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Yo nací así, todo se vuelve mierda.

El niño que amabas es el hombre al que temes.

Reza hasta tu número, dormido en tu dolor

tu manzana ha estado pudriéndose.

Mañana aparecerán muertos.

Yo lo tengo todo y no tengo opción.

Pero los haré pagar a todos y verás.



Un día más. Otro en el que debía levantarse para ir a la escuela. La rutina ya lo estaba cansando. Era como dar vueltas en un círculo. El día siguiente era como el de ayer, repetitivo.

Apenas durmió por culpa de lo ocurrido. Yoon Gi lo había violado. Se sentía repugnado y quería borrar ese momento de su mente, pero no podía. Se obligó a relajar su cuerpo en ese horrible momento, porque sabía que si se resistía iba a ser mucho peor. Lo odiaba y maldecía ese momento que aceptó hacer un trato con él.

¿En qué salía beneficiado? En nada. Sus padres eran unos zombis, Se Hun lo seguía maltratando, todos lo odiaban...

Lo único bueno era su cuerpo.

Salió camino a clases y cuando llegó, se encontró con el mismo panorama de siempre.

Fue hacia su primera clase y, cuando ingresó, todos se giraron a mirarlo. Ji Min no comprendía el por qué de esas miradas, todas juntas, posadas en él. Caminó hasta su lugar, ignorándolos por completo. Pero no dejaron de mirarlo incluso ya sentado.

Se estaba hartando.


—¡¿Qué miran?!—les gritó, irritado.


Todos se giraron para volver a charlar en su gran ronda.

A decir verdad, a Ji Min no le daba curiosidad saber de qué rumor era parte ahora, pero sí le parecía raro que todos lo hubieran mirado de esa manera al mismo tiempo. De todos modos, decidió concentrarse en sus clases e ignorar todo lo demás.

En su hora libre ni siquiera salió del aula. Se quedó con la cabeza apoyada sobre el pupitre, pensando qué hacer con su horrenda y arruinada vida.


—¿Ji Min?


Una voz que reconocía, llamó su atención. Tae se asomó por la puerta y luego entró, a paso lento. Su rostro estaba serio, hasta podría decirse que triste. Se sentó al lado del pelinegro y lo miró.


—Ji Min... Hay algo que debo contarte—le dijo en un tono bajo.


El presentimiento que tenía debido a esa entonación tan sombría lo hacía pensar cosas malas. Levantó su cabeza y miró al chico a los ojos.


—¿Qué ocurre...?


Tae Hyung tragó saliva. Agachó un poco su cabeza y luego la volvió a levantar.


—Jung Kook...—pronunció aquel nombre casi con un quiebre en su voz—Él desapareció.

Haciendo un pacto con el Diablo +18 [Parte 1] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora