Capítulo XXVIII

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Este capítulo es crucial para que comprendan para dónde va el final de la historia. Es muy emocionante porque se van desenredando poco a poco los cabos sueltos.
¡Gracias por el apoyo!

¡Disfrútenlo!

...

XXVIII

MAXON

America estaba desvariando. Desde que la había sacado del salón balbuceaba cosas. Algunas me inquietaron. No tenía cómo saber si eran ciertas o no.
Principalmente por lo que me había dicho antes de desmayarse en mis brazos.
Ella me quería. Me lo había dicho, me había besado. Pero no tenía cómo asegurar si estaba bajo los efectos de su desvarío.

Cuando la dejé sobre la cama dijo que tenía frío y que se iba a caer. Le toqué la frente pero no tenía fiebre, al contrario, estaba helada.

Comencé a preocuparme. Tal vez el estrés de lo acontecido durante el día sumando a eso el recuerdo del aniversario de fallecimiento de su padre le había pasado la cuenta.
La cubrí con una manta hasta la cintura y le di un beso en la frente antes de marcharme a buscar a Meridia.
Imaginé que las cocinas celebraban su propia navidad y no quería molestar, pero America no quería que Asher la revisara.
Poco antes de abandonar la habitación America liberó un lamento entre sueños y lo que dijo me heló la sangre:

"Tus hermanas... tus hermanas"

Cuando cerré la puerta y me asomé al pasillo el corazón aún me latía con fuerza. Me llevé una mano a la frente. ¿Acaso ella sabía que...? ¿La existencia de...?

No, no podía ser. ¿Cómo podría saberlo? Agatha* fue sentenciada como visita no grata hacía cinco años por mi propio padre cuando descubrió que colocaba veneno en las tiaras de mamá. No podía haberle contado a America, ni siquiera sabía que existía, y Brice seguía viviendo en Bonita.

Seguramente la fiebre la estaba haciendo imaginar cosas. Era la única explicación razonable para que America saliera con algo así.
De todos los secretos que existían en mi familia aquel era el único que no le había contado. No aún. Necesitaba tiempo y volver a ganarme su confianza. Era algo demasiado peligroso, especialmente para...para mi hermana.

Me alejé por el pasillo esperando que mi corazón se tranquilizara y bajé las escaleras en dirección a la cocina. La música del salón llegaba lejana, pronto sería media noche y todos se entregarían sus regalos.
A pesar de la decoración y el ambiente festivo no recordaba haber vivido una navidad muy animada, con excepción de cuando era muy niño y Santa Claus visitaba el palacio con una gran bolsa roja repleta de regalos.

Lamentablemente al crecer el juego terminó y la fantasía dio paso a una velada aburrida frente a un grupo de personas que solo asistían para ganarse el beneplácito de mi padre.
Me había jurado a mí mismo que cuando fuera rey la fiesta navideña sería la más alegre y colorida del año, tuviera hijos pequeños o mayores.
Si es que los tenía algún día.

Cuando iba a mitad de camino me detuvo una voz gruesa. Al voltearme erguí la espalda e incliné la cabeza.

-Ministro Cheng.

-Alteza -saludó. Me recorrió un escalofrío que intenté camuflar. Su voz, su postura, su... torso enorme como el de un camión me hizo dudar de mi integridad física. Cualquier paso en falso y con una sola mano sería aplastado como una mosca.

-¿En qué puedo ayudarlo? -pregunté amablemente. Él me sonrió. No podía saber si me lo había imaginado, pero a la luz tenue del pasillo sus ojos se veían amarillos. Como dos linternas a las que les quedaba poca batería.

La Única (COMPLETA)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin