—No lo vuelvas a hacer ¡No se te ocurra!

—Lo prometo.

Me mantengo con Peeta hasta que me calmo y entonces me limpio las pocas lágrimas de mi momento de debilidad y veo el cielo: es hora de irnos. Caminamos de vuelta a la alambrada sin hablar, sólo algún halago acerca de que sus tiros fueron bastante buenos para ser la primera vez que lo hace y sus respuestas que logran sonrojarme como «Eso es porque tengo a la mejor maestra» o «Por favor, Katniss, nadie se compara contigo, en ningún sentido, eres única...». Debo admitir que eso último me ha descolocado un poco.

Ya en el distrito paso a vender las cosas al quemador, la gente se extraña al no verme con Gale, pero igual me compran. Saben perfectamente que algo anda mal, nunca vengo a vender presas sin Gale conmigo y si lo he hecho, ha sido en ocasiones que puedo contar con los dedos de una mano.

Me quedo con cuatro conejos y una ardilla, paso a casa de Hazelle y le doy tres conejos, yo me quedo con uno, y la ardilla es para Peeta.

En la tarde, después de las clases, dejo a Prim en casa y me voy a la panadería para comenzar con mi trabajo, que de trabajo tiene poco: desde que Peeta y yo hemos aprendido a convivir, me la paso hablando con él, bueno, más bien él habla conmigo y yo sólo asiento, pero me hace el rato ameno. Cada cierto tiempo llega con una bandeja nueva de panes o galletas y de vez en cuando me deja probar uno, esto es casi un lujo que no podría permitirme ni en años, pero Peeta me lo ha dado, y aunque no lo sepa y no se lo diga, lo valoro y lo agradezco.

Me entristece pensar en que no voy a poder cumplir nuestra promesa, lo que cacemos en el bosque no dará abasto para todo lo que se necesita, necesito las teselas. Ya enfrentaré a Peeta cuando mi nombre salga en la cosecha y me mire molesto o cómo sea que se sienta en ese momento. Tal vez tendré que armarme de más descaro del que ya tengo y pedirle que cuide de Prim si no vuelvo, y que le ayude a Hazelle a buscar un buen trabajo para que pueda mantener a Vick, Posy y Rory.

...

Esta mañana he salido antes de lo normal para poder ir a ver a Hazelle, tengo que tomar nota de lo que les hace falta, y de paso ver cómo están ella y los hermanitos de Gale. Hace bastante frío, debería traer algo de leña del bosque o podría conseguir carbón, el problema es que al que le daban buen precio por él era a Gale, ni siquiera sé qué ofrecía a cambio del descuento... en fin, ya iré más tarde, tal vez lo estén dando más barato porque mañana es la cosecha. Ojalá.

Llamo a la puerta y se abre después de unos segundos, Rory está parado frente a mí.

—Hola Katniss. —Se talla los ojos, y la última sílaba de "Katniss" la dice en un bostezo.

—Linda pijama, Rory. —Intento sonar bien... ¡Pero es imposible! Hace poco que no lo veo, pero aun así ahora que lo hago, puedo notar lo parecido que es a Gale: las mismas cejas pobladas, el cabello castaño, la piel oliva, sus manos grandes y fuertes, incluso parecen ágiles... es igualito a Gale cuando era de su edad.

—Pasa.

—Gracias.

Cruzo el umbral de la puerta y él lo cierra tras de mí, tomo el camino que ya conozco hacia la cocina, donde sé que estará Hazelle.

—Hola, vengo a ver qué necesitan. Mañana es la cosecha, hay que tener reservas por cualquier cosa.

—No es necesario Katniss, en verdad, ocúpate de tu familia.

—Es que eso ya lo hice, además, Gale y yo tenemos un trato, no pienso fallarle. Por favor, necesito saber qué les hace falta, iré al quemador esta tarde antes de pasar a la panadería.

HARINA Y POLVO DE CARBÓNWhere stories live. Discover now