Capítulo XXXII

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Notas:

Ya en la recta final solo les puedo decir que ante cualquier detalle que se me haya pasado, me disculpen.
Este es el capítulo más difícil que me ha tocado escribir. Demasiados detalles, demasiadas emociones, así que espero haberlo condensando bien.

¡Disfrutenlo!

...

XXXII

MAXON

No podía estar haciendo esto.
Era una tortura.

Aguardé detrás de la puerta mientras mi madre me sujetaba por el brazo. Debía haber sido al revés y yo sostenerla a ella, pero si la soltaba probablemente saldría arrancando o caería al suelo.

La necesitaba para no desmayarme.

Escuché la música y cerré los ojos.

—Aún estás a tiempo Maxon —me susurró ella viéndome de reojo—. No hagas esto...

Apreté los labios.

—Ya lo hablamos madre —dije bajito sin mirarla. Porque sabía que si hacía contacto con sus ojos me derrumbaría—, esto es lo correcto.

Ella respiró hondo. Casi podía decir que estaba enojada.

—¿Correcto para quién? —exclamó intentando controlar el tono de voz—. Yo aquí solo veo errores Maxon. Creí que después de todo lo que había ocurrido este año te casarías con...

—Ya, déjalo así, por favor...—supliqué angustiado. Recordar mi último encuentro con America me estaba matando lentamente. Al menos se había llevado un recuerdo tangible de mi amor por ella. Ya que lo nuestro jamás podría ser posible.

—Hijo... no estoy entendiendo nada...—su tono de angustia me rompió el corazón. ¿Cómo explicarle a mamá? ¿Cómo decirle que esta boda era un plan de mi padre para evitar los ataques del sur? ¿Cómo confesarle que él estaba liado con ellos? ¿Cómo revelarle todo eso sin matarla de tristeza?

Cerré los ojos y le besé la frente.

—No tienes nada que entender má...—le susurré—. Siempre amé...a Kriss...

Decir eso en voz alta me valió una entrada al infierno de los mentirosos. Creí que sería fácil fingirlo, pero si con solo mencionarlo la voz me había traicionado, ¿cómo iba a pretender por el resto de mi vida frente a todo el país que estaba realmente enamorado de ella?

Mi madre cerró los ojos con cansancio. Durante todo el día había estado acostada debido a un fuerte dolor de cabeza, incluso hasta pocas horas antes del inicio de la ceremonia.

Podía notarlo al ver sus ojos irritados y cansados, era razonable que le molestaran la luz y la música. Pero aún así se mantenía regia y erguida, como toda una reina.
No quería discutir con ella y tampoco darle más razones para que se pusiera peor. Suficiente tenía con todos sus problemas diarios, y sumarle a ello aquella decisión tan abrupta de casarme con Kriss en menos de una semana del último ataque, había sido un golpe bajo para su estado de salud.

Pero al parecer el argumento de que había estado a punto de perderla en el ataque y que habíamos recapacitado fue suficiente para convencer a mi padre y mi madre de oficializar la boda.

Él fue quien se vio más aliviado con la noticia y decidió duplicar la cantidad de soldados en el salón por si alguien se atrevía a detener la ceremonia.
Fue mi madre la que aún no podía comprender mi actitud. Sabía que no me creía, pero no podía dar explicaciones de nada.

Ya no había marcha atrás.

—Solo espero que seas feliz...—susurró mirando hacia el frente. Cuadró sus hombros y alzó en mentón con elegancia. Detrás de sus palabras se filtraba la rabia y la dureza por no poder hacerme cambiar de opinión. Sabía que le estaba mintiendo, que estaba haciendo algo que no quería.

La Única (COMPLETA)Where stories live. Discover now