1

29.8K 1.8K 247
                                    

James corrió escaleras abajo. Ni siquiera dan las nueve de la mañana aún, y aunque es la segunda empresa donde le dicen que no necesitan sus servicios sabe que tiene mucho tiempo por delante para seguir buscando trabajo.

Su papa fue detectado con cáncer hacían apenas dos semanas, pero en el hospital seguían agregándole ceros a la cuenta y debía, de algún modo conseguir un trabajo que le permitiese pagar dicha cuenta y poder mantenerlos. La generosidad de la directora del hospital no duraría mucho y sabía eso.

La siguiente compañía accedió a una entrevista, era para un puesto de secretario, iban a abrir una nueva sucursal, era genial, incluyendo el pago, pero recién abrían dentro de dos meses, James no podía darse el lujo de esperar tanto. Lastimosamente.

Buscar trabajo a sus veinticuatro años nunca pensó que sería tan difícil, al menos agradecía haber terminado su carrera porque osino sería el doble de difícil, para alguien sin experiencia laboral es muy difícil conseguir empleo.

En la siguiente empresa pudo dejar su carpeta y le dijeron que le llamarían si tenían algún vacante. Las dos siguientes ni siquiera se molestaron en escucharle.

Cuando observó su teléfono ya eran poco más de las tres y ni siquiera había almorzado. Encontró un pequeño puesto de comida rápida y comió una hamburguesa un poco apurado, las empresas grandes cierran a las cinco y si no se apuraba perdería muchas oportunidades.

Corriendo cruzó la calle y se encontró con un edificio majestuoso, sabía perfectamente cual era pero nunca había estado delante de él y no podía negarlo, le intimidaba la altura del edificio.


Entro arreglándose el traje y sostuvo con fuerza su portafolios.

Estaba repleto de gente bien vestida, caminando de aquí para allá, todos caminando perfectamente igual y sin decir ni una sola palabra, era extraño. Se sentía como en otro mundo.

Las paredes eran de vidrio, como casi todo, y lo que no estaba pintado de blanco, habían pinturas colgadas y habían plantas en cada esquina.

De un momento a otro se sintió demasiado fuera de lugar. Tanto que quiso salir corriendo.

-Raimond Corp. ¿en qué puedo servirle?- volteó y vio a una mujer de cabello negro hablando por teléfono. Suspiro.

-¿Necesita algo?- otra mujer un poco más joven le saludo con una sonrisa y él tragó fuerte antes de hablar.

-Vengo a dejar mi currículum, estoy buscando trabajo y quisiera postularme...-

-suficiente- interrumpió la mujer. James se calló abruptamente y luego de la señal de ésta la siguió cerca de los ascensores -Con mucho respeto, no quiero herir tus sentimientos ni nada pero ésta compañía no es para ti-

-¿No es para mí?- James le miró confundido. ¿A qué se refería?

-Soy Ailen, he trabajado aquí por casi diez años, desde sus inicios, soy quien aprueba a cada empleado de ésta empresa y antes de que sigas perdiendo tu tiempo aquí, te estoy diciendo lo que va a suceder- sonrió como si fuera poco. A James le temblaron las manos pero sabía que sería poco profesional decir algo inadecuado.

-Necesito trabajo, y pasé todo el día de empresa en empresa, me han recibido muchos tipos de personas y me han dicho demasiadas cosas, pero usted...-

-Estoy siendo lo más sincera posible- le interrumpió de nuevo -Nuestros empleados, por lo general, son contratados desde que ingresan a la universidad, prestigiosas universidades, la mayoría del extranjero-

-¿Qué le dice que no he estudiado en el extranjero?- le preguntó ofendido.

Vio como lo analizó con la mirada y volvió a sonreír descaradamente.

-Podría citarte las cosas que me afirman y me confirman que no has estudiado en el extranjero, pero honestamente tengo trabajo que hacer. Esta empresa busca generar cada vez más jóvenes más y más capaces para emprender en el mundo laboral, jóvenes con posibilidades de emerger desde cualquier puesto, jóvenes con los recursos necesarios para solventar sus capacitaciones y usted, lamento ser yo quien le diga esto, pero usted claramente no es uno de esos jóvenes-

-¿Acaba de...?- a James se le cruzaron por la cabeza muchas escenas donde hería y lastimaba a esa mujer, pero solo respiró profundo y retrocedió un paso -Me alegro de no trabajar aquí- murmuro apretando los dientes y volteo enfurecido.

¿Cómo se atrevía?
Prácticamente le había insultado. A él y a todo lo que su padre había hecho para darle una buena educación.

-Mierda- se quejó al chocar contra algo. No algo...no, definitivamente no se sentía como algo. Cuando abrió los ojos que los cerró por el impacto, se encontró con un hombre elegante, no, era un Dios, sí, definitivamente lo era.
Su cabello negro estaba prolijamente peinado hacia atrás y su ropa no tenía ni un solo polvillo, ni una pelusa y sus zapatos, santos cielos. James podía verse en sus zapatos -Lo siento muchísimo, en serio...yo no...yo no veía, soy muy torpe, lo siento mucho- todo lo que lograba ver era a todo el mundo observándolos, sentía que su corazón iba a estallar y su rostro ardía de vergüenza. ¿Porqué nadie se movía?

-¿Tu nombre?- se relamió los labios al escuchar la potente y ruda voz del hombre. Al instante todos comenzaron a moverse de nuevo.

-James...Donnovan- pronunció y suspiró

-Aguárdenme un momento- escuchó decir al hombre y luego vio como éste buscaba su mirada -¿Te hiciste daño?- preguntó y James enrojeció más, si eso era aún posible. Tenía los ojos verdes más hermosos que había visto nunca. -¿James?-

-No- contestó rápidamente. Apretó su portafolios a su estómago y dejó escapar aire lentamente -Lo siento, yo estaba...me estaba retirando y...-

-¿A dónde ibas?- interrumpe y le causa gracia. ¿Acaso todos interrumpían ahí?

-A casa, supongo- susurra -Debo irme ya, de nuevo lo lamento mucho- se disculpó una vez más e intentó cruzar a su lado pero no dejaba mucho espacio entre la pared y su cuerpo.

-Soy Harry...-comienza a decir el hombre y James observa como le extiende la mano amistoso -Harry Raimond- vuelve a decir y James siente la increíble necesidad de tener una pistola para pegarse un tiro en ese mismo momento.

-¿Es...?- diablos. Claro que sí, el dueño de todo ese monumento - Que vergüenza...- jadea apartando la mirada

-¿Vergüenza? Una...extraña forma de conocernos diría yo-

A pesar de estar rodeado de gente, James solo pudo ver a Harry en ese momento.

-¿Viniste junto a alguien?- le pregunta apartando la mano luego de que James no la estrechó

-Venía a...yo...- no sabía si contarle o no -Vine a buscar trabajo- dijo finalmente y suspiró.

-Genial- repuso Harry y James le miró -¿Mañana para almorzar te parece bien? Ahora mismo tengo una reunión con esos hombres aburridos de atrás- James no puede evitar reír ante el comentario -Pero mañana al medio día definitivamente estaré libre, ven a las nueve y media y hablaremos para hacer algo de tiempo-

-Yo...-

-Si no puedes solo dímelo-

-¡No!- sonríe inconscientemente -Le agradezco- le dice y el otro solo asiente

-Camine con cuidado- bromea Harry retrocediendo y como despedida.

James no pudo apartar la vista de Harry hasta que salió junto con los demás hombres por las grandes puertas de vidrio. Era increíblemente atractivo, lo erá y a James le encantaba. Le gustaba todo de él.






Ríndete ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora