—Bueno, ya me diste un bentley, es suficiente.

—Un bentley que ni usas. Ven, siéntate aquí —palmea suavemente el espacio a la par del sillón en el que está. Lo hago por curiosidad, quiero saber que es un regalo para él.

—¿Qué prefieres? ¿Un yate o un helicóptero? —pregunta, mostrándome ambos en una página de internet, enarco una ceja.

¿Esto es enserio? ¿Yo para qué puedo querer esas cosas? "Oe Natalie, vamos a comprar bragas de encajes" "sí, claro, vayamos en tu helicóptero" ¡Puff!

—¿Qué? Ninguno ¿Por qué no me regalas algo más normal? No sé, un oso de peluche, chocolates o rosas.

—¿Enserio? Eso no es un regalo, Alex —me mira, de la forma más natural posible ¡Claro que son regalos! Y son detalles pequeños pero los mejores cuando lo hacen como sorpresa.

—Oliver, yo no quiero que me regales ese tipo de cosas —es que también no entiendo por qué tenerlas.

—Cualquier mujer moriría por un regalo como este y ¿Tú lo rechazas? —él me mira intrigado, yo no soy cualquier mujer.

— ¿Yo parezco cualquier mujer? Para mí hay cosas más importantes que las cosas materiales. Dicen que el dinero no compra la felicidad y es cierto —miro fijamente sus preciosos ojos azules y tiene una ceja ligeramente arqueada.

—Pero compra este tipo de cosas, y es también felicidad –Oliver y su filosofía.

—Eso no es felicidad ¿Sabes que es felicidad? Tener a alguien que cuide de ti, alguien a quién abrazar, besar, amar, alguien que te ame incondicionalmente, alguien que esté contigo en las buenas y en las malas —sí, suena cursi pero es cierto —Tu puedes tener todo lo material que desees, pero te despiertas todo los días solo, no tienes quien cuide de ti, quien te diga que te ama, quien se preocupe por ti, tienes encuentros con chicas solo una vez ¿Y luego qué? todas esas chicas sólo están ahí por interés, alguna vez te has preguntado ¿Quién estaría contigo si no fueras Oliver Anderson? .

Él se queda pensativo por unos instantes sin decir una palabra, ni siquiera me mira, sólo observa hacia un punto de la habitación.

—Si quieres mostrarle a tu padre que eres un buen esposo, tienes que actuar como tu padre actúa con tu madre —ahí si reacciona y clava sus ojos en mí.

—¿Enserio quieres que sea así? Porque mis padres hacen muchas cosas que tu y yo no hacemos muñeca — ¿me llamó muñeca? —Y que tú no me dejarías hacerte, me querías matar solo porque te di un beso.

—¡Porque no me lo preguntaste primero! ¡No me tomas en cuenta! Y además depende que tipos de cosas son las que quieres hacer conmigo, porque puedo patearte el trasero.

—¿Lo ves? ¡Te conozco! —exclama, como el más obvio.

—No me conoces —Oliver simplemente sonríe.

—Te gusta la comida chatarra, el color negro es tu favorito, te gustan las comedias y las películas de terror, el Rock&Roll, sabes Kick-boxing, aparentas tener carácter fuerte pero eres bien cursi.

¿Cursi? ¿Yo? ¡Para nada! Sólo quiero conocer al hombre de mis sueños en un campo lleno de jazmines, que nuestras miradas se encuentren por casualidad en un atardecer y corramos en cámara lenta hasta fundirnos en un beso de amor con la canción "I will always love you" de fondo. Pero nada más. ¡Pufff! Algo muy normal.

—¿Cómo diablos sabes todo eso? —enarco una ceja, no es que tampoco sea recelosa con mi vida privada, pero tampoco me gusta que anden preguntando por mí a cualquier maníaco que puede contar que a los 12 años yo quería ser el Power Ranger rosa.

—Te investigué —por mi mente comienzan a pasar todo tipo de imágenes de hombres con gavardinas siguiéndome por todos lados.

—¿Como que me investigaste? —ahora siento temor, hasta en mi baño pueden haber cámaras, luego saldré en al saber que página porno bailando el Gangnam Style ¡desnuda! —¡Eso es invasión a la privacidad, Oliver!

Oliver simplemente ríe y me mira con sus cejas arqueadas.

—No te investigué, son cosas que he notado en ti estos últimos días—se recuesta en el espaldar del sillón y se cruza de brazos —¿Y tú que sabes de mí?

—Que tienes un carácter pésimo, que eres superficial y materialista, eres mujeriego, dominante y posesivo, haces las cosas sin consultar, no te importa si eso molesta o no, o si afecta o no, piensas sólo en ti todo el tiempo.

Oliver frunce el ceño y me observa intimidantemente. Se pone de pie de un salto y por un momento siento que me va a atacar, pero yo no pienso dejarme.

—¿Yo tengo carácter pésimo? ¿Quién es la que todo el tiempo está buscando como pelear? —me mira fijamente mientras está de pie —estoy intentando poner de mi parte para hacer esto funcionar un poco más de tiempo pero tú te molestas por todo, si yo no fuera con este carácter tú no me respetaras, y lo sabes, sólo porque te di un poco de confianza cierras mi laptop a la hora que se te da la gana, me gritas, me ofendes, si esto no fuera por mi padre yo no me casaría contigo.

Pues yo tampoco jefecito.

Se aparta de mí, molesto, poniendo una camiseta en su cuerpo, "vengo por ti mañana" —exclama, tomando su maleta.

—¿Dónde vas? — me pongo de pie —no puedes irte, tu hermano puede venir mañana.

Ni siquiera contesta, cierra la puerta a sus espaldas de un portazo, no sé si ir tras él y detenerlo, ¿Tengo que disculparme? Lo llamo varias veces y no contesta ¡No! él tiene que disculparse, tal vez tiene razón pero tampoco iré a buscarlo si eso es lo que él quiere.

Esposa de mi jefe © (Borrador de la 1era edición - 2016)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora