—¿Como te pueden tachar de loco?—pregunte derrepente—¿Es lo que piensa la gente?

—Parece que es lo que piensa la gente—coincidió Romeo—Estoy cansado, Harleen. Creo que ya no me importa nada.

¿Pero que podía hacer?

Elegimos el camino del sufrimiento, estaba tan hundida que seria difícil salir.

Lo contemple por un instante, el joven era apuesto sin toda esa mugre, al parecer se había aseado, cosa imposible en este lugar. Él me recordaba a mi amado, al parecer el presencio que lo miraba, arqueo una ceja ante eso y sonrió de tal manera vivaz.

—Deberia odiarte...pero no puedo...¿escaparias conmigo?—sonrei ante lo dicho.

¿Escapar? Quien no, este era el infierno en la tierra misma, no llevaba siquiera un día y ya odiaba todo esto. Asentí en respuesta y el sonrió, sentí una mano bajar por mi espalda, gire mi cabeza, era un guardia al cual el rostro no podía reconocer, mire de reojo a Romeo el cual miraba con rabia al guardia.

—Ven—me susurro, por impulso lo seguí sin más.

Lo seguí con la mirada baja, no pronuncie ninguna palabra, el hombre que estaba delante mía me parecía conocido, me parecía haberlo visto en otro lugar, pero no, no lo reconocía. Los empleados del lugar murmuraban, nos miraba extraño, pero a ninguno le puse importancia, solo seguía caminando hasta que el hombre delante mía paro en seco haciendo que me chocara con su espalda.

—Tonta—pronuncio, rodé los ojos en molestia por su comentario.

Abrió la cerradura de la habitación situada al frente mio, él levanto la vista sin razón alguna, bufo y se adentro a la habitación, estaba oscura, me empujó haciendome caer, maldeci en mis adentros, me levante pero al instante di un salto del susto al escuchar como cerraron la puerta con brusquedad, dejándome sola con el desconocido.

Sentía miedo, lo admito, mi acompañante empezó a reír, conocía esa risa, no sabia quien era el hombre, pero la risa la conocía.

—Parece que fue ayer cuando me acosabas hasta el punto de hacerme enfurecer, ¿qué pasó?, ¿tu obsesión por mi se esfumo?, ¿sabes?...hace un año murió el caballero de la noche.

¿¡Qué!?

¡No, no, no!

Hace un día llegue a este lugar, hace mas de dos días el murciélago fue asesinado. No entendía a donde quería llegar el hombre.

"Joker" pronuncio una voz en mi cabeza, todos los recuerdos me vinieron de golpe.

Mi puddin...¿es él?

—Hace un año el murciélago fue asesinado, Harley estuviste un año en coma, un año Harley.

No lo podía creer, no me cabía en la mente algo como esto. Era simplemente absurdo, recuerdo como si fuera ayer.

—Tal vez no lo creas pero así fue Harls, estuviste un año en coma, un año sin ti Harls...

Lágrimas brotaron de mis ojos, me sentía extraña.

Él me abrazo, posiciono su cabeza entre mi cuello y mi pecho, nuestras respiraciones eran lo único que se podía escuchar en esa oscura habitación, sentí su calor, lo sentí a e él, rápidamente correspondí a ese abrazo que tanto necesitaba.

Me sentía diferente...¿y quien no?

¿Tanta espera ocasiono efecto?

¿Qué me esperaba el futuro?

—En este lugar nadie nos molestara, si lo hacen les costara la vida—susurro, se separo de mi, me quede quieta entre la oscuridad.

La luz se encendió dejándome ver a mi amado, no entendía la razón del porque no fue reconocido por mi y por los que trabajan aquí.

—Me costo Harls, me costo estar aquí, todos los empleados están amenazados. Nadie puede hablar así que no te preocupes...he sabido que esos malditos no te han dado buenos tratos, siento una gran rabia por ellos...

Sin pensarlo el Joker recorrió los pocos centímetros que nos separaban haciendo que nuestros labios se juntaran en un beso dulce pero a la vez posesivo. Se debía admitir que los dos lo disfrutábamos.

El deseo se hizo presente, y sin pensarlo dos veces empecé a quitar las molestas prendas que me impedía sentir el cuerpo de mi amado, pero para mi mala suerte él retrocedió rápidamente.

Mordió su labio inferior mirándome de pies a cabeza.

—No Harley, hoy no. Me debo retirar mi muñequita manejable, pero, hoy de termina todo esto, vendré por ti esta noche, preparate hermosa—dicho esto mi amado posiciono sus labios en mi frente dándome a la vez un tierno beso.

Se giro rumbo a la puerta y salio sin mas, dejándome sola, suspire pesadamente y salí rumbo hacia donde antes me encontraba.

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