#DrivingMeCuckoo

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— ¡Kendall, llegarás tarde a clases!

Me despierto al escuchar el grito de mi madre.

— ¡Pero mamá, es domingo!— respondo.

Tomo el peluche de Corious George que tenía en mi cama y lo abrazo, esperanzado de poder dormirme de nuevo.

— ¡Domingo fue ayer, ahora desentume ese culo que te cargas y levántate por que llegarás tarde a la escuela!

Tanteo en mi buró en busca de mi móvil. Cuando por fin lo encuentro, abro los ojos a lo más que puedo a ver que hoy es un bendito lunes. Lanzo a George hasta el otro lado de mi cuarto y tiro al suelo las cobijas con las que me protegía del frío por la noche. Miro hacia el piso en busca de mis pantuflas: objetivo no encontrado.

No me detengo a buscarlas bajo la cama o donde sea que estén y corro hacia el baño de mi habitación. Mientras hago del baño, comienzo a quitarme la playera y pantalón de la pijama, quedando sólo en boxer.

Posteriormente, cepillo rápidamente mis dientes, luego lavo mi cara. Corro y tomo cualquier prenda para ir a estudiar.

De repente y sin razón explicable, una erección surge en mi verga y las ganas de masturbarme me invaden.

— Será rápido.

Me quito el boxer y tomo mi miembro con mi mano izquierda y comienzo el movimiento de arriba hacia abajo. Con un poco de sudor en la frente, me retorcía en la cama por el placer. Sujetaba con fuerza una sábana de mi cama porque no me atrevía a dar gemidos altos. Cuando por fin me corrí, mi pecho se llenó de semen, incluyendo un poco de éste que cayó en la sábana de mi cama dejando una mancha. Al rato lo limpiaré.

Tomo mi boxer y con él limpio el semen en mi pecho desnudo, me lo coloco y posteriormente la ropa.

Bajo las escaleras corriendo.

— ¿Y Riley?— pregunto al llegar a la cocina.

Comienzo a buscar entre la alacena unas barras de fruta las cuales coloco en mi bolsillo después de hallarlas.

— Se fue sin ti— responde mamá.

Maldita traidora.

— No desayunaré, adiós mamá— digo mientras salgo corriendo por la puerta principal de mi casa.

Con la respiración entrecortada y el pecho frío por correr con la boca abierta, llego a la parada del autobús el cual se encontraba subiendo alumnos. Cuando el último de la fila subió, escuché como éste encendió su motor.

— ¡Esperen!— grité, provocando un ardor en mi garganta.

Pero mis gritos y señas fueron en vano pues el chofer decidió largarse.

— Motherfucker!

Una abuelita que iba pasando por allí me miró sorprendida. Yo le hice una seña para que siguiera su camino.

Chequeé la hora en mi celular. Tres minutos para que el timbre suene. Bien, Kendall, si corres muy pero muy rápido hay probabilidades de que llegues a clases.

En sus marcas, listos... ¡Fuera!

***

— ¡El profesor no me dejó entrar a clase!— me quejé.

Estábamos sentados en la cafetería. Como ya han de pensar... sí, llegué tarde. Lo malo de la vida es que el profesor que me tocaba es el más ruco y estricto de todos por lo que me negó la entrada a su clase. Pinche viejo desgraciado, ojalá y le revienten sus pelotas.

— ¿Sabes cuál es una buena solución a tu problema?— habla Brady mientras se come una papa frita.

Las ideas de Brady siempre son malísimas, pero ahora estoy abierto (jaja, estoy abierto) a sugerencias.

— Ya tienes 17 años, puedes hacer tu examen para conducir— dice con la boca llena.

Mis ojos brillan. Es cierto, conducir un auto me permitirá llegar temprano y me brindará popularidad entre el alumnado. Sé que soy popular, pero entre héteros sería de gran ayuda.

— Brady, por primera vez una idea tuya no es mierda.

Él finge limpiarse polvo falso de su chaqueta y luego se coloca una corona imaginaria.

— Espera, ¿aún no tienes licencia de conducir a tus 17 años?— pregunta Luke. Asiento y él estalla en carcajadas— ¡Eso es tan ridículo!

— Tú tienes 16 y tampoco la tienes— me excuso.

— ¿Y? Tú ya llevas más de un año y aún tomas el bús— se sigue burlando de mí. Brady y James se le unen.

***

— ¡¡¡FRENA!!!— grita Sabrina a un nivel más alto de lo que el estéreo de éste auto podría subir.

Yo piso el freno. Rápidamente, Axel corre hacia la parte delantera del auto y revisa si éste no ha tenido algún roce con el auto de a lado. Él nos levanta sus dos pulgares en señal de que todo está bien.

— Debes de estar mal de la cabeza para que manejes así— comenta Sab.

— ¡Auch!— me quejo— No debes de echarle toda la culpa al aprendiz, también hay que darle créditos a la instructora novata. Prefiero que tu novio— señalo a Axel— me enseñe, él debe de ser más bueno en muchos sentidos. ¡Sentidos que van desde lo que estamos haciendo ahorita hasta sentidos sexuales!

Sabrina me dedica una mirada amenazante, se quita el cinturón de seguridad y sale del auto. Le dice algo a su novio y él entra en su lugar.

— Veo que tu amiga del alma te enseñó muuuy bien— bromea.

— Ahora quiero ver como lo haces tú— digo con voz sexy añadiendo una sonrisa seductora, él me hace lo mismo.

Siento como si chocolate derretido cubriera mi corazón en este instante.

— Ahora, avanza con cuidado...

***

— ¡Lo logré!— grito alzando la reciente licencia de conducir que me han entregado.

Los chicos, que me esperaban afuera del lugar, me reciben con aplausos.

— ¡Ahora iremos al mall, y al cine, e iremos a comprar condones cuando no tengamos!— exclama Luke emocionado.

Le brillan los ojos por el sin fin de lugares a donde podremos ir ya que soy el único de los cuatro que tiene licencia de conducir. Sabrina tiene licencia, pero ella dice que le da "flojera" andar llevando gente como si trabajara de chofer o taxista.

— Calma, calma— le digo—. El taxímetro está contando...

Kendall: Love To A Guy 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora