PUPPET [ T#1 TERMINADA ]

PUPPET| Parte 1

Mi corazón se paralizó y me quedé estática, inmediatamente recapitule cada una de sus palabras en mi mente. Todos a nuestro alrededor se mantuvo inquieto antes sus palabras, su mano fue aflojando el agarre en mi brazo y empezó a sostener de ésta suavemente, mientras sus ojos sinceros empezaron a brillar.

Pero no podía ser perfecto.

Todos simplemente empezaron a murmurar aún más fuerte, ya o eran simple murmullos, se habían convertido en gritos de burla. Taehyung inmediatamente sintió el peso de sus palabras y cambió como quien cambia de zapatos.

—Pero no—  espetó sin más, soltándose de mí y alejándose para mirarme desde la perspectiva de los demás.

—¿porqué no?— Indagué tontamente, sabiendo la respuesta que me daría. Pero simplemente tenía la esperanza de que cambiaría algún día.

—Porque tu eres una tonta nerd— Sus ojos oscuros eran simples, su rostro gritaba lamentablemente lo que no quería decir, se veía y sentía melancólico.

O eso quería creer yo.

Un coro de sonoras carcajadas retumbaron en las paredes del salón, todos reían menos el, sin lugar a duda estaba siendo incontrolado por la satisfacción de la popularidad. La primera lágrima del día cayó por mis mejillas, mi corazón se rompió en mil pedazos por milésima ves, como todas las otras veces.

Así es como lo hacía siempre y cuando se veía acorralado, simplemente me destruía para permanecer ileso. Siempre hacía lo mismo, le gusta ver como mi cuerpo reaccionaba ante sus malditos encantos y luego me rompía sin más.

El juega contigo.

Caminé hasta mi pupitre con el alma en las manos y dejé los libros encima de este, el maestro de historia ingresó al salón y todos corrieron a sus asientos como si no hubiese ocurrido nada.

Pero Taehyung se había ido.

La clase empezó y traté de concentrarme en ella, pero me fue sumamente imposible, dado a que cada vez que taehyung se burlaba de mí, mi mente divagaba tan lejos como podía.

»—»Taehyung«—«

Hoy me levanté muy temprano para llegar antes que los chicos al Instituto, quería un tiempo a solas y necesitaba pensar. Desde aquel día que encontré aquella carta en mi casillero me dispuse a molestarla, pero a medida que pasó el tiempo algo extraño surgió en mí.

Ella se habia convertido en algo especial.

Mi tonto corazón latía a mil cuando ella simplemente se adueñaba de mis pensamientos, aún recuerdo la primera vez que la hice llorar como un tonto. llevaba un perfume a su casillero, pero se lo arrebaté de las manos y lo derramé en ella. Su fragancia era exquisita, una fragancia que sólo los priviligiados Ángeles tienen.

Simplemente soy un idiota por carecer de valor.

Subí a mi auto rápidamente y conduje hasta el instituto, una vez que llegué me maldije a mis adentros. Ellos habían llegado primero.

—¡Hey hermano!— me saludo Yoongi y los otros cuatro restantes se acercaron y uno a uno fue imitando  el saludo que acabábamos de hacer.

Nos echamos a andar por los pasillos hasta llegar al salón, y estuvimos ahí unos diez minutos hasta que vi a Lía entrar por la puerta y divisar su pupitre con esos hermosos ojos grises que escondía tras esos  lentes.

La chica con fragancia de ángel.

Mi loco corazón latió a mil nuevamente, no podía ser amor, tal vez era un sentimiento de remordimientos dado a todas las molestias que le he causado.

Tal vez si estoy enamorado, soy un cobarde por no enfrentarlo.

Me levanté de la silla giratoria del profesor donde yacía sentado perezoso a la espera de su llegada, y caminando con ambas manos en mis bolsillos me fui acercando a Lía.

—miren llegó la nerd— manifesté inclinándome un poco para estar a su altura, quería llamar su atención y efectivamente lo logré.

Logré que sus bellos ojos me miraran a través de esos molestos lentes, pero ella trató de evitarme y pasó a mi lado ignorandome por completo, como si fuese nada. Noté como los chicos me lanzaban una mirada de complicidad para que siguiera con el juego.

Un estúpido juego.

Jalonie de su brazo un poco más brusco de lo que pensaba, e hice lo que los chicos esperaban de mí.

—Te comieron la lengua los ratones ¿uh?— pregunté burlandome un poco más de ella

—Déjame pasar por favor— pidió titubeante y bajó su mirada hacia el suelo, quería parar, pero los chicos detrás de mí, viéndome, lo imposibilitaban.

—¿Porqué lo haría?—Indagué nuevamente— ¿Te pongo caliente?¿eh?— susurré las palabras sin pensar, de manera que los chicos emitieron un "uuuhh", y las chicas del salón empezaron a murmular unas con las otras.

Indagué recordando la pequeña carta que hace un año había dejado en mi casillero sin que me percatara, solo después del partido que tuvimos ese día fue que encontré aquel papel celeste doblado entre uno de mis apuntes. Y aunque en ella no había escrito nada perverso, tan solo me gustaba ver como sus mejillas se teñían.

—No es eso—  Sus ojos se fundieron en los míos y no pude evitar temblar por dentro, ¿porqué una simple mirada me descolocaría?

Simplemente estaba enamorado de ella, la manera en que sus mejillas se tornaban de un color rosa carmesí era jodidamente tierno, ¿acaso había una chica más bella que ella?

Era imposible.

—sé que todavía hago que tus Braga se mojen— me acercó a mi más de lo normal, quería tener ese aroma nuevamente presente en mi memoria, y con mis dedos acaricié la suave piel de su cuello.

—podríamos estar juntos, tu y yo — Sus ojos y su rostro sorprendidos fueron la evidencia de mis palabras.

la despojé de mi agarre y tan solo la sostuve suavemente, como había querido hacerlo. ya no eran burlas, todo se había vuelto sinceridad. Mis ojos se clavaron en los suyos como los de ella en mí, y de pronto todo a nuestro alrededor se convirtió en tormenta. 

Los gritos de burla y murmullos me acorralaron en mis propios pensamientos, mismos que sin pensar, me obligaron a dañarla aún más.

—Pero no—  simplemente dejé salir las palabras como si de un robot se tratase, solté su brazo finalmente y me alejé de ella, jutandome con los demás.

—¿porqué no?— Musitó con su voz en un hilo a punto de romperse.

Y me maldije de mil maneras.

—Porque tu eres una tonta nerd— Y al decir aquello no podía dejar de sentir como un puñal frío era clavado directamente hacia mi corazón.

Porque soy un maldito cobarde.

Un coro de sonoras carcajadas retumbaron en las paredes del salón, todos reían y yo me mantuve en medio, siendo parte del daño, viendo como ella era destrozada por mi culpa. Sintiéndome terrible al saber que solamente la perjudiqué para estar bien entre los demás, para poder estar cerca de ella sin que sospechen de mis sentimientos.

Pero ella estaba ahí, siendo más lastimada que yo. Por mí.

Tan solo quería huir, estar fuera de ahí. Sus lágrimas cayeron por sus mejillas y las mismas me quemaron el alma como si fueran las mías propias. Solo me alejé y la vi alejarse.

Debía acabar con todo esto, debía parar y pasar de esto.