Capítulo XIII

31K 1.8K 987
                                    


Como siempre muchas gracias por seguirme, por publicitarme y por hablar tanto de esta historia en redes sociales.

¡Son lo máximo!
Y si saben de alguna página donde estén hablando de La Única, díganme para hacerle seguimiento.

¡Disfruten del capítulo! :D

...

XIII

Le tomé la mano y la sentí tibia. Algunas asperezas recorrían su palma.
¿Por qué nunca la había visto en el palacio antes?

Su sonrisa era extraña, como si estuviera analizándome. Sus ojos curiosamente no eran tan oscuros como el resto de su piel y cabello. Tenían un matiz dorado, como el ámbar.

Se volteó hacia la mesa cuando me soltó y se sentó en una de las banquetas quitándole la revista a Marlee.

—¿Pudiste acabarlo? —preguntó mirando el puzle, Marlee negó con la cabeza.

—Es imposible. Apenas paso del nivel uno, no sé cómo me convenciste de hacer el tres —rió. Meridia levantó un hombro y con el lápiz comenzó a llenar los espacios.

—Ayuda al cerebro —dijo sin darle importancia.

Las quedé mirando un rato, al ver que ninguna me ponía atención decidí sentarme. No tenía planes de volver a mi habitación y mucho menos tener un encuentro furtivo con Maxon si se aparecía por los pasillos.

Meridia alzó una ceja cuando me senté. Erguí la espalda. Casi temí que para compartir espacio con ella debía pedirle permiso.

—¿Deseas un té? —preguntó. Marlee soltó una risita.

—Eh...está bien —acepté.

Dejó el puzle a un costado, apoyó los codos sobre la mesa y alzó una ceja curvando los labios. Me miró un instante. No pude despegar mis ojos de los de ella.

De repente me sorprendió poniéndose de pie con estrépito. Rodeó la mesa y se paró a mi lado.

—Dime el primer aroma que se te venga a la cabeza —pidió. Fruncí el ceño.

—¿Qué...?

—Lo primero que pienses —interrumpió.

Ni siquiera fue necesario.

—Eh... ¿albahaca?

Era el aroma que más olía en el ambiente. Las cocineras estaban preparando algo con pesto, no fue difícil pensar en ello primero. Con una sonrisa se alejó hasta el mesón donde descansaba un hervidor de agua. Abrió uno de los estantes y cogió un tazón gris.

La vi moverse por toda la cocina. Miré a Marlee, pero ella me hizo un gesto con la cabeza que indicaba que no hiciera preguntas.

Escondida en la camiseta de la mujer había una llave que colgaba de su cuello, con ella abrió un estante más grande y me sorprendí al ver una infinita cantidad de frascos. Leyó algunas etiquetas y eligió cuatro de ellos.
Al cabo de diez minutos tenía frente a mí un tazón humeante de té, solo... que no era lo que me esperaba.

Meridia se sentó otra vez frente a mí y me miró, esperando.
Al llevarme el tazón a los labios el aroma penetró en mi nariz evocándome como nunca a mi infancia. Recordé a mi padre, a sus pinturas en el garaje, a las risas de May, las bromas de Gerad, la comida de mamá, la voz de Kenna...Kota fue el único que no invadió mi mente.
Suspiré emocionada.

—Dios... huele a mi casa —susurré. Meridia apoyo el mentón en la mano.

—Entonces ¿le atiné?

La Única (COMPLETA)Where stories live. Discover now