33

12.4K 2K 751
                                    

—¿Cómo?—preguntó Ji Min confundido.


—Mi abuela trabajaba en la casa de los Jeon y lo cuidaba a Jung Kook siempre que sus padres salían de viaje—contó el castaño con un tono de voz apagado. Le dolía recordar lo que le había pasado a su abuela y más el saber cómo murió.


Se Hun escuchaba atento, aunque creía que ahí no pintaba nada. Ahora que sabía que su amigo era médium, le tenía mucho respeto y se arrepentía de cada momento en que lo trató tan mal. Comprendía entonces por qué su actitud tan callada y serena, por qué a veces se quedaba mirando hacia la misma nada y por supuesto, el por qué leía tantos libros que él consideraba extraños.

La cabeza de Ji Min, mientras tanto, trataba de encajar todas las piezas; pero aun estaba perdido. ¿Cómo era posible que aquella mujer cuidara de Jeon y nunca se hubiese enterado de lo que era cómplice su nieto? Era todo muy extraño, pero decidió no darle tanta importancia a eso y sí dársela al tiempo. Tenía que aprovechar al máximo ese momento porque no sabría cuando tendría otro para poder hablar. Ahora que Lu Han cedió a prestarle su ayuda, no podía dejar que Yoon Gi lo descubriera. Mientras estuviese entretenido buscando almas, por muy mal que sonara, tenía que planear algo con aquellos dos.


—¿Qué se supone que deba hacer para sacármelo de encima?— preguntó Ji Min, mirando hacia el reloj de la biblioteca que colgaba de la pared.


—Bueno...—vaciló un poco—No estoy muy seguro, Ji Min. Creo que debo averiguar más cosas acerca de....


—¡No hay tiempo para eso, mierda!—alzó la voz, alterado y desesperado—Estoy arriesgando mi culo al hablar contigo ahora mismo, necesito algo, yo...


Ji Min mordió su labio con fuerza. Los nervios y el miedo porque Yoon Gi apareciera en cualquier momento y matase a todos a su alrededor le ponía los pelos de punta. Estaba más que bajo amenaza, la vida de sus padres también estaba en riesgo y no podía ser tan idiota de desperdiciar el tiempo quedándose en silencio. Creía que Lu Han tendría algo planeado, pero claramente se veía que no. De todos modos, si lo estaba ayudando, sabía que era porque Yoon Gi trató de matar a Se Hun y sobre todo, porque se llevó a su abuela. Trataría, en lo posible, olvidar todo lo que aquellos dos le hicieron, lo mucho que lo torturaron, simplemente para unirse y poder sacar a Yoon Gi de sus vidas.


—Entiendo, Ji Min—Lu Han trató de sonar calmado, quiso posar su mano sobre el hombro del chico, pero decidió no hacerlo —.Pensaremos algo.


—¿Eso de "pensaremos" me incluye?— preguntó Se Hun, frunciendo el entrecejo.


—Claro— contestó Ji Min enseguida—.Tú serás la carnada.


—Ni en broma.


Se Hun se acercó a Ji Min con su actitud ahora no tan amenazante como otras veces. Clavaron miradas fijamente el uno en el otro, como si fueran a golpearse. Estaba claro que cooperar y hacer un equipo, si así se lo podía llamar, no iba a ser nada fácil. Lu Han apartó a su amigo y lo miró molesto.


—No es momento para esto—suspiró pesado y guardó silencio durante unos segundos, los cuales se hicieron eternos—.Necesito pensar bien, ese demonio puede salirnos con cualquier cosa, no voy a arriesgarme a cometer imprudencias.


Debían ser muy cuidadosos, con cualquier cosa que fueran a planear, sobre todo Ji Min, que ya estaba bajo sospecha y amenaza. Haría su mejor esfuerzo por hacer el papel de despistado, pero no estaba muy seguro de si le funcionaría.

Después de dichas sus palabras, Lu Han dio unos pasos para salir de la biblioteca, con Se Hun a su lado. Ji Min los observó marcharse y tuvo un mal presentimiento. Llamó al castaño antes de que se perdiera entre las estanterías y caminó a pasos rápidos hacia él.


