Rodeó sus ojos, golpeando mi hombro nuevamente --Jamás te volveré a contar algo, parguela.

Solté una sonora carcajada, bastante divertido con sus reacciones. David se puso de pie, sin dejar de mirarme con una sonrisa --Bueno, ya que ahora estáis de tan buen humor, tomad mis maletas y ayudadme a bajarlas.

Que dentro de nada pasan a por mí.

Asentí rodeando con mis manos las correas de una de estas, mientras que otra la colgué en mi hombro y la tercera tenía ruedas.  

Él mismo me abrió la puerta para que saliese sin problema alguno, recorrí el pasillo hasta las escaleras, para luego bajar hasta la planta baja. Samuel iba saliendo de su habitación cuando nos vio.

--¿Ya es hora?-- interrogó al cerrar la puerta tras su espalda.

--Sí, en unos minutos llega mi chófer.-- señaló su celular, para luego guardarlo en el bolsillo de su chaqueta.

--En ese caso, se te va a extrañar tío-- le rodeó con sus brazos, sacándole unas risas a David, para luego separarse --¡Hey!-- Samuel se acercó a las escaleras, para gritar hacia arriba --¡David se va! ¡Venid a despedirse!

A los segundos se escucharon algunas puertas abrirse, al tiempo que algunos pasos apurados en descender.

--Afuera.-- ordenó tomándome del brazo, para tirar de él y llevarme hasta la puerta principal.

Samuel se mantuvo a nuestro lado, abriéndonos la puerta y haciéndose de lado para darnos paso. Me quede bajo las escaleras del pórtico, viendo como el primero en salir fue Alejandro con una sonrisa de lado, para abrazar a David.

Le dio unas palmadas en la espalda, y después de él siguió Frank riendo, cargándolo un poco --¡Ah tío! ¿Seguro que no te quedas para la fiesta?

David negó separándose de él --No, París me espera y estoy seguro de que a Zeus no le gustara que me quede más tiempo.

El de gran sonrisa aceptó aquello, dando espacio a Guillermo para que le abrazase al castaño --Cuídate David, y manda mis saludos a Ro.

--Por supuesto, espero que pronto los tres vayamos de vuelta a por un helado.-- rieron estrujándose mutuamente.

De Guille le siguió Miguel, quien solo le dio un abrazo junto a una sonrisa, y de él fue el chico jugaba con los cordones de su overol de short, Rubén. 

Este le dedicó un sonrisa incompleta. A pesar de que casi toda su estancia estuvieron discutiendo, se dieron un cariñoso abrazo, mientras reían balanceándose un poco.

--Extrañaré con quien pelear.

--No te preocupes, regresaré seguro en un año para mostrarte ser una verdadera princesa.-- aseguró David dando un paso a atrás.

--¿Princesa? Oh cariño, para cuando vuelvas seré una reina ¡Adiós!-- agitó su mano tal y como lo hacía la realeza --Luzu, Alex, en diez minutos os quiero dentro para que me ayudéis ¿Vale?

La Casa GAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora