Al entrar varias personas me reconocen, pero al ver que no traigo nada que vender continúan con lo que estaban haciendo antes de que apareciera. El puesto de Sae está vacío, sólo está Darius... ¿y Peeta Mellark? Es extraño verlo por aquí, nunca viene si no es para conseguir harina de vez en cuando. De cualquier forma, me siento a comer.

—Gracias por las presas de hoy, niña —agradece Sae, extendiéndome un plato de famosa sopa, yo la acepto con gusto. Es parte de la paga por la carne fresca.

—¿Qué pasa hoy, Katniss? —pregunta Darius.

—Ya sabes, lo normal.

—¿Cuándo me darás el placer de acompañarte uno de estos días después del colegio?

—Nunca —me burlo.

—Oh vamos, Katniss, Gale no se molestará.

—Calla y traga, Darius.

—No quise exponer a tu novio, lo siento. —Se me borra la sonrisa de la cara.

—¡No es mi novio! —espeto molesta.

—¡Ah! ¡No esperarás que nos creamos eso! Vamos, dile muchacho. —Le da un codazo a Peeta Mellark, este se remueve incomodo—. Todos sabemos que hay algo entre ustedes aquí: te acompaña a caminar por la Veta, pero nadie sabe qué harán en el bosque mientras nadie los puede escuchar...

—No la molestes —habla Peeta, sereno.

—Oh, ya veo, Katniss tiene otro novio... —Sonríe pícaramente.

—¡Él no es mi novio! ¡No tengo tiempo para tonterías! Ahora, dime, ¿sabes de alguna oferta de trabajo?

—Bueno, no es un trabajo, y mucho menos es un servicio bien pagado, pero...

—No pienso tocar la puerta del viejo Cray. Otra.

—Bien, bien... Escuché que Haymitch busca un ama de llaves...

—No sé limpiar y no me dan ganas de estar con un borracho todo el día.

—Bueno Kat, es trabajo, no hobby; hay que hacer sacrificios. La paga lo vale ¿no? Piénsalo, el dinero significa el estómago de tu hermana lleno, y un bonito suéter para el invierno...

—Estamos buscando a alguien que atienda en la caja —habla Peeta, después de tragar con dificultad la sopa de Sae, está le fulmina con la mirada y le dice que coma—. Mi madre la atiende normalmente, pero se le ha metido en la cabeza que está harta de nosotros y que quiere su propio dinero. —Señala con la cabeza un puesto escondido de telas y suéteres de lana, allí está su madre, tejiendo un suéter de mala gana—. ¿Por qué no vienes esta tarde para una prueba? Sabes dónde es.

Me le quedo viendo sin decir nada. Peeta termina su comida en silencio también.

—Gracias por la comida, estaba deliciosa. Provecho.

Sin decir nada más se levanta y se va.

—Ese niño gana bastante bien por pintar letreros de negocios, le he dado dos sopas gratis por pintar el mío. Además de unas monedas, claro —dice Sae.

Eso explica qué hacía Peeta aquí, aunque teniendo todo ese pan recién horneado... ¿por qué venir por sopas de perro salvaje? Bueno, se supone que la receta es un secreto, pero no lo es para quien vende los ingredientes (que en este caso somos Gale y yo)... El padre de Peeta, el Sr. Mellark, a veces me compra ardillas...

...

Más tarde hago lo que Peeta me dijo y voy a la panadería. Paso los demás locales, suspirando al ver la tienda de caramelos, desearía poder comprarle algunos a Prim, siempre comenta lo deliciosos que aparentan ser los de menta...

HARINA Y POLVO DE CARBÓNWhere stories live. Discover now