—Espera, ¿cómo haremos para volver a encontrarnos?


—Yo mismo te avisaré.


Finalmente, los dos se marcharon. Había algo en Ji Min que le decía que las cosas no iban a ir como él creía, algo en su interior le decía que Lu Han era un traidor. No entendía por qué de repente tenía aquella extraña sensación, sabiendo que era el único que lo podía salvar. Nunca lo había visto como un mal chico, simplemente creía que estaba cegado por haberse enamorado del idiota de Se Hun.

Decidió salir de la biblioteca y continuar con su horario de clase. Después, cuando volviera a casa estaría en aprietos. Si Yoon Gi lo volvía a presionar para que hablara o lo que fuera, haría un esfuerzo por no abrir su bocaza como ya había hecho antes.

Más tarde, finalizadas las clases, Ji Min volvió a su casa. Sus padres seguían igual que siempre. Yoon Gi no estaba, pero eso no le llamaba tanto la atención, ya que solía volver cuando se le daba la gana. Lo estuvo esperando impaciente. Pasaron dos horas, tres, cuatro... Seguía sin aparecer. Algo le decía que se estaba dando un buen festín por ahí.

Entonces, aprovechando su ausencia, se acostó y trató de crear algún plan, pero sus escasas ideas se veían opacadas por las dudas. Ji Min empezó a recordar sus sueños, esas palabras en otro idioma, las sombras... Por alguna razón creía haber vivido esas cosas desagradables. Todos eran malas memorias que en ocasiones prefería olvidar, pero que si se ponía a pensar, le eran útiles para contarle a Lu Han; él tendría que saber darle las respuestas que necesitaba, además habían hablado muy poco tiempo por precaución y él aun no sabía porqué Lu Han fue capaz de darse cuenta de lo que ocurría.

Cerró sus ojos, cayendo ante el sueño. Y una hora más tarde, despertó debido a un ruido extraño. Frotó sus ojos y se levantó de la cama; suponía que serian sus padres, quienes a lo mejor habían tirado algo.

Bajó con cuidado las escaleras, intentando no ser visto. Se acercó hasta la puerta de la sala, donde se asomó sigilosamente y ahí pudo observarlo.

Yoon Gi había vuelto. Estaba agarrando sus cabellos con fuerza, apretaba los dientes y parecía haberse chocado con varios objetos decorativos que había sobre las mesas. Se veía mareado, se tambaleaba como si hubiese perdido el sentido del equilibrio.


—Mierda, basta...—es lo que logró escuchar Ji Min salir de sus labios.


Su corazón latía muy rápido, tenía miedo. Siguió observándolo y lo vio caer al suelo de rodillas, apretando su camisa en un puño, a la altura de su pecho. Algo extraño pasaba con él y no entendía lo que era, cada día se sentía mucho más confundido. Lo escuchó volver a decir lo mismo, que parara. ¿A quién le estaba diciendo eso?

Si había algo que Ji Min no comprendía era eso. Dado que sabía que reaccionaba de aquella forma, como si algo empezara a doler en su interior, cuando Lu Han estaba cerca, se imaginó que quizás el chico podría estar a los alrededores. Pero la hora que era lo hacía dudar, y sobre todo porque no se arriesgarían a cometer ningún acto sin antes planear algo.

Volviendo a centrar sus ojos en el peli gris y saliendo de sus pensamientos, Ji Min sintió su corazón detenerse cuando notó que por la mejillas del chico resbalaban unas lágrimas.


Está llorando...—pensó, quedando totalmente inmóvil.


Nunca habría imagino ver llorar a un demonio, menos a uno como él. Mantuvo en esos pocos segundos consigo mismo una lucha interna. Algo le decía que tenía que acercarse a él, abrazarlo y consolarlo. Pero por otro lado, simplemente quería salir corriendo y alejarse de él.

Y esto último fue lo que hizo. Volvió a su cuarto sin hacer ningún ruido.


Haciendo un pacto con el Diablo +18 [Parte 1] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora