—Porque tú eres la que crees saber todo —espeta, cerrando el capo de golpe y chequeando su celular.

—Yo no he dicho que lo sé todo, Oliver.

—Pero así lo crees, supones cosas sin preguntar, sin indagarte primero —levanta su celular para ver si logra algo de señal.

—¡No es cierto, Oliver! Supongo cosas que tú me haces creer ¿Dime que supongo yo que tu no hayas insinuado?

—¿Tienes señal? —pregunta, ignorando mi pregunta. Postra su mirada en mi un momento y vuelve a ponerla en su celular de inmediato.

—¡No! Porque alguien estrelló mi celular contra la pared.

—Lo siento —¡Lo siente! Lo siente dice. Esto no me puede pasar a mí, yo tenía una vida bastante tranquila y sólo peleaba con Misifús.

—¿Porqué te molesta que salga con alguien?

—Por lo mismo que tú, Alex —Clava su intensa mirada azul en mí y continúa: —Contéstame tú... ¿Por qué te molesta?

—Yo no me acosté con Paul —Oliver se acerca a mí, la furia en sus ojos me da mucho que pensar. Además, se ha acercado demasiado.

—Pero te gusta.

¡Pero es gay! ¡Jooo....! Pero no, no le diré, que sufra por hijo de p....

—¡Estás celoso!

—¿Qué? —frunce el ceño y me observa fijamente —¡Por supuesto que no! Y no quiero discutir contigo tonterías, tenemos suficiente problemas aquí —se separa de mí, dejando impregnado en mi nariz su dulce aliento a menta fresca.

Recuesto mi cadera en el auto, mientras me llevo la uña de mi dedo índice a la boca y comienzo a mordisquearla, estoy estresada, frustrada y confusa.

—¿Qué tal si caminamos? Más adelante debe haber señal —pregunta Oliver, encaminándose sin esperar mi respuesta.

No voy a caminar tras él.

—Aquí te espero —exclamo, indiferente, viendo hacia otro lugar.

Oliver se voltea hacia mí molesto.

—No, olvídalo, no te voy a dejar aquí sola, Alex. Vamos —extiende su mano hacia mí para que la tome, lo hago porque la verdad tampoco me quiero quedar aquí.

Pasa su mano sobre mi hombro y comenzamos a caminar, Oliver se quita el saco y la corbata.

—Alex, cárgame esto —dice, mientras me extiende su saco.

—¿Qué? No Oliver —él se ríe, pienso seriamente que Oliver es bipolar —Estás molesto y de pronto estás riendo ¿Has visitado un psicólogo? —me alejo de él de golpe quitando su brazo de mis hombros.

Me observa y enarca una ceja.

—No puedo estar molesto cuando te miras tan linda enfadada ¿Te lo han dicho? —Y me detengo de golpe.

—Lo que quieres es que te patee las pelotas para que mires que si me miro bien linda enfadada —comienzo a caminar encabronada alejándome de él, lo escucho reír a carcajadas cuando unos camioneros pasan a la par nuestra.

—Adiós muñequita linda. Como me encantaría ser ese ......

Hijos de p........

No logro escuchar el resto por la velocidad a la que iban y los observo alejarse.

—¿Lo ves? Luego preguntas porqué soy celoso —dirijo mi mirada a él ¿Qué es lo que me acaba de decir?

—Espera ¿Estás admitiendo que me celas? —lo miro seriamente a los ojos —¿Tú Oliver Anderson celoso...? —y suelto una risa burlona mientras él me fulmina con la mirada como siempre y continúa su camino, voy tras él pero se detiene al ver que no avanzo mucho.

—Oliver, dos metros más y ya no soportaré estos tacones. Subiré a ese árbol a buscar señal, sostén mis zapatos.

—No ¿Cómo subirás a ese árbol? —sin contestar le doy mis zapatos y él los sostiene.

—¿Qué? ¿Tú nunca has subido a un árbol? —pregunto, caminando hacia un roble bastante frondoso.

—No —contesta dudoso ante lo que haré. Tomo su celular y comienzo a subir.

—Nunca tuviste infancia, Oliver. Tendré que llevarte a escalar montañas y árboles, y no mires para arriba.

Oliver ríe. Llegando a la cúspide suelto un grito de alegría al ver las barritas de la señal aumentarse.

—Por favor ten cuidado, Alex. El número del mecánico está entre mis contactos —lo escucho decir desde abajo.

Busco entre los contactos de Oliver, hay muchas mujeres, siento el impulso de borrarlos todos, pero pueden ser socias. Miro en su agenda mi número como "Alex" simplemente, lo cambio a "Mi amor" esto será divertido. Luego de hacer la llamada me bajo del árbol, está oscureciendo y ya no soporto estos tacones, pero los vuelvo a poner en mis pies porque sé que Oliver me cargará si me mira descalza.

Llegamos al auto y me quito los zapatos.

—Lo siento, no los soporto —digo, él sólo sonríe, ya tenía mucho de no ver esa bella sonrisa.

Oliver me toma de la cintura y me sube con gran facilidad encima del capó del auto, comienza a masajear los pies. Por suerte, no hieden.

Imagino a Oliver dando este tipo de masajes a esas rameras.

—Oliver.......

Él levanta su mirada hacia mí...

—¿Si? —pregunta, con una ceja enarcada.

—¿Porqué acostarte con mujeres distintas? ¿Por qué no buscarte una sola mujer para acostarte?

Oliver frunce el ceño y suspira.

—¿A qué se debe esa pregunta, Alex?

—Quiero saber que pasa en la mente de los hombres para hacer eso —Oliver me mira fijamente y suspira —¿Es porque es mejor que tener una mujer formal? —pregunto, y él sólo sonríe —porque yo no me imagino a mí misma haciendo ese tipo de cosas.

—Eso viene por lo del otro día ¿Cierto? —pregunta, sin verme a los ojos.

—¿Te refieres cuando te acostaste con aquella zorra? La verdad si —Oliver suspira nuevamente.

—Se llama Vanessa —¡Y todavía se atreve a darme el nombre! Oliver se acerca a mí y pone sus manos sobre mi cintura.

—Alex...... —esta posición casi igual a la de ayer me pone un poco incómoda —yo no me acosté con ella, ni introduje nada en ningún lado —agrega con una sonrisa ladeada —regresé una hora después....que podría haber hecho en hora y media... si solo de camino fue más de media hora.

—Muchas cosas Oliver... —lo miro a los ojos y él también me mira. —Si tienes imaginación muchas cosas se hacen en media hora.

Oliver ahora está pensativo, hasta confundido parece y me dice:

—Ni que tuviera eyaculación precoz, Alex. Enserio me ofendes —Suelta una risita de nuevo, provocando que todo el enojo del momento se esfume.

—Entonces..... ¿Por qué no lo hiciste? —pregunto bajando la mirada intentando no parecer interesada a su respuesta.

—Porque ... —vacila con su voz —la verdad no lo sé.

Yo esperando una respuesta más romántica bajo la luz de la luna y las estrellas y él sólo contesta un"no lo sé"

—¿No estaba tan buena...? —sonrío, levemente, si su respuesta es afirmativa me desmayo.

—No era divertido hablar con ella Alex.... quisiera encontrarme alguien con la que no me aburra platicar por horas, así... como contigo.... —fija su penetrante mirada en mí, toma mi rostro suavemente con ambas manos y acaricia mi mejilla con una de ella, juntando suavemente sus labios con los míos.

Esposa de mi jefe © (Borrador de la 1era edición - 2016)Where stories live. Discover now