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Una semana pasó y Harry no pudo seguir retrasando su cita con la policía. Consiguió que las declaraciones, tanto suyas como de James fueran en una sala ahí en el hospital y no tuvieran que ser trasladados a la comisaría. La suya no duró más de cuarenta minutos pero a James lo retuvieron casi dos horas con la excusa de que al seguir internado sus declaraciones no eran muy fiables. Tuvieron que hacerlo varias veces para asegurarse de que no hubieran cambios en el relato de los hechos.

Cuando al fin lo soltaron James pidió que lo dejaran solo, incluso pidió a Harry que se fuera. No tenía mucho que hacer, sus heridas no estaban lo suficientemente sanas como para ir a casa, lo único que le quedaba era seguir ahí, y lo peor de todo es que últimamente tenía un humor del infierno.

Durmió la mayor parte del día, despertó cuando las enfermeras le hicieron cambio de vendaje, luego comió un poco de la sopa que una vez más le trajeron y se quedó dormido de nuevo. Al menos ya podía ir solo al baño, eso ya era algo.

Cuando despertó vio la noche a través de la ventana, y luego vio a Harry acomodado incómodamente en el sofá de la esquina. Se acurrucó de lado con un poco de molestia y permaneció ahí en silencio observando al mayor.

Harry significaba mucho para él, más que un amigo se había convertido en su pareja, y solo se conocían desde tres meses atrás. ¿Quién lo hubiera dicho? A pesar de que comenzaron con el pie izquierdo, James no pudo evitar enamorarse del hombre que vivía debajo de aquella armadura de hierro. Harry no era lo que los demás pensaban, y se lo había demostrado varias veces, no había forma ya de que lo que ellos tienen sea quebrantado. Ambos poseen un temperamento y un carácter totalmente contrario, eso es lo que los atrae tanto. James ama la forma autoritaria con la que siempre lo trata, intentando ser posesivo y dictador, pero a la vez tierno y cuidadoso. Siempre tocándolo lo más delicadamente posible, temiendo dañarlo o lastimarlo de alguna forma, eso era lo que le encantaba.

Si le preguntaran qué es lo que más ama de él, no podría contestar, porque no hay algo que ame de Harry. Lo ama a él.

-¿James?- volvió a la realidad cuando oyó su nombre y fijo la mirada en Harry quien intentaba liberar la tensión de su cuello -¿estás bien?- le preguntó

-Claro...-murmuró. El mayor se quedó mirándole durante varios segundos completos y se levantó del incómodo sofá para acercarse a él.

-¿Quieres decirme algo? Haz estado...distante últimamente- susurró Harry arrodillándose al lado de la cama

-¿Distante?- repitió y bajo su mirada sobre la mano de Harry en el colchón. Colocó la suya sobre la de Harry y le miró a los ojos de nuevo –Te amo- le dijo luego

Se sintió como la primera vez que lo decía, su pecho latió fuerte y sintió mariposas en el estómago. Harry le sonrió y beso el dorso de la mano que tenía sobre la suya.

-Te amo más- le aseguró. Y James se estremeció. Justamente. Tenía miedo de eso, de que Harry sintiera más por él que al revés.

Cuando se quedó dormido de nuevo Harry salió del cuarto y para su sorpresa encontró a Fabián recostado contra la pared, con una carpeta oscura y supo por lo que estaba ahí.

-Hey... ¿Qué haces aquí?- le preguntó intentando mostrarse sorprendido

-¿No lo sabes ya?- le preguntó éste con un visible mal humor

-No...no lo sé- le dijo

-¿En qué demonios estás pensando?- Fabián levantó un poco la voz y alzó la carpeta -¿Irte ahora?- le preguntó. Harry observó al cuarto de James a sus espaldas y tomando del brazo al otro lo llevó lejos de ahí -¡¿Y ni siquiera se lo has dicho?!- le dijo aún más enfadado que antes

Ríndete ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora